Hay una razón científica sobre por qué siempre nos ponemos lo mismo

Una vez más, tu madre tenía razón

Por Blanca de Almandoz

“¿Otros? ¡Pero si ya tienes unos iguales!” No importa cómo de especiales te parezcan tus nuevos vaqueros, tu último jersey de ochos, aquellos botines negros que parecían como todos los demás pero que no lo eran o la enésima camiseta blanca –sí, cada uno tenemos nuestra fijación-. No importa cuánto te hayas enamorado, ni lo única que se te antoje tu más reciente adquisición porque, una vez más, tu madre tenía razón. Y puedes llevarle la contraria tanto como quieras pero hay un motivo científico que respalda su teoría de que, aunque no quieras darte cuenta, siempre acabas llevando o comprando lo mismo.

VER: ¡A ELLAS TAMBIÉN LES PASA! INFLUYENTES QUE SON FIELES A SU ESTILO

Dice el doctor Tom Waller director de Whitespace, el laboratorio de innovación de la marca Lululemon, que nuestro sistema nervioso interviene directamente en la forma de vestimos cada día. Afirma que no se trata de una decisión fortuita y que la vista no es el único sentido involucrado en esta elección. Es decir, no sólo es importante que nos favorezca el tono o que las prendas queden bien entre sí, también el material, la presión que ejerce sobre el cuerpo, el tacto sobre la piel… Todo lo que él llama ‘la ciencia de las sensaciones’ guarda un papel decisivo a la hora de buscar una respuesta al eterno “¿qué me pongo hoy?”

Para convencernos, durante una de sus charlas TED, propuso un sencillo experimento: “mira a tu alrededor, escoge a una persona e imagínate llevando su ropa. ¿Tendrías calor? ¿Frío? ¿Te verías raro?” Efectivamente, lo más probable es que te sintieras incómoda porque aunque esa persona sea cercana en tu entorno, tenga algo en común contigo (aunque sólo sea que frecuentáis la misma cafetería o línea de metro) y esté expuesta a las mismas tendencias que tú, hay una razón cognitiva que interviene en la elección de la ropa. Y es esa subjetividad que hace que te gusten unos zapatos que tus amigas no entienden, que te veas incapaz de desprenderte de tu sujetador favorito aunque ni siquiera estés segura de que sea el que mejor cumple su función, que consideres que tus pantalones alcanzan la rigidez perfecta después de unos cuantos usos y que te fijes siempre en el mismo tipo de ropa.

A veces es un color fetiche, a veces es una prenda salvavidas –todas somos Kate Middleton con sus varios pares de tacones iguales de L.K Bennett– o una tendencia que te obsesiona – ¿cuánta ropa peluche (sudaderas, bolsos, abrigos) has comprado ya? – y a veces es un look completo. Como la chaqueta de Angela Merkel o los vaqueros con jersey negro cuello de cisne de Steve Jobs.

Dicen que los grandes líderes siempre visten igual porque no quieren perder el tiempo tomando decisiones frívolas pero lo cierto es que han encontrado aquello que les funciona, que les hace sentir bien y que les permite ser ellos mismos. Exactamente igual que tú con esos vaqueros o ese jersey que has comprado en diferentes colores. O esa ‘chupa’ de cuero que es igual a otra que tenías…Pero un poquito distinta. Repetimos aquello que nos hace sentir seguros, con la ropa como con los hábitos en la vida diaria. ¿Tú también entras siempre en el mismo baño de la oficina? ¿U ocupas el mismo sitio en la biblioteca o el autobús?

Mathilda Kahl (@trilldill) lleva desde haces tres años el mismo “uniforme” al trabajo. Empezó como una directora de arte en la agencia de publicidad Saatchi & Saatchi harta de someterse a la frustración diaria de escoger modelito y continúa como creativa en Sony Music con mucho menos estrés desde que se decidió a simplificar su día de esta manera. Su récord (720 días yendo a trabajar con la misma ropa incluso embarazada) ha sido bien documentado en Instagram donde acumula más de 20K seguidores y el motivo que la impulsó a hacerlo no fue el de construir un armario cápsula para ahorrar en dinero o espacio sino más bien en preocupaciones e invertir en felicidad. Lo que ha llevado a Mathilda a vestir siempre igual es su bienestar, nada más.

 

Otro ejemplo que propone Waller es el de las jugadoras de volley playa que siempre se ajustan su ropa antes de salir a competir. Podría verse como un fallo del diseño porque se diría que no se sienten lo suficientemente cómodas con lo que llevan puesto, pero en realidad se trata de un gesto para ganar en seguridad. “Los humanos son una especie muy interesante, concluye, necesitan un ritual”.

Incluso tú que pensabas que no tenías manías, que tu armario no seguía ningún patrón específico y que te cuesta trabajo definir tu estilo porque no crees que pueda encasillarse dentro de una única categoría. Tú también tienes un uniforme de superheroína (o varios) con el que, tú no lo sabes pero tu subconsciente sí, te sientes invencible, te sientes tú misma. Así que la próxima vez que tu madre  o tu amiga te pregunten “¿otro?” responde que hasta superwoman necesita varios trajes iguales para salvar el mundo.

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