Hablamos con Mirela Balić, la actriz que va a revolucionar 'Élite', cuando su vida está a punto de cambiar

La intérprete de raíces serbocroatas se incorpora a la séptima temporada de la serie, que se estrena en Netflix el 20 de octubre

Por Amaia León

En una época en el que mantener la atención en una pantalla más de 15 segundos parece todo un reto y cada noche cenamos algo distinto a golpe de swipe, que una serie alcance la temporada siete resulta casi tan imposible como que 40 millones de personas de comprometan con la misma trama. Pero Élite ha conseguido ambos logros. El próximo 20 de octubre, Netflix estrenará la séptima temporada sobre los alumnos de Las Encinas, mientras sus protagonistas ruedan los siguientes capítulos. Por las aulas de este colegio de todo menos clásico -solo hay que ver cómo personalizan el uniforme todas las chicas- han pasado nombres ahora tan conocidos como María Pedraza, Miguel Herrán o Ester Expósito. Esta entrega mantiene como protagonistas a Valentina Zenere, Carmen Arrufat y Andrés Lamoglia, entre otros, pero, aparte de más tensión que nunca, incorpora en su reparto intérpretes ultra consolidados como Maribel Verdú, Annita o Leonardo Sbaraglia. Y también otros jóvenes actores y actrices a los que está a punto de cambiarles la carrera. Entre estos nuevos fichajes, una pelirroja que quizá te suene de Cristo y Rey, Tú también lo harías o Zorras y cuyo nuevo papel no va a dejar indiferente a nadie: Mirela Balić da vida a la irreverente Chloe y, entre toma y toma, habla con FASHION acerca de cómo vive estos días previos a que el fenómeno Élite revolucione su vida.

- Cómo las protagonistas de ficción romántica se han convertido en las nuevas chicas de moda

Lo primero, enhorabuena por haber entrado en el reparto de 'Élite'. ¿Sabes que tu vida puede cambiar radicalmente el viernes 20, cuando salgan la nueva temporada?

Bueno, eso dicen, ¿no? Siento como que todo el mundo me pregunta o afirma que "el 20 de octubre de repente se abrirá el cielo y caerá un foco sobre ti". Hombre, es una serie internacional que ven 40 millones de personas. Entonces algo de repercusión, de cambio, habrá. Pero es positivo y maravilloso porque cuantas más personas puedan seguir mi trabajo, mejor. Al final, un actor no es nadie sin un espectador. Y yo estoy arraigada a mi día a día y al presente en el que estoy a gusto, así que estoy tranquila. 

¿Qué es lo que no te gustaría perder de la 'Mirela pre-Élite'?

La intimidad me parece algo muy importante que preservar. Pero también, por otra parte, yo siempre soy muy extrovertida y que alguien me pare y me diga "¡Qué maravilla tu trabajo!", no es algo que me importe. Pero entiendo que puede haber días que no te apetece y que me quiero bajar a comprar el pan tranquilamente, ¿no? Y en general te diría que, con Élite o con cualquier serie que pueda tener importancia vital, lo más importante para mí no es perder algo, sino no perderme a mí. Suena muy intenso, pero creo que que mi mayor miedo sería perderme a mí misma, no estar conectada, no estar en mí, no saber qué hago, quién soy... Todos hemos pasado por ahí, pero a mí me ayuda estar cerca de mi red de amigos, que son mi familia. Me rodeo de la misma gente desde hace 25 años y son quienes me mantienen en tierra. O sea, que si es pierdo la humilidad, que sería bastante raro en mí, me la recuerdan mis amigos; eso sin duda. Es muy importante tener ese entorno. 

En 'Élite', Maribel Verdú interpreta a tu madre. ¿Cómo ha sido trabajar con ella?

Maravilloso. Yo llevo viendo a Maribel desde que tengo 12 años. Nunca he sido fanática de nadie, pero si tuviese que elegir de quién soy fan, elegiría a Meryl Streep como referencia fuera de España, y dentro de España, a Maribel Verdú. Cuando me dijeron "tu madre es Maribel Verdu", me caí para atrás, colgué y volví a llamar para decir "perdón, ¿te he oído bien?". Inevitamblemente sí que tenía un poco de fandom dentro y el miedo de nos llevaremos bien. Pero Rubén, nuestro productor de Élite, me dijo que éramos "una bomba las dos". Y efectivamente, hasta hemos llegado al punto de que nos llamamos madre e hija en la vida real. Trabajar con ella es un placer, es una actriz muy generosa y te lo pone fácil. Yo siento que con ella es como que no actúo, me divierto. Es un regalo.

¿Y con qué otro actor o actriz de la serie has sentido también un 'feeling' especial? 

Me cuesta porque todos son un amor, de verdad. Son todos muy buena gente, muy buenos niños, cada uno tiene como algo de su personalidad distinto. Pero no sé, con Valentina [Zenere] me llevo muy bien porque estamos muy locas las dos. Andrés [Lamoglia] es divertidísimo, Fernando Lindez es como mi hermano pequeño... pero la verdad que con todos, con Cármen Arrufat, con Nadia [Shanaa] también, un poco con todos. Con Gleb [Abrosimov] tengo una química brutal y hemos rodado bastante juntos.

En el futuro, ¿con quién te gustaría trabajar? 

Uy, buena pregunta. Yo ya he dicho que, en mi contrato, quiero firmar que de aquí en adelante, siempre quiero trabajar con Maribel Verdú (se ríe). Me gustaría rodar con Bayona. Con Lynch, si nos vamos ya a lo grande. Alguna locura de Gaspar Noé o Lars von Trier me molaría... Y bueno, tengo una larga lista. 

- Viajamos a Ibiza para hablar con el diseñador del vestido de cristales español que conquistó Netflix

Tanto en 'Élite' como en tu anterior serie, 'Zorras', interpretas a chicas libres, que disfrutan de la vida y viven sus relaciones como les apetece. ¿Por qué crees que es importante que se lancen estos mensajes desde la televisión?

¡Buf! Aquí puedo abrir un melón, tengo muchas cosas que decir... Me hace gracia (sin juicios extraños, que no se me malinterprete) haber rodado Zorras y después Élite porque tienen mucho en común pero también tienen una cosa muy de antítesis. En Élite se presenta el sexo de una manera que puede ser bastante tóxica, pero es una realidad que necesitamos también mostrar. Partimos de la base de que Élite no es una serie moralista, evidentemente es una ficción, y mi personaje está construido a partir de que ella no sabe liberarse de otra manera que no sea a través de la atención y de la autovaloración de otros, lo que es un problema muy grande. Chloe tendría que ir a terapia, quitarse traumas y entender que con ella misma es suficiente. La antítesis es Zorras, que es el proyecto que más me ha gustado grabar y es una revolución sexual porque muestra todas las realidades de cuerpos y relaciones. Yo siempre he dicho que ojalá mi yo de 13 años hubiera visto una serie como esa para, probablemente, haberme quitado un millón de complejos, como por ejemplo el de tener el pecho pequeño.

Tú empezaste en la música, ¿por qué la cambiaste por la interpretación?

Como dice mi padre, "la niña de un escenario no se iba a bajar". Toda mi familia son músicos clásicos de Serbia y Croacia. Mi madre es chelista y, aunque yo realmente quería tocar el arpa, empecé a tocar el chelo y el piano. Y cuando iba a entrar en grado profesional fue como "wait a minute, yo no sé si quiero ser chelista profesional". Y ahí entró un profesor al que amo a día de hoy, de lengua, en mi instituto. Tenía mucha pasión por el teatro y por educar. Creó un grupo de teatro que lo petó. Íbamos cada año a certámenes y ganabamos premios... Yo hice Mariana Pineda, de Lorca, y suena a cliche, pero de verdad que a mí me pasó lo de actuar y de repente, no sé, tener como una iluminación absoluta de "¡uy! Esto es lo que quiero".

Además de actuar, ser actriz implica promociones, alfombras rojas, festivales, eventos... ¿Disfrutas esa parte de tu profesión?

La verdad es que sí. Disfruto el mundo de alfombras rojas, premieres, vestirme... Me encanta. Además tengo a mi compañero de vida, Luke [Martín], que es como mi estilista y mi todo. A mí me gusta mucho la moda y a él también, y tiene bastante experiencia. Entonces nos volvemos locos. Y luego el mundo de maquillaje me flipa. Ahora, cuando lo haces bajo estrés, en plan de "esto es para mañana y no tengo que ponerme...", la verdad es que ahí, a veces, quiero morirme. Pero creo que, como todo, hay que tomárselo con calma. Y bueno, no hace falta ir a todos los eventos. Hay que saber seleccionar y estar donde te conviene estar. Y aprovechar lo bueno que tenga todo eso. 

¿Qué opinas de que a los actores y actrices hoy se os pida también casi que seáis 'influencers'? 

Pues a ver, opino mal, la verdad. ¿Qué quieres que te diga? Esto es otro melón con el que he discutido un poco con mi chico, por ejemplo, sobre todo en torno a los nepo babies. Y claro, ahí hay una discusión grande. Por ejemplo, si yo hubiera elegido ser músico. Con el piano no, pero con el chelo sí era buena y a veces pienso que si hubiera seguido la carrera, probablemente podría ser muy buena. Y aún así me tacharían de "claro, es que eres la hija de Suzana Stefanovic, que es un capo en la música clásica". No te puede quitar el talento el hecho de que seas hijo de alguien. Y también existe el otro lado: gente que tiene mucho talento, que se ha pasado diez años de castings y no se come ni una papa, mientras que el que tiene contactos, igual se posicina más fácil. Pero al final pasas por un casting, hay una prueba donde se ve la verdad.

Ahora, esto de "necesito que tengas 500.000 seguidores para presentarte al casting", es como, vale, muy bien, entonces, ¿para qué me has servido a mí cuatro años de carrera? Porque entonces me hubiera puesto hace cinco años a hacerme vídeos. Y en absoluto quiero meterme con el mundo de influencers, porque yo tengo muchos amigos que lo son y conlleva un gran curro detrás. 

¿Tú te sientes como cómoda compartiendo cosas de tu vida privada en redes? ¿O cuidas muchísimo que publicas para preservar tu intimidad? 

A mí me gustan las redes, pero creo que la privacidad es una decisión de cada uno y parece que a todos se nos ha ido un poco la olla y ha dejado de existir, ¿no? Esta generación es como que viene de base con una necesidad de exponerse. Yo comparto cosas no para exponerme, pero sí para que la gente no se olvide de que soy una persona. Yo también tengo amigas, yo también me voy a unas fiestas de pueblo; también tengo un novio, o puedo dejarlo con mi pareja y tener otra. Además, hoy en día, es un currículum y comparto dónde estoy actuando o qué series estoy haciendo. Y claro, al pasar de tener 3.000 seguidores a 36.000, ahora sí he empezado a preguntar a mis amigos o a mi pareja, "¿puedo colgar esto? Porque sales tú y puede que después aparezcas en otro perfil". Lo hablé con mi chico, que trabaja de cara al público, pero de alguna manera se mantiene bastante en el anonimato. Un día, subí una foto, salió en tres cuentas de fans y le dije, "mi amor, esto igual no te gusta...". Y me dijo, "no me importa, está bien. El día que me importe, te lo digo".

Ahora que hablas de tu pareja, él es tatuador pero tú no tienes tatuajes. ¿Por qué?

Esta pregunta no me la hagas (se ríe) porque si fuera por lo que quiero, ahora mismo sería otra persona distinta y llevaría un full body [tatuaje completo en todo el cuerpo]. Las piezas que quiero son gigantes, empezaría por el muslo, luego me daría "toc" y necesitaría en el otro... y terminaría full tatuada. Así que, por ahora, no me voy a hacer. Llevo tantos años manteniendo esto, me da mucha rabia y más teniendo un novio tatuador, pero es que hay castings a los que no puedes presentarte si tienes tatuajes.

Aparte de no tener tatuajes, ¿sientes presión por tu físico a la hora de trabajar?

Esto es un tema importante. Hablo con muchos actores que se obsesionan con "tengo este papel, me tengo que poner más fuerte que nunca". Yo en Élite 7 creo que es el momento en el que, digamos, me he visto con más peso en relación con otros momentos en los que igual me he sentido más cómoda con mi cuerpo. Y ha sido un poco como "soy muy libre, estoy muy trabajada, no me importa y el cuerpo mola así tal cual es, ¿no?". Y te da el punto de venirte arriba, pero también te puede dar el día de mirarte en el espejo y verte mal y decir "qué horror". Y ahí es donde yo intento hacer un esfuerzo grande y meditar. Se nos va mucho la olla con la imagen de nuestro cuerpo, no puede ser que, porque me exponga, esto me importe y cuando no me expongo, no me importa. Hay que cuidarse siempre.

Yo intento meditar en lo posible, hacer ejercicio en lo posible, comer sano, hacer ayunos, desintoxicarme... pero soy un ser humano y la constancia me cuesta, y rodando es muy complicado mantenerla. Engordé unos 5 o 6 kilos porque duermes poco, comes tarde y mal... Pero cuando me veo siento por eso, me miro al espejo, me echo la bronca y digo "tienes dos pies, dos manos, estás sana, punto". Es trabajo nuestro diario decirlo: "estoy bien, estoy sana". ¿Quieres adelgazar? Hazlo. ¿Quieres engordar? Engorda. Pero hay que también ser conscientes y si estamos sanos, hay que aprovecharlo y dejarnos de tanta tontería. Es cuestión de normalizar tu problema. Todos los problemas y los dolores y las carencias son lícitos, simplemente tenemos que ver cómo podemos enfocarlos y cómo podemos trabajar en ellos.

Agradecimientos a Ángela Cariddi Management.

Más noticias sobre:
Últimas Noticias