Hay un meme en internet que dice que Brad Pitt siempre viste igual que sus parejas, pero nosotras sabemos que existe una excepción para toda regla. El actor ha tenido unas cuantas novias, todas conocidas y tan FASHION que no podemos elegir una favorita: Angelina, Jennifer, Gwyneth... Tienen algo que las define y las hace únicas, y cada una marcó una etapa distinta de la vida de este eterno galán de Hollywood. Solo se casó con dos, sin embargo, y esta última, la actriz de Shakespeare enamorado y fundadora de Goop, se arrepintió de ello durante ellos. Su sueño era vestirse de blanco.
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Gwyneth Paltrow, la novia de Brad Pitt que siempre vestía de blanco y nunca pasó por el altar
Está claro que en aquel momento no existían redes sociales y las influencers llegaban a nosotros a través de las revistas, el cine y la televisión: supermodelos, actrices o cantantes, entre las que tiene un lugar destacado Gwyneth Paltrow, pusieron su granito de arena para, a día de hoy, contar la historia de cómo se vestían las prescriptoras de estilo en los años 90. Si nos guiásemos por la hemeroteca de esta esbelta rubia, ganadora de un Oscar, podríamos decir que aquella fue la década de los lenceros blancos, y no estaríamos equivocadas.
Esta prenda de tejido satinado se inventó para ser llevada únicamente dentro de casa o, en su defecto, debajo de la ropa de calle. No fue sino hasta los 90 que el llamado slip dress se impuso como un básico más de nuestro armario cápsula.
En abril de 1995, acompañó a Brad Pitt a la premier londinense de Leyendas de Pasión, donde se presentó a la prensa, por primera vez fuera de Estados Unidos, como la novia del galán más solicitado de Hollywood. Seven todavía no se había estrenado y, por tanto, ella era una desconocida, la última conquista del actor, aunque ambos estaban perdidamente enamorados y no tenían miedo de decirles a los inclementes reporteros del corazón que lo suyo iba en serio.
Por si quedaba alguna duda, Gwyneth ya se encargaba de dejar claro por que era la única mujer en el corazón de Brad. El blanco impoluto que suele estar reservado para las novias, ella lo lucía con orgullo e ilusión, todo con el patrocinio de Calvin Klein, que hizo de ella su musa.
Tanto en la MET Gala de 1995, bajo la temática "Alta Costura", como en la premier de su película Jefferson en París ese mismo año, Gwyneth se decantó por vestidos blancos de muy similares, también de Calvin Klein, aunque el segundo guarda incluso más similitudes, por su corte al bies y el tejido satinado.
Si bien hay que tomar en cuenta su rol como embajadora de la firma estadounidense, pilar del minimalismo de los 90, resulta cuanto menos curioso que luciera una y otra vez el mismo estilo de vestido. Quizás era el registro en el que se sentía más cómoda, ya que, al fin y al cabo, apenas se estaba acostumbrando a la fama. Quizás, no obstante, había otro motivo detrás de estas elecciones, y estaban mejor calculadas de lo que se pensaba.
Un "ángel" con lenceros de Calvin Klein
En los Globos de Oro de 1996, durante su discurso de aceptación como mejor actor de reparto en 12 monos, Brad Pitt profesó sus sentimientos por la actriz delante de cientos de miles de personas: "Quiero agradecer especialmente al amor de mi vida. Mi ángel, Gwyneth Paltrow". No sabemos si por esa misma alusión a los entes celestiales ella decidió preservar la tradición de vestir de blanco en casi todos sus eventos importantes.
Solo unas semanas después de aquella confesión pública de amor, la pareja reapareció en la ceremonia de los Oscar; él, de traje, como siempre, y ella, con un espectacular vestido lencero de tirantes espagueti, de Calvin Klein, que estaba bordado con cuentas de vidrio. Hoy en día, sería un segundo vestido de novia perfecto, ¿no crees?
Después de dos años juntos, Brad le pidió matrimonio en Argentina.
Gwyneth lo acompañó durante el rodaje de Siete años en el Tíbet y regresó de aquel viaje a La Pampa con un anillo en la mano. La alegría, sin embargo, les duraría poco porque, en junio de 1997, la representante del actor confirmaría la ruptura definitiva. La actriz de 24 años, que siempre había querido vestirse de blanco más allá de la alfombra roja, iba a tener que esperar hasta 2003, cuando le dio el 'sí, quiero' a Chris Martin, padre de sus dos hijos, de quien se separó en 2014.
La ganadora del Oscar reconoció en una entrevista que sus propios conflictos internos hicieron tambalear la relación: "Me sentí muy responsable, como si hubiera sido la arquitecta de mi propia miseria... Lo arruiné todo". Mucho después, en 2015, volvió a reflexionar sobre esa etapa: "Creo que era una niña y no estaba lista. Él era demasiado bueno para mí". En 2023, dijo a la presentadora Alex Cooper que él fue "como el amor de su vida".
El lado positivo es que Gwyneth, al final de todo, sí se casó con Brad, ¡con Brad Falchuk! Estando ella soltera y atravesando su divorcio, el productor y guionista de series como Glee -en cuyo set conoció a la actriz- y American Horror Story la invitó a cenar, y este año ya celebraron su séptimo aniversario de bodas. Eso sí, ni rastro de Calvin Klein; su vestido de novia fue encargado a Valentino.