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Las manos son una de nuestras primeras cartas de presentación. Tanto es así, que cada vez más personas se preocupan por prestarle atención a su manicura, para poder presumir de una piel impecable y de unas uñas bien cuidadas. Pero hay ocasiones en las que estas necesitan un cuidado extra, pues se muestran frágiles, quebradizas, blandas o se deshojan. Las uñas están formadas por queratina, y tal y como nos explica la farmacéutica Meritxell Martí, la mayoría de veces dicha fragilidad se debe precisamente a una mala formación de base de la queratina de esta parte de nuestras manos. También hay determinadas patologías que pueden influir en que se muestren menos saludables, como pueden ser hipotiroidismo e hipertiroidismo, psoriasis, anemias, determinadas carencias nutricionales y también hongos.

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¿Qué las hace más frágiles?

Hay, además, otros motivos más cotidianos que pueden provocar su fragilidad:

-Sequedad de las uñas, que puede deberse al frío o las calefacciones, al polvo ambiental…

-Cuando hay mucho contacto con el agua, sobre todo si el agua es caliente.

-El uso de jabones muy agresivos o algunos detergentes.

-Muchas manicuras en las que se lima a menudo y se pule la uña eliminando capas de queratina (incluso los productos químicos que se usan para hacer la manicura).

-Golpes o morderse las uñas.

-El paso del tiempo, pues con la edad, la uña pierde fuerza.

 

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Uñas más sanas con estos sencillos gestos

Por eso, es importante ponerse manos a la obra para intentar recuperar su salud y, en consecuencia, que se muestren más bonitas.

-Procurar ingerir todos los nutrientes necesarios para el buen crecimiento de la uña, con una dieta equilibrada y si es necesario añadir suplementos nutricionales ricos en vitamina A o carotenos, vitaminas del grupo B, queratina y silicio, así como alimentos ricos en calcio, hierro y ácidos grasos esenciales

-Hidratar y nutrir las uñas, para evitar su sequedad.

-Cuidar las cutículas.

-Prevenir el contacto excesivo con el agua, polvo o productos químicos.

-En las manicuras, evitar las limas metálicas y pulir mínimamente la uña, así como los esmaltes que no dejan transpirar la uña, como las manicuras permanentes en las que además el quitaesmalte es muy agresivo.

-Beber agua suficiente, que nos ayudará a hidratar todo el cuerpo.

-Usar guantes siempre que se tiene que tocar agua o algún tipo de detergente químico.

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Cuida tu manicura

-En las manicuras, evitar las limas metálicas y pulir mínimamente la uña, así como los esmaltes que no dejan transpirar la uña, como las manicuras permanentes en las que además el quitaesmalte es muy agresivo.

-Evitar el contacto con alcohol, pues seca mucho las uñas.

-Procurar no llevar las uñas muy largas, pues son más antiguas y se van secando.

-En el caso de las fumadoras, se debe extremar su cuidado para evitar que se amarilleen y se sequen, lo que en consecuencia les produce más fragilidad,  pues se deshojan y se estrían.

-Utilizar un remineralizador, que podemos encontrar en las farmacias y se debe aplicar diariamente.

-Una vez hemos lavado las manos, es buena idea ponerse crema de manos, después de secarlas bien.

 

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Baño de aceite

En opinión de Meritxell Martí, “la mayoría de las causas de debilidad de las uñas es la sequedad, por lo que nutrirlas en profundidad es uno de los mejores remedios”. Por eso, la experta recomienda algunas soluciones caseras que pueden echarles una mano, y la primera es un baño de aceite. Podemos usar aceite de oliva, de coco, argán o jojoba. Lo ideal es utilizar aceite ligeramente templado en las uñas (sin esmalte por supuesto) durante 10 minutos. Una vez pasado este tiempo, masajearlas junto con las cutículas. Se puede añadir unas gotas de aceite de lavanda. Y si queremos evitar infecciones (sobre todo en las personas que se las muerden o se arrancan las cutículas), se pueden añadir unas gotas de aceite de árbol de té, aprovechando así sus beneficios

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Dormir con guantes

Es recomendable aplicar crema de manos en más cantidad y masajear poniendo especial atención en las uñas y las cutículas, para ponerse después unos guantes finos de algodón. Estos son más agradables que los de látex o silicona, que son más oclusivos, pero menos cómodos. Si se hace con una frecuencia al menos una o dos veces a la semana es igualmente efectivo.

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Blanqueador casero de uñas

Cuando la uña está seca y quebradiza, suele verse más amarillenta. Por eso, es ideal blanquear la uña antes de usar las mascarillas de nutrición. Podemos conseguir uno con una receta casera fácil: zumo de un limón al que se añade una cucharadita de bicarbonato de sodio. Con ello conseguimos una pasta ligera. Con un cepillo de diente suave se cepilla y se mantiene unos diez minutos. Tiene un pequeño inconveniente: si tenemos alguna heridita, va a picar, por lo que en esos casos es mejor no recurrir a este remedio y esperar a que cure la herida. En lugar de limón, también se puede usar aceite de vinagre de manzana.

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Mascarilla de manos casera

Podemos preparar una crema de manos muy densa para usar a modo de mascarilla, añadiendo vaselina pura (2 partes), aceite de oliva (1 parte) o de almendras dulces, dos o tres gotas de aceite esencial de rosas y 4 o 5  gotas de glicerina líquida. Se mezcla bien en un mortero hasta homogeneizar todo, y queda una pasta que podemos usar a modo de mascarilla de manos insistiendo bien en las uñas y cutículas.

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Canela + limón

La canela hervida en agua por sus propiedades fungicidas, y el limón por su efecto limpiador, son dos buenas alternativas para tratar las uñas amarillas en casa. Además, Maribi Arnedo, de Bio Sculpture, sugiere "limpiarlas y ponerlas en remojo con un popurrí especial de agentes blanqueantes como el limón y un jabón suave, utilizando un ligero exfoliante de kiwi o semillas para eliminar esas células amarillentas,  e hidratar y aplicar una base de proteínas que alimentará la uña fortaleciéndola y haciéndola más resistente”.

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