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Prácticamente desde todas las estancias de la casa podemos contribuir a cuidar el planeta y tomar medidas sostenibles. Sin embargo, la cocina es un espacio clave en términos de sostenibilidad debido a las diversas actividades que aquí se llevan a cabo: desde almacenar y preparar los alimentos hasta lavar los utensilios de cocina, platos, vasos y cubiertos después de su uso. Tareas que implican un importante consumo de agua y energía, y generan un alto volumen de residuos. También la elección de los materiales y de los alimentos que compramos tiene un impacto significativo en el medio ambiente. Y aunque todo esto nos puede llevar a pensar que convertir la cocina en un espacio sostenible parece complicado, no es una misión imposible. En este artículo te contamos algunas de las medidas que puedes tomar para reducir tu huella ecológica desde el centro neurálgico de la casa.

 

Electrodomésticos eficientes

Frigoríficos, lavavajillas, hornos y demás electrodomésticos de la mayor eficiencia generan menos emisiones de dióxido de carbono (CO2) y suponen un gran ahorro en la factura de la luz. Por eso, a la hora de renovar cualquiera de estos aparatos es importante mirar su etiqueta energética, una herramienta que ayuda a identificar el grado de eficiencia de los electrodomésticos, es decir, qué aparato consume más o menos energía.

Anteriormente, el grado de eficiencia energética se medía con las letras: A+++, A++, A+, A, B, C y D. Sin embargo, desde marzo de 2021 esta escala ha cambiado y ahora va de la A a la G. Ninguna nueva adquisición debería estar por debajo de la C. Menos aún, el frigorífico, uno de los electrodomésticos que más energía consume en la cocina, ya que funciona continuamente para mantener los alimentos refrigerados.

Además, para minimizar el consumo y maximizar su eficiencia, es importante seguir buenas prácticas, como mantener una temperatura adecuada, evitar abrir la puerta innecesariamente, permitir la circulación de aire en su parte trasera y evitar colocar alimentos calientes en su interior. Sobre estas líneas, el frigorífico Combi No Frost, de la firma LG, con clasificación energética A.

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2/10 © Blanco

Griferías con las que gastar solo la cantidad necesaria de agua

En los últimos años se han producido grandes avances tecnológicos para evitar el despilfarro de agua. Las griferías más modernas vienen equipadas con sistemas de filtrado para purificar el agua y reducir el consumo de botellas de plástico; sensores de movimiento, que se activan automáticamente cuando detectan la presencia de manos debajo del grifo y se apagan cuando no hay movimiento; o limitadores de caudal, que permiten nivelar la cantidad de agua que sale del grifo y utilizar solo la cantidad necesaria.

Un ejemplo es el grifo Evol-Pro Filter de la marca Blanco, que además de incorporar un sistema de filtrado del agua, cuenta también con un caudalímetro. Esto permite dispensar la cantidad de agua filtrada justa y necesaria que el usuario precise en cada momento, regulando hasta 20 posiciones de 0 a 5 litros, para aprovechar al máximo hasta la última gota.

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3/10 © Zara Home

A la hora de fregar los platos

Si vas a lavar a mano, procura cerrar el grifo mientras enjabonas los platos y enjuágalos en una sola vez para ahorrar agua. Si es posible, utiliza detergentes y estropajos biodegradables y respetuosos con el medio ambiente, y cepillos de madera con cerdas de fibras vegetales para fregar cacerolas. Sobre estas líneas, soporte para el estropajo de Zara Home. Cuando utilices el lavavajillas, asegúrate de que esté lleno antes de ponerlo en marcha y utiliza programas de bajo consumo de agua y energía.

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4/10 © Jason Leung en Unsplash

Iluminación LED

¡Todo son ventajas! Utilizan hasta un 80% menos de energía que las bombillas tradicionales y hasta un 50% menos que las fluorescentes compactas. Esto significa que consumen menos electricidad y generan menos emisiones de gases de efecto invernadero durante su funcionamiento. Además, las luces LED tienen una vida útil mucho más larga en comparación con otras opciones de iluminación y están disponibles en una amplia variedad de diseños: desde lámparas empotradas y focos hasta tiras para iluminar el interior de muebles y cajones.

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5/10 © Kvik

Mobiliario de materiales naturales

La madera maciza es un excelente ejemplo de material sostenible para el mobiliario de cocina. Eso sí, es importante que cuente con la certificación FSC, que que garantiza que proviene de bosques gestionados de manera responsable, donde se promueve la conservación de la biodiversidad y la gestión adecuada de los recursos forestales. Además, la madera maciza es duradera, resistente y puede ser renovada o reciclada al final de su vida útil.

Sobre estas líneas, la cocina OAKWOOD de Kvik, fabricada con madera de roble 100% certificada, una opción sostenible gracias a sus bajas emisiones de CO2.

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6/10 © Nacho Uribesalazar para Casa Decor

Ingredientes cultivados por ti misma

Cultivar un huerto en casa te permitirá disfrutar de alimentos frescos y saludables, reducir tu huella ambiental y conectar con la naturaleza. Podrás cosechar hierbas, vegetales e incluso frutas con las que preparar tus recetas. Lo último son los sistemas hidropónicos como el de esta cocina, con autorriego e iluminación LED que imita la luz del sol. Se trata del espacio Antalia, diseñado por Ximo Roca en Casa Decor 2023.

Ten en cuenta también que una parte fundamental de una cocina sostenible es dar preferencia a los alimentos de proximidad, ya que requieren menos transporte y, por tanto, tienen una menor huella de carbono en comparación con los alimentos importados o transportados a larga distancia. Además, comprar alimentos locales contribuye al desarrollo de la economía local y apoya a los agricultores de tu región.

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7/10 © Nadia Pimenova en Unsplash

Compra a granel

Es otra práctica clave en una cocina sostenible. Primero, porque con ello evitas el uso de envases de plástico o papel innecesarios, ya que puedes llevar tus propias bolsas o recipientes reutilizables. Y segundo, porque te da la opción de comprar la cantidad exacta que necesitas, reduciendo así el desperdicio de alimentos. También suele ser más económico, ya que no pagas packaging ni marca, y es probable que los alimentos estén más frescos, pues no han pasado por procesos de envasado y almacenamiento prolongados.

Una vez en casa, guárdalos en recipientes de cristal: son duraderos, se pueden utilizar una y al ser transparentes, permiten ver fácilmente el contenido y organizar tu despensa de manera eficiente.

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8/10 © Mobalpa

Una despensa bien organizada

Tener una visión clara de los alimentos que tienes disponibles es la mejor manera de controlar la compra innecesaria de productos y así evitar que se echen a perder. También te ayudará a planificar las comidas de manera eficiente. Para ello, lo ideal es agrupar los alimentos por categorías y colocar los envases por fecha de caducidad (los más antiguos al frente). A medida que compres nuevos alimentos, colócalos detrás de los que ya están en la despensa y recuerda realizar revisiones periódicas para mantener la despensa ordenada y funcional. En este caso, uno de los armarios de la cocina de Mobalpa se ha destinado a despensa.

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9/10 © IKEA

Separa los residuos de manera adecuada

Es esencial para maximizar el reciclaje, reducir la cantidad de residuos enviados a los vertederos y minimizar el impacto ambiental. Tienes dos opciones: poner varios cubos de basura o bien elegir un cubo con compartimentos. En este caso, deberás elegir uno que tenga, al menos, dos compartimentos para separar los residuos orgánicos de los demás.

En cualquier caso, para optimizar el espacio disponible, lo ideal es que los cubos queden integrados en el interior del mueble que queda bajo el fregadero como se ha hecho en esta cocina de IKEA. Si te decides por un cubo exento, colócalo contra la pared para que no entorpezca el paso. 

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10/10 © Plastia

Apúntate al compostaje

El compostaje convierte los residuos orgánicos en abono natural para tus plantas: desde restos de frutas y verduras, cáscaras de huevo y posos de café, hasta papel de cocina sin grasa. Eso sí, conviene evitar productos de origen animal, como carne o productos lácteos, ya que pueden atraer plagas y dificultar el proceso de compostaje.

Elige un contenedor de compostaje adecuado para tu cocina. Puede ser un recipiente hermético con tapa, un compostador de diseño específico o incluso una compostera en el jardín. En cualquier caso, asegúrate de que tenga agujeros de ventilación para permitir la circulación del aire y si decides ubicarlo en la cocina, colócalo en un lugar fresco y bien ventilado. Sobre estas líneas, el vermicompostador Urbalive, de Plastia.

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