Claves que te ayudan a ahorrar en la reforma de la cocina
Ten en cuenta estas ideas y conseguirás ajustar el presupuesto
Cualquier obra de remodelación que llevemos a cabo en nuestra casa nos va a suponer un gasto considerable, mayor o menor en función de la entidad de la reforma. Y la cocina, lejos de ser una excepción, se convierte en uno de los espacios de la casa que mayor presupuesto requiere a la hora de renovarla.
Por eso es fundamental conocer en qué partidas o elementos podemos tratar de ahorrar. Aquí tienes algunas sugerencias que pueden ayudarte.
Mantener la distribución del espacio
La forma en que se estructuran las distintas zonas de nuestra cocina en el espacio que hay disponible es muy importante. Por regla general, esta distribución atiende a la planta de la cocina (si esta es cuadrada o rectangular), a los metros cuadrados que esta tiene, y al famoso triángulo de trabajo que relaciona la zona de cocción, la zona de agua y la zona de almacenaje.
Si la distribución actual de tu cocina funciona, lo mejor (y lo más barato) es conservarla. Tanto si tienes una cocina en línea, en L o en U, seguramente es la más adecuada al espacio.
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Seleccionar los revestimientos con acierto
Apuesta por materiales resistentes, con una buena relación calidad-precio y, sobre todo, que resulten duraderos. Si quieres elegir un buen pavimento para tu cocina, lo mejor es que optes por materiales resistentes que soporten el uso continuado, la humedad y los derrames de agua, que serán habituales en la cocina.
Si, por el contrario, decides poner un suelo más delicado, seguramente se estropeará antes y tendrás que cambiarlo, con el gasto adicional que ello supone. Entre los revestimientos más adecuados destacan el gres porcelánico, los suelos vinílicos y los laminados. Para instalar los dos últimos, además, no es necesario retirar el suelo actual, lo que te permite ahorrar.
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Conservar las instalaciones
Igual que conviene mantener la distribución de la cocina, también es buena idea tratar de conservar el lugar de las diferentes zonas. Más que nada porque cambiar tuberías, instalaciones de agua, gas o electricidad conlleva un coste adicional que puede llegar a ser muy elevado.
Por eso lo mejor es respetar la ubicación de ciertos electrodomésticos como la lavadora o el lavaplatos, o la placa de cocción y la campana extractora. Puedes moverlos ligeramente, siempre que esto no suponga remodelaciones en cuanto a tuberías e instalaciones, ya que esto dispara el coste de la reforma.
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Renovar los muebles de cocina
Armarios y muebles de cocina son los elementos más caros en este tipo de reformas y pueden suponer hasta el 40% del coste total del proyecto. Para mantener este gasto bajo un cierto control hay varias cosas que se pueden llevar a cabo.
Es posible, por ejemplo, cambiar solo las puertas de los muebles, en lugar de los muebles completos. O renovar el aspecto de los muebles antiguos. También es importante controlar el número y tipo de accesorios de interior de armarios y cajones, ya que suelen encarecer el presupuesto.
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Las medidas, mejor que sean estándar
En lo que a los muebles de cocina se refiere, lo más económico es ceñirse a medidas estándar, tanto en el ancho de los armarios como en el fondo. Cualquier opción personalizada será siempre más cara, sobre todo si se trata de medidas especiales para los módulos, por lo que es mejor limitarse a los establecidos.
Cambiar solo las puertas
Si el casco o estructura de los muebles de tu cocina están en buen estado no necesitarás cambiar los muebles por completo, siempre que mantengas los mismos módulos que tenías. Bastará con sustituir únicamente las puertas de los armarios y los frentes de los cajones.
Elige un acabado diferente al actual y conseguirás cambiar por completo tu cocina. Será como tener muebles nuevos. Otra idea es sustituir los viejos tiradores por otros diferentes y más modernos.
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Una mano de pintura
Otra idea práctica para ahorrar a la hora de llevar a cabo la reforma de la cocina es renovar los frentes de los muebles con pintura.
Dado que cambiar los muebles dispara el presupuesto, pintar las puertas puede ser la solución más económica. Para lograr un buen resultado tendrás que trabajar correctamente y utilizar los productos adecuados.
- Comienza por aplicar a los muebles una imprimación adecuada que haga que la pintura se adhiera correctamente a la superficie.
- Utiliza un esmalte específico para muebles de cocina. Una vez seco, será lo suficientemente resistente como para soportar el uso intenso cotidiano y las continuas limpiezas a las que se verá sometido.
- Aplica dos capas de esmalte, dejando secar totalmente entre ellas.
Un consejo: si quieres pintar los muebles de la cocina pero no te atrevas a hacerlo tú mismo, siempre puedes encargar el trabajo a un profesional. Aunque tengas que hacer frente a ese gasto, el ahorro con respecto a cambiarlos será de aproximadamente el 50 %.
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Encárgate tú mismo del trabajo
Si te gusta el bricolaje y se te da bien, podrás ahorrar bastante si asumes tú determinadas tareas, en lugar de encargarlas.
Una de ellas, por ejemplo, consiste en comprar muebles en kit para tu nueva cocina, como pueden ser los de Ikea, y montarlos tú mismo. En teoría, no se trata de un trabajo demasiado complicado, y supondrá una reducción importante en el presupuesto global de la reforma. En cualquier caso, si no te ves capaz de asumir el montaje de los muebles de toda la cocina, puedes contratar este servicio en la tienda.
Además de montar los muebles de la cocina, hay otros trabajos que puedes realizar tú mismo, como pintar las paredes, cambiar enchufes y puntos de luz (y hacer otros trabajos sencillos de electricidad) y montar encimeras laminadas.
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Ahorrar en la elección de la encimera
Aquí tenemos un elemento destacado de la cocina con el que también podremos ahorrar, en función del tipo de material que elijamos. Puede que las encimeras que más te gusten sean las de porcelánico, las de piedra natural o las de cuarzo compacto. Sin embargo, esos materiales son los más caros.
Si quieres ahorrar, es mejor que elijas encimeras laminadas, bastante más económicas. Además, los laminados de hoy tienen poco que ver con los de antaño. Ahora son resistentes, sólidos y mucho más decorativos.
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