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La verónica o Hebe es una planta arbustiva de pequeño tamaño que hace gala de una apariencia de lo más atractiva. Gracias al brillante color verde de sus hojas, que además son perennes, y a su floración especial, la verónica puede convertirse en el arbusto estrella de los jardines.

 

Un arbusto pequeño y muy decorativo

Aunque esto puede ser diferente de una variedad de verónica a otra, la mayoría de estos arbustos son de pequeño tamaño. Si los plantas en tu jardín no medirán más de 1,50 m (las variedades más altas), mientras que en maceta no superan los 50 cm. En el jardín puedes emplearlos para componer borduras, rocallas, etc.

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Floración estival

Las espigas florales de la verónica son uno de sus grandes encantos, y una razón poderosa para empzar a cultivarla. Surgen en el mes de junio y se mantienen durante todo el verano hasta bien entrado octubre. Pueden ser blancas, moradas o violeta, rosa claro o intenso, etc.

Un consejo: si eliminas las flores marchitas tu planta de verónica producirá nuevas espigas de color. Revísala de vez en cuando.

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Un amplio repertorio para elegir

Existen muchas variedades de esta planta, algunas de las cuales serán más adecuadas para un determinado uso. Conocer algunas de ellas te servirá para elegir la que mejor se adapte a las necesidades de tu jardín.

- Hebe variegata. Decídete por esta especie si quieres plantar un seto alto. Hace gala de un porte redondeado y unas atractivas flores moradas.

- Hebe speciosa. Es la variedad perfecta para cultivar en jardines cercanos al mar, ya que soporta bien la salinidad. Sus flores son de color azul.

- Hebe x franciscana. Se trata de un arbusto compacto y muy denso, perfecta para cultivar en maceta. Las flores son blancas, violetas o rojas.

- Hebe x andersonii. Muy pequeña y de crecimiento lento.

- Hebe buxifolia. Un arbusto ornamental de flores blancas, perfecto para jardines pequeños.

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El mejor sitio para ella

La verónica puede cultivarse en el jardín o en maceta. Si la plantas en el exterior debes buscar el mejor emplazamiento, a pleno sol siempre que el clima no sea demasiado caluroso. En ese caso tendrás que plantarla en semisombra, aunque sin excesos. Si tu verónica tiene demasiada sombra, la planta no florecerá o producirá pocas y pobres flores.

Un consejo: la verónica no es exigente con el sustrato, pero prefiere los suelos ricos y con un buen drenaje. Mejor si se trata de un terreno con pH neutro.

A la hora de buscar el mejor emplazamiento, fíjate en que zona de tu jardín no retiene agua al regar y plántala allí, aportando previamente al suelo materia orgánica como, por ejemplo, humus de lombriz.

Si vas a cultivar la Hebe en maceta elige un sustrato ligero y con buen drenaje, que contenga fibra de coco, turba y perlita.

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Procura que no pase frío

Aunque no se trata de una planta muy delicada, te resultará muy útil saber qué rango de temperatura soporta la verónica, para poder ponerla en un lugar adecuado.

No aguanta el frío intenso ni las temperaturas extremas. Lo ideal para ella es estar por encima de los 10ºC. Este problema se soluciona cultivando las verónicas en maceta, ya que así podrás trasladarlas al interior cuando llegue el invierno.

Las plantas de Hebe tampoco resisten el calor extremo, aunque lo aguantan mejor que el frío. Sobre todo les afectan los ambientes muy secos.

Un consejo: a la verónica le vendrá bien un acolchado o mulching cubriendo el suelo alrededor de los arbustos con corteza de pino. En verano esto ayuda a mantener la humedad en el terreno, mientras que en invierno protege las raíces del frío.

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Encuentra la pauta de riego adecuada

A la hora de regar los arbustos de verónica es importante hacerlo de forma moderada, ya que es una planta que sufre con los encharcamientos. Por el contrario, tolera bastante bien la sequía. Debes procurar que haya un cierto nivel de humedad en el sustrato, pero sin excesos. Lo mejor es regar cuando la capa más superficial de la tierra se haya secado. 

Sin embargo, cuando las plantas de verónica son jóvenes y están recién plantadas entonces sí necesitan un aporte extra de agua.

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¿Hay que abonar la verónica?

El abonado no es uno de los cuidados más importantes que debe recibir la verónica, ya que no necesita que la fertilices mucho para crecer saludable.

Sin embargo, le vendrá muy bien que enriquezcas el sustrato con un aporte anual de materia orgánica. Una mezcla de compost y estiércol, por ejemplo, sería perfecto.

O puedes aportar al terreno un fertilizante de liberación lenta a comienzos de la primavera que le de a la planta la energía necesaria para producir muchas y muy bellas flores en verano.

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Muy atractiva para los polinizadores

La verónica no es una planta que sufra mucho el ataque de las plagas (aunque a veces puede verse atacada por el pulgón), pero sí atrae a los insectos polinizadores como abejas, abejorros o mariposas, lo cual es un gran beneficio para tu jardín.

En cuanto a las enfermedades, le suelen afectar algunas provocadas por hongos como el oídio o el mildiú. Para tratar de evitarlo, conviene controlar la humedad del sustrato. En caso de que los hongos aparezcan no te quedará más remedio que tratar con un fungicida adecuado.

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Cómo propagar arbustos de verónica

Cuando hayas cultivado por primera vez alguna de estas plantas seguro que querrás tener más arbustos de verónica. Lo mejor para conseguirlos es multiplicar la planta por esquejes. El mejor momento para llevar a cabo esta tarea es entre los meses de junio y agosto, en pleno verano.

El procedimiento es sencillo: corta un esqueje de la planta de unos 10 cm de longitud, y quítale las hojas inferiores. Unta el extremo en hormonas de enraizamiento, plántalo en una maceta con el sustrato adecuado y riega ligeramente. Colócalo en el jardín, resguardado del sol directo. En poco tiempo verás como el esqueje agarra en la tierra y comienza a crecer, y después podrás plantarlo en una maceta más grande o en otro rincón del jardín.

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