Convertida en la estancia principal de la casa, incluso por delante del salón, la cocina se transforma al igual que nuestras costumbres en alimentación, de la misma manera que la incorporación de nuevas necesidades hacen que nosotros cambiemos. Para comprobar cómo influyen estos aspectos en la decoración de la cocina, Cookpad Spain (la mayor red social de cocina casera del mundo) y SIMA (el Salón Inmobiliario referente español) han realizado el informe Cómo influyen los hábitos de cocina en el presente y futuro de las cocinas españolas, demostrando cómo somos y qué buscamos. De él se desprende que “queremos que sean más integradas, sostenibles y tecnológicas, que sean espacios de socialización para disfrutar, a las que dedicamos más tiempo porque influyen directamente en nuestro bienestar.
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Nuestro lugar preferido
Si antes no queríamos entrar en la cocina, ahora no hay quien nos saque de ella. El estudio confirma que, no solo somos tecnológicos y sostenibles, sino también muy activos en ella. Así, casi dos tercios de los encuestados afirman dedicar entre 30 minutos y dos horas diarias a cocinar, el 45% prepara las tres comidas diarias y otro tercio al menos una de las principales. En cuanto a su perfil, dos de cada tres cocineros son mujeres y mayoritariamente tienen entre 35 y 55 años, aunque los jóvenes de hasta 35 años vienen pisando con fuerza, y ya son uno de cada cinco. Estos datos llevan consigo una remodelación, ya que, al pasar más tiempo en ella, es necesario que sea un espacio agradable, cómodo para trabajar, pero también para comer o hacer los deberes con los niños.
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Cuestión de actitud
Dime cómo te alimentas y vives y te diré cómo debe ser tu cocina. Podríamos decir que el foco se bifurca en dos planos: alimentación saludable y sostenibilidad. Los platos al horno o asados siguen siendo los favoritos, así como guisos y potajes, pero crece la afición por las preparaciones más ligeras con la ayuda de electrodomésticos de última generación, como freidoras de aire, robots de cocina, panificadoras, entre otros. Sin olvidar, un consumo responsable que nos hace ajustar la compra semanal a lo que realmente gastaremos, reutilizar las sobras para otros platos y también hacer un uso creativo de todas sus partes comestibles. La imaginación llega a la cocina con nuevas recetas tan apetecibles como saludables.
Un lugar para cocinar y... ¡comer!
Lo hemos dicho muchas veces, la cocina es hoy por hoy un espacio polivalente, donde no solo se preparan platos, sino que también es el comedor de diario y, a veces, el de celebraciones más formales, hacemos galletas con nuestros hijos, teletrabajamos, celebramos maratones de juegos de mesa…, El informe revela que, casi la mitad de los encuestados, simplemente prepara los alimentos en ellas, mientras que otro tercio también las utiliza como espacio para comer.
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Equipadas a la última
La nueva cocina no solo debe ser confortable y cómoda, sino que, además, debe estar equipada con la última tecnología. Así, más del 70% apuesta por incorporar soluciones tecnológicas y de domótica, y otro 30% considera que estas tienen un efecto muy positivo sobre nuestra experiencia. Entre las innovaciones tecnológicas preferidas están las superficies y electrodomésticos autolimpiables, seguido de las 'apps' o herramientas que sugieren recetas a partir de los ingredientes disponibles en la despensa, los electrodomésticos inteligentes que alerten sobre alimentos que se están agotando o a punto de caducar, los robots y las superficies o encimeras con inducción para mantener la temperatura de los platos.
Electrodomésticos amigos
Esta apuesta sostenible no puede desligarse, tal y como apunta el informe de Cookpad y SIMA, del éxito de ‘gadgets’ que nos hacen la vida más fácil, hasta el punto de que casi el 15% de los encuestados los emplea como fuente de calor más habitual para cocinar. ¿El ‘top four’? La freidora de aire, el robot de cocina, la olla exprés y las batidoras, tipo ayudantes, son los cuatro fantásticos para el día a día entre fogones.
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En busca de la cocina ideal
El informe de Cookpad y SIMA va más allá y pregunta sobre qué debe tener la cocina ideal y qué cambios introducirían para mejorarlas y hacerlas más sostenibles y eficientes. Ganar espacio de almacenaje es la reforma que prima sobre el resto. Seguida por ampliar la superficie de la encimera, disponer de una isla, conectarla con otras estancias de la casa, preferentemente con el salón, habilitar zonas para el reciclaje de basuras y, por último, contar con más metros para fogones dobles o frigoríficos más amplios.
Con más metros
Como soñar es gratis y cada vez pasamos más tiempo entre fogones, los españoles queremos cocinas más grandes que las que tenemos, cuyo tamaño medio es de 10 metros cuadrados, aproximadamente. Los hay (el 55% de los encuestados) que se conforma con que tuviera entre 20 y 25 metros cuadrados, mientras que otros (la cuarta parte) no pone límites a sus sueños y querría una de más de 25 metros cuadrados. Mientras lo logramos, estos consejos para hacer crecer una cocina pequeña pueden ser una buena alternativa.
Más eficientes, 'of course'
Además de ganar más metros, espacio de despensa y encimeras XL, la sostenibilidad y eficiencia están muy presentes en las cocinas del futuro. Algo muy importante, teniendo en cuenta de que se trata del espacio doméstico que consume una mayor cantidad de energía (piensa en la nevera siempre enchufada). Por ello, una de nuestras prioridades es adoptar acciones eficientes, que tengan un efecto inmediato sobre la factura energética. ¿La favorita? Cambiar la iluminación y los electrodomésticos actuales por alternativas que cuiden el planeta y nuestro bolsillo.
Y también más eficientes
Actualizar el diseño del espacio de la cocina por otro que permita ahorrar energía, incorporar áreas para el reciclaje y compostaje, instalar limitadores de caudal y elegir materiales sostenibles en los muebles o encimeras son otras de las medidas que marcarían el camino hacia un espacio eficiente y sostenible. Sin embargo, somos conscientes del deseembolso que puede suponer. Según el estudio, uno de cada tres encuestados no está dispuesto a asumir el sobreprecio de la sostenibilidad y solo el 12% lo haría sin dudarlo. Es decir, sabemos qué hacer, pero nos cuesta dar el paso.
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