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Si trabajas en casa, es importante que cada cierto tiempo hagas una limpieza en profundidad del espacio tanto por higiene y salud como por bienestar, ya que siempre es más agradable trabajar en un lugar ordenado y limpio, que favorezca una atmósfera confortable que te ayude, además, a concentrarte mejor. Estas ideas prácticas te dicen cómo hacerla de forma correcta y sin perder tiempo extra.

 

Ventila

Este es uno de los hábitos que debes realizar todos los días, especialmente si tu oficina en casa comparte espacio con el dormitorio o el salón. Ventilar permite la renovación del aire interior, pero también ayuda a eliminar gérmenes. Lo ideal es que abras ventanas y puertas (así creas ventilación cruzada) durante 15 minutos, más si es un espacio grande o tienes la (mala) costumbre de fumar mientras tecleas.

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Quita el polvo

Incorpora esta (buena) costumbre una o dos veces por semana, ya que además de limpiar tus muebles y equipo, prepararás las superficies para la aplicación de ciertos productos de limpieza, en el caso de que sea necesario. Olvídate del plumero, porque solo trasladas el polvo de un lugar a otro y hazlo mejor con un bayeta suave de microfibra. Comienza con las áreas menos sucias y pasa después a los lugares con más suciedad. Recuerda que por mucha limpieza que hagas, es importante que no comas encima del teclado y en el caso de que lo hagas, te asegures de que no queden migas ni restos.

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Organiza

Un escritorio despejado es clave para un buen día de trabajo, ya que el orden te hace estar más relajada, evita que pierdas tiempo buscando documentos y carpetas y hace que seas más productiva. Por eso, intenta en la medida de lo posible no acumular papeles, documentos y carpetas en tu día a día y una vez al mes, haz zafarrancho y organiza. Deshazte de todo lo que no vale (¿para qué guardas un catálogo que no usas nunca?) y clasifica según el orden que te vaya mejor: categorías, clientes, meses... Recuerda etiquetar cada carpeta para localizarla a la primera y cíñete a un solo método de clasificación, si no quieres provocar más caos.

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Vacía la papelera

Aunque cada vez tenemos menos documentación en papel y apenas recibimos correo, lo cierto es que no sabemos cómo, pero cada vez que nos fijamos en la papelera, siempre está llena de cosas: sobres de los envíos que recibes, envoltorios, bolis que no pintan y papeles de sucio que han cumplido su función. Para que la cosa no llegue a mayores y no entre ni un alfiler, vacíala una vez a la semana y pon cada cosa en su contenedor correspondiente: papel o plástico. Evita tirar cosas orgánicas, como el resto de un croissant del desayuno, ya que puede atraer hormigas o causar mal olor.

5/10 © El Corte Inglés

Repasa la mesa

Cada cierto tiempo, tu mesa de trabajo necesitará una limpieza a fondo, que elimine cercos y pequeñas manchas. Esta debe adecuarse al material. Así, si es de madera puedes limpiarla con un producto específico para ella y un trapo que no deje pelusas, si se trata de cristal bastará con una bayeta especial vidrio humedecida en agua o con limpiacristales, mientras que si es de melamina o plástico nada como un trapo y detergente neutro. Es importante que antes limpies el polvo y que retires todos los objetos de escritorio, como bandejas, portalápices o flexo, para facilitar la tarea y que quede mejor.

6/10 © &Tradition

Pon en forma la silla

Nos pasamos tanto tiempo sentados en ella que solemos olvidarnos de que, cada cierto tiempo, hay que darle un repaso y comprobar que todo está bien. Además de limpiarla según el material. Para las que tienen el asiento y el respaldo tapizados bastará con aspirarlas y eliminar las manchas con bicarbonato (mira la etiqueta); las de cuero quedarán perfectas pasándoles el aspirador y un trapo humedecido en agua tibia, al igual que las de malla. Una vez al año, revisa que no hay partes sueltas y que la palanca para ajustar la posición funciona correctamente, limpia también las ruedas, ya que se suele acumular en ellas pelo, que hace que se desplace más lentamente.

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7/10 © Kartell

El ordenador a fondo

Con el tiempo y el uso, el polvo y la suciedad se acumulan en tu ordenador sin que te des cuenta. Por eso, es importante limpiarlo con regularidad. El primer paso es apagarlo y después ir elemento a elemento. Empieza por la pantalla. Elimina el polvo con un trapo seco, hazlo con movimientos suaves y sin apretar, después elimina la grasa y suciedad con un producto específico o con alcohol isopropílico. Para el ratón, tras soplar entre las juntas, pasa una bayeta de microfibra humedecida también en alcohol isopropílico. Mientras que para el teclado utiliza un bastoncillo de algodón empapado en alcohol. 

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8/10 © Normann Copenhagen

Las ventanas también

Aunque sueles pasarlas por alto y las incluyes en la limpieza general de la casa, lo cierto es que son parte importante de la oficina en casa, ya que unas ventanas sucias evitarán que entre el sol y no te dejarán contemplar las vistas en esos momentos de descanso o de ‘pensar’. Sin olvidar que la luz natural afecta directamente a nuestro estado de ánimo y, por lo tanto, nos ayudará a trabajar mejor. Puedes usar un limpiacristales convencional o hacer uno con una mezcla a partes iguales de agua y alcohol de quemar. No olvides los perfiles. 

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9/10 © Oakfurnitureland

No te olvides de las plantas

Las plantas mejoran la calidad del aire de tu oficina en casa y proporcionan una atmósfera más agradable para trabajar, más fresca y colorida. Para que luzcan más bonitas y cumplan mejor su función, limpia sus hojas con un paño humedecido en agua, sin jabones ni detergentes. Si quieres dar un plus de brillo a las de mayor tamaño, usa un trapo mojado en agua y cerveza.

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10/10 © Zara Home

Termina con el flexo y otros accesorios

Para que tu flexo reluzca e ilumine bien, desconéctalo, quítale el polvo y, a continuación, límpialo con agua jabonosa, enjuaga y seca. Si tienes un teléfono fijo, aunque ahora los móviles los han relegado a una segunda posición, elimina la suciedad acumulada o alguna pequeña mancha con un paño humedecido en agua y jabón y pasa después un trapo empapado en alcohol para desinfectarlo. Para las partes pequeñas usa un bastoncillo de algodón.

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