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Dormir bien y mejorar la calidad de nuestro sueño es una cuestión relevante que incide directamente en nuestra salud y bienestar. Por eso debes prestar atención a la manera en que hay que limpiar el espacio para convertirlo en un refugio cómodo y relajante.

 

Aire fresco

El primer paso para iniciar la rutina de limpieza del dormitorio consiste en abrir la ventana para dejar que el aire fresco y limpio inunde la habitación. Debes dejarlas abiertas durante unos 15 o 20 minutos, para que el aire del interior se renueve. Trata de conseguir una ventilación cruzada, que es la más efectiva.

Este gesto que es tan importante, lo es aún más si en tu casa viven personas alérgicas a los ácaros del polvo. Si esto es así, ventilar la habitación y la casa es crucial, ya que se trata de una forma de eliminar los ácaros que se acumulan en el colchón y los textiles.

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Comienza por ordenar

Sin orden no puede haber limpieza. ¿Te imaginas tener que limpiar un dormitorio en el que la ropa está tirada por todas partes, la cama sin hacer y todos los elementos fuera de su sitio? Sería imposible.

Por eso, antes de empuñar el trapo y el plumero debes ordenar el dormitorio y colocar cada cosa en su sitio. Ten en cuenta que el orden distorsiona, molesta e impide que descansemos bien.

Los doctores Eduard Estivill y Mirta Averbuch en su libro Recetas para dormir bien (Ed. Plaza&Janés) abogan por la necesidad de tener un dormitorio en orden, si queremos conciliar el sueño adecuadamente. “Un dormitorio armónico ha de tener un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar”. “Al llenar la habitación de objetos, aumentamos el polvo, dificultamos la ventilación y creamos un ambiente opresivo, de desorden, que no beneficia en nada el descanso”.

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De arriba a abajo

A la hora de empezar la tarea, lo mejor es trabajar en sentido descendente, dedicándote primero a los techos. Límpialos con un cepillo cubierto con un trapo, y continúa por las lámparas de techo y el ventilador en caso de que tengas uno. Elimina el polvo con ayuda de un plumero equipado con un mango telescópico.

Un consejo: puedes colocar una sábana grande sobre la cama para recoger el polvo que caiga de arriba.

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Dale la vuelta al colchón

Llega el momento de ocuparse de la cama: retira las sábanas, mantas y edredones que tendrás que lavar. Si no puedes limpiar las prendas más grandes en casa, llévalas a la tintorería.

Es importante airear el colchón. Lo ideal es lograr que incidan sobre él los rayos del sol, aunque eso no es siempre posible. En caso de que esté muy sucio espolvorea bicarbonato de sodio por toda la superficie, deja actuar unos 30 minutos y después retíralo con el aspirador. El bicarbonato acaba con la suciedad y los malos olores.

Termina volteando o girando el colchón, según tenga los dos lados acolchados o solamente uno. De esta forma mantendrá mejor su forma. Debes repetir este proceso al menos cada dos o tres meses.

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Haz la cama

Termina el capítulo de limpieza de la cama poniendo sábanas limpias, mantas y una colcha. Repasa tu técnica para conseguir que quede perfecta como la de un hotel de cinco estrellas. Elige ropa de cama de calidad que te asegure un descanso cómodo y reparador. Debe ser de algodón o de un tejido natural, y estar bien limpias y planchadas.

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Elimina el polvo de los muebles y las paredes

Los muebles, las paredes, las puertas del armario… Cualquier superficie en el dormitorio termina por cubrirse de polvo. Se acumula en cualquier recoveco. Para eliminarlo por completo comienza por limpiar las paredes utilizando un plumero o un cepillo cubierto por un trapo.

Después repasa los muebles con un paño de microfibra húmedo que atrape las partículas de polvo o utiliza un trapo de algodón que no suelte pelusas. ¿Quieres un truco para limpiar las pantallas de las lámparas? Hazlo con el rodillo quitapelusas y te quedarán impecables.

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Ordenar y limpiar el armario

Cuando hagas la limpieza a fondo del dormitorio aprovecha para repasar el contenido del armario y ordenarlo en caso de que sea necesario.

Lo primero que debes hacer es vaciarlo, limpiar el interior y volver a colocar todas las prendas y accesorios. Este es el momento perfecto para deshacerte de todas las prendas que ya no necesitas y que no te pones.

Cuando tengas que hacer el cambio de armario, aprovecha una limpieza general para hacerlo. Por último, limpia las puertas del armario por fuera con el producto adecuado dependiendo del material.

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Las ventanas y los cristales

De vez en cuando debemos dedicar un tiempo a limpiar las ventanas, las persianas y también los cristales.

Retira las cortinas y aprovecha para lavarlas. Puedes hacerlo a máquina, eligiendo un programa delicado en agua fría. Mientras la lavadora hace su trabajo, limpia el marco de las ventanas y las persianas con agua y amoniaco.

Termina con los cristales. Para dejarlos perfectos puedes fabricar tu propio limpiacristales casero mezclando a partes iguales agua, amoniaco y alcohol.

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9/9 © The French Bedroom

Pasar el aspirador

Es la última de las tareas que tienes que llevar a cabo en la limpieza general del dormitorio: pasar el aspirador para recoger el polvo y la suciedad del suelo.

Comienza por las alfombras, si las tienes, manejando el aspirador lentamente para que pueda aspirar la mayor cantidad de suciedad. Después continúa por el resto del pavimento.

Ten en cuenta que debes utilizar un cabezal adecuado al tipo de suelo. Si tienes parquet o tarima de madera debes usar un cepillo para suelos delicados.

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