2. Usar la misma iluminación todo el año
El invierno es más oscuro, por eso la iluminación no puede ser la misma. Sin olvidar que en verano solo enciendes la luz por la noche, y la iluminación auxiliar puede ser suficiente, mientras que, en invierno, puedes necesitar más y durante más tiempo. Piensa que, durante el horario de invierno, en España amanece entre las ocho y las ocho y media de la mañana y que el sol se pone entre las cinco y media y las seis de la tarde. Sigue siempre la regla de contar con tres puntos de luz en cada estancia, como en esta propuesta de Soho Home, y ten en cuenta que hay zonas, como la cocina o el baño, que necesitan una luz potente y fría, mientras que otros como el dormitorio, una más cálida. “Indirecta y cálida, nunca mayor de 2700K. Si fuera necesario hay que concentrarla en el lugar a destacar y desde abajo hacia arriba, un clásico que funciona siempre”, señala el interiorista José Arroyo. Además, si estás pensando en renovarla, no te olvides de los reguladores de intensidad, que te ayudarán a adaptarla al momento y la necesidad.
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