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1. Dejarte llevar por la emoción

Y no pensar qué es lo que quieres y necesitas. Antes de comprar ningún mueble y elegir accesorios y plantas, piensa qué usos vas a dar tu terraza. Aunque la mayoría de las cosas tiene solución, lo cierto es que si te adelantas al ‘desastre’ será más sencillo el proceso. Recuerda, que sea del tamaño que sea, lo ideal es no recargarla de piezas, para que respire y sea un espacio agradable, ‘libre’ y acogedor. También está claro que no es lo mismo una de pocos metros que una de tamaño XL. En el primer caso, tendrás que recurrir al ingenio, a muebles plegables y ligeros y crear una única zona, o dos como mucho; mientras que en las grandes, aunque el mobiliario debe ser versátil y adaptarse al espacio, su distribución es más sencilla, ya que facilita la creación de diferentes ambientes, incluso uno de almacenaje.

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2. No prestar atención al 'verde que te quiero verde'

Las plantas son un elemento fundamental en las terrazas urbanas, ya que ayudan a crear un espacio ‘vivo’, lleno de color, frescura y aromas. Independientemente del tamaño, las jardineras o las macetas te ayudarán a tener un agradable vergel. Eso sí, antes de decidirte por una u otra, debes conocer la orientación y el viento que tienes, ver si hay sombras de edificios y árboles y, como recomiendan desde Rojomenta, “observar los balcones y terrazas próximas, ya que te orientarán en la elección”. Opta por mezclar especies distintas, para crear un conjunto más dinámico y ten presente las ‘comodín’, como geranios o margaritas.

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3. Utilizar muebles de interior

No se trata de convertir tu terraza en un trastero ni de dar una segunda oportunidad al sofá de tu casa de campo. El mobiliario de exterior posee unas condiciones específicas (resistencia a los rayos solares, la humedad, los cambios bruscos de temperatura…) que no tiene el resto. Otra cosa, es apostar por piezas ‘in & out’, ya que están tratadas para usarse indistintamente tanto dentro como fuera de casa. Lo que sí puedes hacer cuando llegue el mal tiempo es llevarte ese sillón de mimbre tan cómodo a tu rincón de lectura y pensar, cada vez que te sientes en él, en tus momentos preferidos del verano.

4/10 © Roche Bobois

4. Olvidarte de los textiles

O elegir mal las telas. Se dice que son el broche de oro de cualquier decoración, el vestido perfecto según el ‘outfit’ de cada estancia. Por este motivo, no subestimes su poder, aunque estemos al aire libre, y elige tejidos 100% outdoor. Incluso cuando las tienes resguardadas bajo un toldo o una pérgola tienen que ser resistentes a la humedad y las inclemencias del tiempo, si quieres que luzcan siempre buena cara.

5/10 © Unopiù

5. Renunciar al estilo

Cuando llega el buen tiempo, sacamos los bártulos fuera y trasladamos la vida de casa al exterior. Por eso, no te conformes con amueblarla, también debes darle el toque ‘deco’ que necesita, para convertirse en un lugar más apetecible y agradable. Puedes apostar por una única tendencia o dejarte llevar por el encanto de la mezcla, una solución que, además de resultar más sencilla, consigue un resultado más personal y estiloso.

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6. Dejarla a la deriva cuando se acaba el verano

Te esfuerzas en ponerla bonita para la época estival, pero te sueles olvidar de ella cuando aparece el frío, sin pensar que también puede ser un buen lugar el resto del año. Por eso, si tienes plantas, instala un punto de riego, para que no se sequen las especies que no son de temporada, emplea macetas con drenaje, guarda los cojines y almohadones, para que no se mojen ni se deterioren, y recoge muebles, como tumbonas y hamacas. Deja las sillas y la mesa porque, según dónde vivas, podrás disfrutar de algún que otro desayuno o comida al aire libre, aunque sea con un calefactor de exterior y con la sombrilla protegiéndote del aire y del frío.

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7. No invertir tiempo ni dinero en ella

Te has preguntado que, quizás, no usas tu terraza porque no te resulta cómoda ni agradable. Muchas veces, se convierte en un cuarto más de trastos porque no le dedicas la suficiente atención, ni algo de presupuesto. Puedes transformarla en una extensión de la casa si instalas el mismo pavimento, de manera que al abrir la puerta estés ante un espacio único, pintarla de un color especial, para que gane en encanto o poner brezo en la barandilla, para que te mantenga alejada de miradas indiscretas. Otra buena idea, para usarla incluso cuando el sol no tiene piedad, es instalar nebulizadores, que refresquen el ambiente.

8/10 © The Room Studio

8. Pensar que no forma parte de casa

Y dejarla que vaya por libre, con su decoración y su estilo de vida. La terraza es también parte de la vivienda. Por este motivo, es importante que esté conectada al interior, que haya, una tendencia o un hilo conductor que las una. Además, esta unión resulta muy satisfactoria en casas de pocos metros, ya que amplía los espacios con solo abrir una puerta. Para lograrlo, emplea un ‘look’ similar para ambas, crea continuidad con el pavimento o usa muebles aptos para fuera y dentro.

9/10 © GAN

9. Relegarla a ‘estancia trastero’

Muchas veces, empezamos colgando la bicicleta en ella y terminamos trasladando una silla que nos da pena tirar o directamente un armario para guardar todo lo que no tiene hueco dentro de casa (algo que nunca debería pasarte si siguieses los consejos de Marie Kondo). Por eso, cuídala como se merece y busca otro almacén, si no quieres desayunar rodeada de objetos inservibles.

10/10 © Mimouca Barcelona

10. Olvidarte de la iluminación

Un buen proyecto lumínico hará que uses tu terraza igual de día que de noche, ya que logrará que te sientas cómoda en cualquier momento. A diferencia del jardín, no precisa tanto protagonismo sino que es recomendable modularla con luces de ambiente, tenues en los rincones íntimos, que te ayuden a crear atmósferas con luminarias decorativas, apliques de pared y, por supuesto, velas. Ten presente que las terrazas urbanas cuentan con la iluminación extra que reciben de las farolas cercanas. Por eso, si quieres mayor intimidad solo tendrás que bajar el toldo.

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