1/13 © Tamara Magel

1. A juego con los muebles

Las baldas logran espacio de almacenaje, sin recargar visualmente el ambiente, tal y como harían los muebles con puertas. Esta propuesta de la interiorista americana Tamara Magel (tamaramagel.com) es toda una inspiración. Su cocina blanca (una de las preferidas de los amantes de la decoración), cómoda y luminosa, amortiza los metros de pared con seis baldas, colocadas de forma simétrica a ambos lados del frigorífico. Para integrarlas en el ambiente son de color blanco.

2/13 © Inés Benavides

2. De diseño

En cocinas abiertas al resto de la vivienda, deben compartir estilo y jugar con la misma estética. Como ocurre con este diseño de la interiorista Inés Benavides (inesbenavides.com) que recorre toda la pared donde está ubicada la cocina. Una original solución, que otorga carácter, al mismo tiempo que la integra en el ambiente contiguo.

3/13 © Silestone

3. En la zona de fuegos

Colocar una o varias baldas en el área de fuegos o cerca, te permitirá tener a mano todos aquellos utensilios que necesitas para cocinar. Desde las especias y el aceite hasta útiles como el mortero o rallador. Eso sí, guarda la vajilla y la cristalería alejadas del área de cocción o en armarios o vitrinas, como aquí. “A la hora de reformar la cocina hay que tener en cuenta las soluciones de almacenaje. Es necesario olvidarse de todo lo que hemos oído sobre el ‘triángulo de trabajo’ y empezar a pensar en zonas. ¿Qué quieres hacer y que necesitas tener a mano?”, explica Cheryl Kees Clendenon, la diseñadora de esta cocina, fruto de la colaboración de los expertos en fontanería Kohler Co., la empresa de pinturas Benjamin Moore y Silestone (silestone.es), de cuyo material se ha revestido la isla y la encimera.

4/13 © Scavolini

4. Con vida (y color propio)

En esta propuesta de Scavolini (scavolini.es) copiamos la estética del salón y la trasladamos a la cocina. El resultado son baldas diseñadas a modo de librería, que juegan con los tamaños y los colores. Esta distribución libre permite sacar mayor partido al espacio, adaptándonos a nuestros hábitos a la hora de cocinar. Presta atención a la parte superior del mueble, ya que hace la función también de estante.

5/13 © Norrgavel

5. Junto al 'office'

Una buena idea es colocar en esta zona de la cocina, una o varias baldas donde dejar los objetos que menos utilizas y no te caben en los armarios. A la hora de decidir la altura, piensa que cuando más altas estén menos accesibilidad tendrás, por lo que no pongas nada de uso diario. También es buena ideal emplear cajas, para guardar lo más pequeño. Propuesta de Norrgavel (norrgavel.se).

6/13 © Aran Cucine

6. Hasta el techo

El almacenaje en vertical es un clásico en cocinas pequeñas o con los techos muy altos. En esta propuesta de Aran Cucine (arancucine.it, las estanterías ocupan todo el plano de pared de la zona de aguas y trabajo, brindándote un espacio extra, muy valioso, para almacenar. Recuerda poner en la parte más alta, todo lo que menos usas.

7/13 © SieMatic

7. Armario sin puertas

Esta cocina de SieMatic (siematic.com) cuenta con un armario abierto hasta el techo, que combina baldas y cajones. Un completa solución que, a pesar de sus dimensiones, resulta ligera al no tener puertas. Copia la idea de la escalera, para poder alcanzar los estantes más altos.

8/13 © Essential Home

8. Sobre la zona de aguas

Uno de los problemas de las baldas es su facilidad para acumular polvo y atraer la grasa. Por eso, procura alejarlas de la zona de fuegos y limpiarlas de forma regular, para que luzcan siempre (casi) impecables. En esta propuesta de Essential Home (essentialhome.eu) son el broche perfecto (y dorado) de esta cocina de estilo ‘mid century’.

9/13 © Tamara Magel

9. En el lavadero

O junto a la lavadora, si no dispones de un área independiente para este fin. Son perfectas para dejar el jabón y el suavizante, pero también la ropa de plancha, las prendas que necesitan un lavado especial… Para mantener el binomio ‘black-white’, la diseñadora Tamara Magel ha optado por ponerlas en color negro, contrastando con el blanco de los muebles.

10/13 © Scandola Mobili

10. Bajo los armarios superiores

La zona del antepecho es una de las más desaprovechadas. Esta propuesta de Scandola Mobili (scandolamobili.it) subsana este ‘error’ tan común, con dos grandes baldas bajo los muebles altos, situados estratégicamente a ambos lados de la placa.

11/13 © Silestone

11. A modo de hornacina

En esta propuesta de Silestone, las baldas comunican dos espacios, logrando que la luz se traslade de una estancia a otra. Para poseer mayor impacto visual se han pintado en un color oscuro, a juego con la puerta y el marco de la ventana.

12/13 © Vibia

12. En metal

A la hora de elegir el material, debes tener en cuenta tanto el peso que vas a poner en ellas como la estética de la cocina y el tipo de pared, ya que, por ejemplo en el caso del Pladur, las más pesadas deberán atornillarse en el perfil galvanizado. Las lámparas de techo son de Vibia (vibia.com).

13/13 © Bora

13. Combinaciones que aligeran

Al mezclar armarios cerrados con baldas aligeras al instante cualquier mueble o estructura a medida, como ocurre en esta propuesta con campana de Bora (bora.com). Además, este tipo de soluciones permite aprovechar mejor los huecos difíciles y ‘espacios muertos’.

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