1/1

Desde el punto de vista visual, los mandalas nos envuelven en un espíritu de equilibrio y sosiego. Hasta el punto de que pintar un mandala es un ejercicio que nos permite relajarnos. Es una manera muy serena de descansar la mente y los sentidos de la rutina diaria. Y todo ello gracias a la acción de colorear las formas y figuras de los mandalas.

© AdobeStock

Más sobre: