El calor y la humedad son características constantes de estas áreas; por ello, el principal consejo es que mantenga un buen estado de hidratación, bebiendo abundante agua embotellada, acompañada de sales minerales para evitar el agotamiento y prevenir el golpe de calor. Báñese sólo en el mar o en piscinas de agua clorada y depurada. Las aguas de los estanques y lagos pueden transmitir parásitos o infecciones en los ojos y en la piel.
La intensidad de las radiaciones solares es mucho mayor en los países tropicales y tienen mayor poder de insolación. Protéjase de los rayos del sol con gafas oscuras, sombrero y filtros solares de alta protección.
Existen circunstancias personales que aumentan el riesgo en estos viajes. Padecer una enfermedad crónica, la edad, las minusvalías o el embarazo aumentan las posibilidades de tener problemas. Los niños y los ancianos también son más vulnerables a los cambios climáticos y ambientales. Si padece alguna alteración (diabetes, hipertensión...) con tratamiento médico, provéase de los fármacos necesarios e infórmese de las posibilidades de adquirirlos durante el viaje.
Recomendaciones útiles
Dormir con mosquitera.
Usar repelente de insectos.
Lavado frecuente de manos con agua y jabón.
Beber sólo agua embotellada.
No tomar alimentos crudos o de dudoso origen.
No bañarse en aguas estancadas.
Los cubitos de hielo, el agua del cepillado de los dientes y el del baño pueden transmitir infecciones y dar lugar a la diarrea del viajero.
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