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Dormir mal, comer más de la cuenta o viajar en avión son algunas de las causas por las que nos levantamos con la cara hinchada. Además, el sushi (y la soja, sobre todo), es una comida que favorece la retención de líquidos por su elevado contenido en sodio.

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Beber infusiones con propiedades drenantes como la de manzanilla o diente de león y desmaquillarse siempre antes de dormir son dos trucos que ayudan a combatir el problema.

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Los masajes faciales también son efectivos y respetar la calidad del sueño, pues el insomnio y las malas posturas aumentan la retención.

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