Cualquier excusa es buena para visitar una de las ciudades más hermosas del norte de Europa, Estocolmo, pero lo cierto es que hay una fecha en la que la ciudad aumenta sus ya de por sí numerosos atractivos: el 10 de diciembre, fecha en la que se entregan los premios Nobel. ¿Le apetece seguir la huella de los galardones más famosos del mundo?
Todo en la capital sueca tiene el sabor de los premios durante los primeros días de diciembre, pero existe un rincón donde esta sensación se hace más palpable: el Grand Hotel, que desde 1901 acoge a los premiados durante los días de su estancia en la ciudad, por lo que tal vez le resulte curioso saber que en sus amplias habitaciones –algunas de ellas con vistas a la ciudad vieja- se han hospedado desde Nelson Mandela a Ingrid Bergman o Camilo José Cela. De hecho, hasta el año 1929, el banquete de gala de los premios también se celebraba en los salones de este veterano, elegante y refinado establecimiento.
Pero la historia de esta ciudad no sólo está unida a los galardones. Lógico, si se tiene en cuenta que fue fundada allá por el siglo XIII en la costa este de Suecia. Mucho ha cambiado Estocolmo desde entonces, pero lo que no ha variado es su particular distribución en diferentes islas e islotes, que convierten la capital báltica en una maravilla para el visitante por su situación geográfica, que se encuentra ante sí un archipiélago repleto de puentes para comunicarse. De hecho, la ciudad ha ido creciendo a partir de las 14 islas principales. El agua, los frondosos espacios verdes y los edificios se mezclan de manera armoniosa en esta ciudad, que más de una vez se ha ganado el calificativo de la Venecia del Norte.
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