De A Guarda a Baiona: con vistas al Atlántico

El revirado litoral de Pontevedra sorprende con un tramo rectilíneo entre A Guarda y Baiona. Por aquí discurre el Camino Portugués de la Costa y una carretera que se abre paso entre el océano Atlántico y los escarpes de la sierra de A Groba despertando todos los sentidos. En un lugar excepcional de Oia se descubre el único monasterio europeo del Císter emplazado junto al mar

VIAJES PONTEVEDRA
Guillermo Esaín

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En el trayecto costero desde la comarca del Baixo Miño a la de Val Miñor todo resulta inspirador. Tras coronar en A Guarda el monte Santa Trega, donde se encuentra el mejor testimonio de la cultura galaico-romana y se contemplan unas extraordinarias vistas del valle vinícola de O Rosal y la desembocadura del Miño, se deja el coche en la playa de Area Grande y se sigue a pie 1,5 kilómetros por este litoral bajo y pedregoso para llegar a la monumental cetárea Redonda, un antiguo vivero de langosta que aprovecha las rocosidades del entorno para dejar entrar el agua e inundar sus compartimentos.

Que el concejo de O Rosal disfruta de tres kilómetros de costa es algo que muchos gallegos desconocen. En este tramo, la parada se hace en la Explanada do Horizonte, mirador diseñado por la arquitecta María Fandiño y ejemplo de recuperación paisajística donde el graderío, el petroglifo Laxe do Lapón, la vegetación autóctona y el parque son un punto de relax y de recogimiento al caer el sol. El bar suele estar muy animado con peregrinos que sellan aquí sus credenciales.

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Castro de Santa Trega, testimonio de la cultura galaico-romana y excelente mirador.

En Oia, el apartado monumental cobra importancia por el monasterio de Santa María, con el batir de las olas llamando a su puerta (antes rompía contra la fachada). Para certificar su raigambre defensiva, solo hay que reparar en las murallas del siglo xvi, desde donde los monjes cistercienses disparaban los cañones contra los piratas berberiscos; o la plaza de armas, con merlones y troneras. De este monasterio no hay que irse sin contemplar el claustro del siglo xvi. La torre barroca de la iglesia es un hito en el paisaje, mientras en el interior, recién restaurado, son protagonistas sus pinturas murales y su retablo manierista.

El barrio do Arrabal de Oia ha preservado todo su encanto arquitectónico: la fuente, el cruceiro da Centinela, hórreos, viviendas típicas bien conservadas, algunas del siglo xvii, como la que alberga Casa Puertas –una de las referencias de turismo rural de la costa pontevedresa– o el restaurante A Casa da Henriqueta.

El faro blanquirrojo del Cabo Silleiro es el de mayor alcance de Galicia
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Ambiente marinero. El puerto conforma el casco urbano de A Guarda.

Esta ruta, que combina el mar con la sierra de A Groba, invita después a subir hasta las pozas de Mougás, transitando los dos últimos kilómetros por pista de tierra. La pequeña cascada del río Peito que forma la poza principal resulta, además de singular, muy apetecible para darse un baño.

De nuevo en la carretera, a la altura del camping O Muiño, se sube por la derecha para girar en el mismo sentido por la primera pista y llegar al castro de A Cabeciña, complemento a Santa Trega. Su ocupación se extiende desde el viii a. C. al siglo i, y deja entrever una topografía escalonada circundada de murallas. A la izquierda se observan varios petroglifos.

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El mar llama a la puerta- Santa María de Oia, el único monasterio cisterciense situado junto al mar, jugó un importante papel en la defensa de la costa, lo que llevó a Felipe IV a concederle el título de Real. Su visita descubre no solo el claustro y sus pinturas murales, también sus 800 años de historia. Junto a estas líneas, calle de Baiona e iglesia de Santa María.

Más tarde toca fotografiar el cabo Silleiro, con el faro de mayor alcance en Galicia, de imponente torre troncocónica octogonal pintada a bandas rojas y blancas. El mismo vial conduce después a la ruinosa batería costera, apuntando al fragor y al huracán que golpea frontalmente esta rompiente, y a un mirador.

Pasan los años y el restaurante Rocamar mantiene la calidad y el buen trato. Un reconfortante final tras subir a la cima del monte Sansón y ascender por el interior de la ciclópea estatua de la Virgen de la Roca, tallada por Antonio Palacios en 1930, para contemplar desde esta magnífica atalaya la ensenada de Baiona.

Muy apetecible resulta darse un baño en la cascada del río Peito, en las Pozas de Mougás
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Murallas y torreones. El paseo marítimo de Baiona bordea la playa urbana de A Cuncheira, al pie de las murallas que protegen la península de Monterreal, coronada por un castillo rodeado de jardines y bosques. El pequeño arenal compuesto de pedazos de concha tiene su continuación en la cala de Os Frades.

El apunte experto

  • Asistir al crepúsculo desde la Explanada do Horizonte, en O Rosal.
  • Cura de mar en el circuito del hotel Talaso Atlántico, en Oia, nadando en agua templada mientras se ve cómo el océano rompe en la costa.
  • Paseo desde el faro antiguo del hasta la cala de los Cristalescabo Silleiro .
  • Una visita guiada por el claustro y las dependencias del monasterio de Santa María de Oia.
  • Reservar el desayuno en Casa do Marqués (casadomarques.es), en Baiona, y dejarse agasajar.

GUÍA DE VIAJE

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Cómo ir y cómo moverte

Desde Pontevedra a A Guarda, punto de inicio de la ruta, hay una hora de camino. La autopista de Val Miñor AG-57 acaba en Baiona, aunque siempre es buena idea ir por las AP-9 y A-55 hasta Tui, ver su catedral y bordear el Miño hasta A Guarda. Los 30 kilómetros que distan hasta Baiona pueden cubrirse también a pie por el Camino de Santiago Portugués de la Costa.

Cuándo ir

La temporada estival, salvo agosto, es la época idónea para gozar del Atlántico, bañarse en las pozas, ejercer de peregrino y aprovechar el horario ampliado del monasterio de Oia.

Dónde dormir

En una encrucijada del casco viejo de Oia se encuentra Casa Puertas (casapuertas.es), de ambiente familiar y mimo por los detalles. El Convento de San Benito (hotelsanbenito.es), hotel monumento en pleno centro de A Guarda, es lo más parecido a pernoctar en un museo sacro, sin renunciar a las comodidades. Recomendable en el Talaso Atlántico (talasoatlantico.com) su circuito termal, así como sus tratamientos y masajes. Menos conocido es Le Sept (lesept.es), apartahotel tipo boutique situado en el interior de Baiona, integrado por siete apartamentos, tres de ellos dúplex; el loft se halla en un edificio aparte. Instalaciones a la última, piscina exterior y parcela ajardinada. Y en un emplazamiento único, la fortaleza que corona la península de Monterreal,el Parador de Baiona (parador.es), asomado al mar y rodeado de jardines.

Dónde comer

Porto dos Barcos (tel. 669 21 42 04) es el restaurante de mayor nivel en Oia, y en sus mesas, en primera línea de mar, prima la cocina de producto: tortilla de pulpo, bogavante frito... En A Guarda, el restaurante Bitadorna (bitadorna.com) atrae por las creaciones de Chus Castro, como el tronco de langosta con salsa de yogur y aromas de albahaca. En Baiona, aparte del Rocamar (restauranterocamar.com), el restaurante Paco Durán (tel. 986 35 50 17) atrae tanto por sus pescados y mariscadas como por sus vistas.

Más info

Monasterio de Santa María de Oia (mosteirodeoia.com); abre de abril a septiembre y organiza conciertos en verano. Turismo Rías Baixas (turismoriasbaixas.com).

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