Palma de Mallorca, la mejor ciudad para vivir del mundo, en ocho bocados

Así ha sido elegida por el diario británico The Times, que ha elaborado una lista con sus 50 ciudades predilectas en la que la capital balear se ha impuesto a rivales como Toronto, Auckland, Hoi An y Berlín. Valoran su clima, la calidad de vida, su pintoresca parte antigua y el privilegio de poder llegar andando a la playa, pero hay otro puñado de razones que animan a disfrutar de la ciudad. Te contamos algunas:

by hola.com

EN BICI POR EL PASEO MARÍTIMO
En cualquier visita a Palma, la capital de las Baleares, se impone unas horas para caminar, patinar, correr o montar en bici por el largo paseo que recorre la fachada marítima, una especie de malecón a la mallorquina. Si quieres alargarlo durante más tiempo, lo mejor será que alquiles una bicicleta y sigas la ruta ciclista que recorre toda la bahía. El premio será disfrutar de la brisa marina, las vistas, su ambiente heterogéneo y hacer parada en alguno de los bares situados al lado mismo del mar.

ES HORA DE COMER (Y CENAR)
En Palma hay dos zonas importantes en las que se puede encontrar una gran variedad de buenos restaurantes: La Lonja es la zona más cool y está situada más cerca del centro, mientras que Santa Catalina es la que está de moda. En la primera está el restaurante que dicen sirve las mejores tapas de Mallorca, Forn de Sant Joan (forndesantjoan.com); y de los mismos propietarios, Koa. A rebosar está La Boveda (tabernadelaboveda.com), y para sibaritas de las ostras y el champagne, Chez Camille (chezcamille.es). También una buena opción es La Paloma (lapaloma.es).

La otra zona principal de restaurantes es el barrio de Santa Catalina, que da nombre a su famoso mercado, en el que además de comprar productos frescos también se puede comer en su nuevo restaurante, que sirve la última tendencia en comida. Otros locales interesantes y de reciente apertura son el italiano A Casa Mia (acasamiamallorca.com), el indú Bindi (bindirestaurante.com) y el peruano Sumaq (restaurantesumaq.com). Y muy frecuentados, Vietnam Cafe (vietnamcafe.es) y Duke (Soler, 36).

NOS VAMOS DE TIENDAS
El Paseo del Borne es la milla de oro de las compras. Aquí se reúnen grandes boutiques como Louis Vuitton, Hugo Boss, Carolina Herrera, Relojería Alemana, Mulberry, Twin-Set…, que han convertido este paseo de lujo en la calle de los diseñadores. Aquí también está Rialto Living, 800 metros cuadrados llenos de moda, muebles, libros, regalos, accesorios, arte y una elegante cafetería que la convierten en la tienda más impresionante de Mallorca.

Antes que el Borne, fue Jaime III la calle de las grandes marcas, en la que todavía se pueden encontrar algunas de ellas. Mientras en la Vía Veri, además de palacetes y galerías de arte, hay buenas tiendas de diseño de interiores como Bondian, Holger Stewen y Janer. Otras que no hay que pasar por alto son la calle Quint ‘la calle de las escaleras bobas’, a la que asoman los escaparates de tiendas como Pasatiempos, La Insdutrial Toy Shop, La Pajarita; y la estrecha San Miguel, que lleva a la plaza Mayor, con tiendas de siempre y otras de marcas conocidas. Tiendas especiales también hay en las calles peatonales del barrio de Santa Catalina, pero si lo que se buscan son gangas hay que tomar el tren en Plaza de España y llegar en 15 minutos al Festival Park Outlets.

¡A LA PLAYA!
Arena, aguas tranquilas y claras y buen tiempo. Con estos datos, quién no quiere pasar unas horas en la playa. La más cercana a Palma es Can Pere Antoni, a solo dos kilómetros del centro, desde la que la vista alcanza incluso la catedral. Las de Ciutat Jardín y del Molinar también son de arena y cuentan con todo tipo de servicios.

CHOCOLATE CON ENSAIMADA
Imprescindible pasar por la mítica Can Joan de s’Aigo (Sans, 10) para probar las ensaimadas, quartos (bizcochos) o coques (tortas) de patata que elaboran en la más antigua chocolatería de la ciudad, abierta nada menos que desde el siglo XVIII. Por supuesto, como acompamiento de un delicioso chocolate.

DE PATIO EN PATIO
No se puede conocer Palma sin dar un paseo por los callejones del barrio antiguo, en torno a la catedral. La silueta de su monumento más emblemático se refleja en las aguas ofreciendo la imagen más conocida. Después de entrar en ella para contemplar esta obra maestra del gótico y admirar el moderno retablo de la capilla del Santísimo, obra de Barceló, hay que entrar en la Llotja, buena muestra del esplendor comercial que vivió Palma en el siglo XIV y asomarse a sus patios señoriales, aunque será mejor apuntarse a la ruta guiada que ofrece el Ayuntamiento por algunos de los más notables. Si hay tiempo, el Museu de Mallorca, en un antiguo palacio, relata la secuencia histórica de la isla.

SUBIR AL CASTILLO DE BELLVER
Rodeado de bosques y dominando la bahía de Palma, este castillo que fue residencia palaciega y presidio de políticos y militares, como Jovellanos, es otro de los símbolos de la isla. Además de la panorámica que se divisa desde lo alto, lo más llamativo de él es su planta circular, convertida en un elegante claustro. El paseo lleva, además, a la torre del homenaje, a la antigua cisterna, utilizada como mazmorra, y a los espacios museísticos que acoge en su interior, el Museu de la Ciutat y la colección escultórica del cardenal Despuig.

SUITES A LA ÚLTIMA
Algo se está cociendo en Palma, a juzgar por el número de nuevos hoteles que están abriendo sus puertas en la ciudad, muchos de ellos de los llamados boutique. Te gustarán Brondo Architect (brondoarchitect.com), un singular edificio que combina la arquitectura mallorquina del siglo XVII con el diseño industrial de los característicos loft neoyorquinos; las suites del hotel Cort (hotelcort.com) y el elegante Can Alomar (boutiquehotelcanalomar.com) con vistas al paseo del Borne.

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