Una historia de famosos y glamour

Por su enclave y sus increíbles vistas sobre la bahía, por sus estancias y sus servicios, pero sobre todo por ser un lugar elegido por las ‘celebrities’ para descansar, el Castillo Hotel Son Vida goza de merecida fama. ¿Quiéres conocer los secretos de los famosos que en él se han alojado?

by hola.com

Cuando el noble enclave histórico de Son Vida abrió sus puertas el 23 de junio de 1961 como hotel de lujo, Mallorca celebró una gran fiesta, la más impresionante que esta isla balear había presenciado jamás. Sobre la terraza, que pronto alcanzó una fama mundial por sus increíbles vistas, así como en sus cómodos salones, 500 grandes personalidades de la alta sociedad, la política y el mundo empresarial disfrutaron de las excelencias que forjarían la fama de este hotel de lujo con un ambiente lleno de clase y elegancia.

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Tan solo una semana más tarde atracó el yate de lujo Christina O en Mallorca. A bordo se encontraba el magnate Aristoteles Onassis y la diva de la lírica Maria Callas, acompañada por la princesa Gracia de Mónaco y el príncipe Rainiero de Mónaco, quienes ofrecieron una legendaria fiesta de sociedad en el flamante hotel. Entre los famosos invitados se encontraban Montgomery Clift, Elsa Martinelli y Charles Farrell. La velada finalizó con un inolvidable cuarteto espontáneo formado por Elsa Maxwell al piano, el Príncipe Rainiero a cargo de la percusión y Maria Callas y Aristoteles Onassis al micrófono interpretando canciones griegas.

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Los invitados que se alojaron durante esos días en el Castillo Hotel Son Vida pudieron contemplar al Príncipe Rainiero degustando ostras en un aperitivo de bivalvos frescos en el parque, o a la Princesa Gracia Patricia mientras documentaba sus recuerdos del viaje con una pequeña máquina fotográfica. Debido a la enorme presión de la prensa, Aristoteles Onassis y Maria Callas continuaron su estancia a bordo del Christina O, pero el nuevo hotel se convirtió, en un brevísimo espacio de tiempo, en el punto de mira de los medios de comunicación.

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Monarcas, miembros de la nobleza y jefes de Estado y de Gobierno son algunos de las ilustres personalidades de todo el mundo que se han alojado en esta possessió mallorquina del siglo XIII en visitas de Estado oficiales, con motivo de la celebración de nupcias o en sus vacaciones privadas. Además de la familia real de Mónaco, también la Familia Real española eligió este hotel para su estancia, cuando veraneaba en Mallorca en los años 60. Posteriormente, se alojó en un palacio de su propiedad, si bien continuó acudiendo a esta noble residencia para participar en numerosos acontecimientos. También la Familia Real árabe y jeques han disfrutado del aura de esta residencia, así como de sus parques llenos de palmeras y limoneros. Éstos realizaron numerosas visitas al hotel seguidos de un gran séquito, para la alegría de los empresarios mallorquines, e incrementaron los ingresos de la isla. Una personalidad que apreció particularmente el arte culinario del hotel fue el rey Hassan II de Marruecos. Entusiasmado por el menú vespertino, invitó personalmente al jefe de cocina a su suite y le pidió que le revelara la receta de la lubina a la naranja.

Además del servicio culinario del hotel, premiado en numerosas ocasiones, los cuidados y excelentes campos de golf que se encuentran en sus inmediaciones han contribuido a la fama de la residencia. El Príncipe Rainiero de Mónaco no dejó escapar la oportunidad de ser el primer jugador en inaugurar el campo de golf Son Vida –que es en la actualidad el campo más conocido de Mallorca– en 1963. Ya que el deporte del golf se convirtió pronto en Mallorca en la actividad preferida por la clase pudiente para el tiempo libre, no es de asombrar que también el campo de golf de 18 hoyos Son Muntaner se convirtiera pronto en otro lugar de encuentro de invitados de alto nivel. Sin embargo, para muchos jefes de Estado y de Gobierno, Son Vida no ha supuesto únicamente un lugar de diversión. El presidente español Felipe González y el canciller austriaco Bruno Kreisky se reunieron en este hotel con el jefe de Estado libio Gaddafi para debatir cuestiones de orden internacional. El dirigente palestino Yasser Arafat se hospedó también en el hotel en 1982 para celebrar una importante rueda de prensa.

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Retiro para los artistas

El Castillo Hotel Son Vida también ha servido a muchos artistas como oasis de inspiración. Así, Pedro Almodóvar, escribió en este hotel el guión de la película Carne trémula y el conocido director estadounidense Martin Ritt descansó en el hotel al finalizar la grabación de la película El espía que surgió del frío. Tras la extenuante grabación de El mago, Anthony Quinn y Michael Caine se dejaron agasajar por el excelente servicio de la casa, así como Yehudi Menuhin, que viajó al castillo en 1964 tras una gira de conciertos. El hotel sirvió como escenario cinematográfico propiamente dicho, entre otras obras, para la película de Tony Richardson Laughter in the dark, en la que participó Anna Karina.

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Las estrellas de la prensa rosa se encargaron siempre de mantener a Son Vida en el centro de las crónicas. Brigitte Bardot se dejó fotografiar en el hotel con su flamante marido Gunther Sachs, y Hannelore Auer –posteriormente la esposa del cantante alemán Heino- posó también para los fotógrafos en esta residencia. Julio Iglesias prefirió entrar junto a su esposa por la entrada de personal para esquivar a la prensa. Jean-Paul Belmondo y Sting decidieron hacer lo mismo. Éste último, decidió quedarse en una residencia privada si bien alojó a su grupo musical en el hotel.
También Zsa Zsa Gabor estuvo en el blanco de las miradas, pues tuvo que pasar una noche en prisión, ya que disfrutó encantada de todas las comodidades del hotel castillo pero no pagó la factura. Entre las numerosas personalidades que anotaron sus nombres y comentarios en el libro de invitados cabe citar a la estrella de la ópera Montserrat Caballé y a Truman Capote, a Margaux Hemingway y a Maximilian Schell, a Niki Lauda y al campeón de ajedrez Gary Kasparov.

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Enclave perfecto

En las memorias de la isla de Mallorca se menciona por primera vez Son Vida en 1518 como una finca ubicada en un lugar de ensueño, junto a la ciudad de Palma, y desde el cual se podían contemplar unas vistas bellísimas de la bahía de la capital de la isla. Los Vida eran una reputada familia que, desde la conquista de la isla, habían amasado grandes riquezas. Tras una revuelta histórica, Son Vida fue restructurada entre 1900 y 1905 por Nicolau Truyols, Marqués de la Torre, para entregárselo como regalo de amor romántico a su esposa. Así, construyó un castillo a la usanza de las de los nobles de la península.

El enclave en el que se encuentra ofrece también el entorno ideal para la celebración de eventos exclusivos. Así, en los años 60 se reunieron en Son Vida los 13 armadores más importantes del mundo y acuden a él con creciente asiduidad bellezas de las pasarelas, como Claudia Schiffer, que se empapan de la belleza de este entorno de cuento de hadas.

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