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Con motivo de la celebración, hoy, 27 de noviembre, del Día Nacional de la Dermatitis Atópica, hemos querido dar respuesta, con la ayuda de dos especialistas en Dermatología, a algunas de las principales dudas que pueden surgir al respecto de esta enfermedad crónica de la piel que puede llegar a afectar a la calidad de vida de quienes la padecen.

¿Cuáles son sus síntomas?

Se manifiesta de tres formas principalmente: aparecen eccemas, surge picor y hay una extrema sequedad de la piel. Y la situación se complica especialmente en los meses de frío. “Son más complicados, dado que la falta de exposición solar, unida a las bajas temperaturas pueden desencadenar un brote”, cuenta la doctora Cristina García Millán, dermatóloga y colaboradora de la firma cosmética Bioderma, que cuenta con una gama de productos destinada a mitigar los problemas de estos pacientes.

 

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¿Es un problema de nacimiento?

Una duda que nos surge es si con dermatitis atópica se nace o podríamos decir que esta se hace a medida que pasa el tiempo por determinados factores. “La dermatitis atópica es una enfermedad genética, que surge dentro del síndrome atópico (asma, rinitis, dermatitis). Nacemos con la herencia genética que nos predispone a la atopia, pero ciertos factores pueden actuar retrasando su aparición o adelantándola”, nos explica la doctora García Millán. “La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel no presente en el momento del nacimiento, sino que se desarrolla normalmente tras los primeros meses de vida y, en la mayor parte de los casos, durante la infancia. Son múltiples los factores implicados en la patogenia, como anomalías en función barrera de la piel, defectos en la respuesta inmunitaria y una alteración en la microbiota normal de la piel”, añade por su parte la dermatóloga Alba Crespo, colaboradora de los laboratorios Pierre Fabre, que también tienen productos específicos para tratar la atopia en sus marcas, como A-Derma, Ducray o Avène.

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¿Influye la genética?

Los genes tienen, además, gran relevancia. "Cuando ambos progenitores sufren dermatitis la probabilidad de que tengan un niño atópico es del 70%. Si solo uno es atópico la probabilidad será de un 30%", explica la doctora colaboradora de Bioderma.  Y es que la carga genética es un factor altamente predisponente. En aquellos niños predispuestos el empleo de productos irritantes en su higiene diaria, la falta de hidratación, la exposición al frio… pueden precipitar su aparición.

 

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¿Cuáles son sus causas?

Entre sus causas destaca una mutación de genes que codifican proteínas estructurales de la piel provocando que sea más frágil y del sistema inmune, provocando que sea más reactivo. “Como mencioné anteriormente, son múltiples los factores implicados en su etiopatogenia y aún es un campo de investigación. Sabemos que existe una predisposición genética y que la dermatitis atópica se puede asociar a otras enfermedades como rinoconjuntivitis alérgica, asma o alergias alimentarias”, añade la doctora Crespo.

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¿Se manifiesta de forma diferente en niños y en adultos?

Partimos de que la lesión elemental en la dermatitis es el eccema (una placa roja, descamativa que produce picor) y esto es común en niños y adultos, pero en los niños la distribución de los eccemas es distinta, predominando la afectación de la cara, tronco y región extensora de extremidades mientras que vemos más afectación de párpados, labios, palmas y plantas así como zona de flexión de brazos en adultos. La doctora Crespo añade que la clínica es diferente también entre lactantes y niños de más edad.

 

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¿Cómo se diagnostica?

“El diagnóstico es clínico, basándonos en las manifestaciones que presenta el paciente y su historia personal y familiar de alergias. No es necesario hacer pruebas adicionales para diagnosticar la dermatitis atópica”, nos dice la doctora García Millán. Eso sí, como apunta su colega, para llegar a su diagnóstico es preciso la evaluación por un médico especialista. En la mayor parte de los casos se aborda por parte del Pediatra, el Dermatólogo y, en algunos casos, el Alergólogo.

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¿Cómo afrontar un brote?

Las expertas coinciden en que una vez aparece el brote, deberá ser el médico especialista el que nos indique el tratamiento de forma individualizada. Para el abordaje del picor debemos ante todo tratar los eccemas, que son las lesiones que provocan el picor, pero es cierto que la piel atópica en situaciones “libre de brote” puede picar, debido a su condición. La hidratación es esencial, así como evitar ambientes secos y muy cálidos (calefacción), baños prolongados y calientes etc. También existen sprays y lociones específicas que son de ayuda en situaciones de picor. “Sin embargo, está en nuestra mano realizar correctamente la prevención del brote. Es de vital importancia dar a la piel los cuidados necesarios, que en el caso de las personas con dermatitis atópica, incluyen: duchas cortas (de 5 minutos) con agua tibia evitando el uso de esponja o manopla, como producto de higiene aplicar gel sin jabón (syndet) o limpiadores a base de aceite,  secar la piel a toques, hidratar de forma diaria con emolientes y vestir con ropa preferiblemente de algodón, evitando fibras sintéticas y lanas”, cuenta la doctora Crespo.

 

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¿Cuál es el tratamiento?

La doctora Crespo matiza que hay tratamientos tanto tópicos como sistémicos. “No hay uno más recomendable que otro, sino que hay que dar una solución individualizada a cada paciente. Además, es necesario acompañar siempre ese tratamiento de un buen cuidado de la piel, siguiendo las recomendaciones que hemos citado previamente”, añade. Por su parte, la doctora colaboradora de Bioderma nos cuenta que el tratamiento de elección suelen ser los corticoides tópicos, que se deben aplicar sin miedo, bajo supervisión médica. Para el mantenimiento entre los brotes la hidratación y medidas de higiene diaria son esenciales.

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¿Tiene relación con las alergias alimentarias?

“No todos los pacientes atópicos son alérgicos, pero ambas condiciones están íntimamente relacionadas y podemos observarlas en muchas ocasiones juntas”, nos explica la doctora García Millán. “Hay pacientes que no sólo padecen dermatitis atópica, sino que experimentan lo que conocemos como marcha atópica. La marcha atópica es una secuencia por la que van apareciendo progresivamente diferentes manifestaciones atópicas: dermatitis atópica, alergias alimentarias, asma y rinoconjuntivitis”, añade la doctora Crespo.

 

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¿Ayuda seguir determinados hábitos?

Hay hábitos, relacionados con nuestra higiene o incluso con la ropa que elegimos, que pueden ayudarnos a abordar este problema de salud. Por ejemplo, en las personas que sufren dermatitis, la ropa debe ser de algodón, evitando lana y fibras sintéticas. En el caso de la higiene, son perjudiciales las duchas o baños muy prolongados, la exposición continuada al cloro de piscinas  o los jabones muy básicos que eliminan el manto lipídico cutáneo. “Es primordial seguir una serie de recomendaciones para prevenir los brotes y ayudar a que éstos sean más leves. Además, a día de hoy sabemos que cuanto mejor controlemos la sintomatología a edades tempranas, más posibilidad de remisión espontánea habrá conforme el paciente crezca y menos riesgo de desarrollar la marcha atópica”, añade la doctora Crespo.

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¿Cuáles son sus posibles complicaciones?

La principal complicación del atópico es la afectación de la calidad de vida, ya que el picor y los brotes pueden interferir con la vida escolar, laboral familiar y de pareja. “Dado que la función barrera de la piel (esto es su capacidad de preservar el agua internamente y evitar la entrada de microorganismos y sustancias extrañas) esta afectada, es más fácil que los atópicos sufran infecciones como herpes, impétigo, molusco contagioso o verrugas víricas”, nos detalla la doctora García Millán. Lo bueno es que, tal y como nos cuenta la doctora Crespo, en la gran mayoría de casos, existe una remisión clínica hacia la pubertad. En algunos, sin embargo, persiste durante la adolescencia y edad adulta. “Por otro lado, los pacientes con dermatitis atópica tienen predisposición a infecciones cutáneas tanto bacterianas como víricas. Habrá que estar atento ya que en esta piel alterada la diseminación de estas infecciones es mucho más rápida que en una piel sana”, nos dice la colaboradora de Pierre Fabre.

 

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¿Es un problema, por el momento, que no tiene cura?

Durante los últimos 5-6 años hemos asistido a grandes avances en el desarrollo de fármacos para tratar la dermatitis atópica, especialmente aquellas formas graves que deterioran mucho la calidad de vida del paciente. Pero efectivamente no tenemos aún una cura definitiva. La clave es controlar los brotes para que sean menores en número e intensidad. “Afortunadamente el 80% de casos de atopia que vemos en la infancia evolucionan favorablemente, presentando menor incidencia en la edad adulta”, concluye la doctora Millán. Hoy en día, mediante el tratamiento conseguimos controlar los brotes para que sean menores en número y en intensidad. Sin embargo, por ahora no existe ningún tratamiento curativo.

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