Según Cristina Romagosa, especialista de Mediquo, este tipo de alimentación no tiene por qué alterar el estilo de vida de forma extrema: "Realmente, de forma natural realizamos lo que se denomina el ‘ayuno nocturno’, llegando a estar entre 10 y 12 horas sin comer, que rompemos con el desayuno (en inglés breakfast – romper el ayuno), y, sin darnos cuenta, ya gozamos de sus beneficios”.