Viajes

Nueva York (Estados Unidos)

De compras por la 5ª Avenida

1 2 3 

Una impresionante vista nocturna de Manhattan.

La estatua de la Libertad, el icono más internacional de Nueva York.

En los siete kilómetros del escaparate más vanidoso de Nueva York convergen las boutiques más exclusivas, una densidad apabullante de museos y una fauna urbana insólita. Con el dólar a buen cambio y el precio de los viajes por los suelos, no hay excusa para dejar de hincarle el diente a la Gran Manzana.

Son siete kilómetros largos de asfalto y en ellos cabe, y se sale, la gloria y miseria de Occidente: las boutiques más indecentemente caras y también los todo a cien, una barbaridad de museos de primera, las grandes firmas de la moda, la joyería y la cosmética al lado de los quioscos de pretzel y perritos calientes, la quintaesencia del lujo a la americana en almacenes como Saks o las boutiques de la Trump Tower, descomunales librerías y tiendas de discos en las que hacerse con la última rareza, hoteles míticos como el Plaza y el Pierre, o los despachos de los peces gordos. Todo el que llega a algo suspira por unos metros a precio astronómico en Fifth Avenue, el eje trazado a tiralíneas que parte en dos la isla más famosa del mundo y hace de frontera entre el algo más asequible Oeste de Manhattan y su exclusiva zona Este.

Pero a lo largo de esta trepidante pista de estímulos el espectáculo queda también servido con la amalgama humana más insólita, que a golpe de semáforo se abre paso dibujando la más sincronizada de las coreografías urbanas: ejecutivos impecables de móvil y maletín, turistas derrengados, ricachonas de limusina, el archimillonario de Tejas de vacaciones en la Gran Manzana con su archihortera familia, los judíos ultraortodoxos de negro y tirabuzón rumbo a las joyerías cutres de la confluencia con la 47, afroamericanas carnosas de peinado imposible y uñas fosforito, y hasta extravagantes mendigos que son ya un clásico al que nadie pone pegas para sumarse a las frenéticas idas y venidas de los habituales de la Quinta. Porque la calle no es de nadie y es de todos.

Prohibida su reproducción total o parcial. ©2006 Hola, S.A.

  

1 2 3