La Patagonia, esa legendaria tierra de vacíos interminables situada donde acaba el mundo, viene ejerciendo, desde hace siglos, su irresistible poder de atracción sobre viajeros y exploradores. A pesar de su carácter inhóspito y solitario, sus más de 800.000 kilómetros cuadrados siguen fascinando a propios y extraños.
Este vasto territorio, que se extiende desde el río Colorado hasta el cabo de Hornos, es una de las reservas naturales más importantes del planeta, ya que su escasa densidad de población ha favorecido una fauna y una flora salvaje muy particular.
La ruta comienza en Bariloche, la ciudad más conocida y visitada de la Patagonia. Allí, además de las típicas compras en la comercial calle de Mitre, podrá practicar los deportes más diversos: senderismo, pesca, paseos a caballo... Además, no se pierda el Museo de la Patagonia, que le servirá de introducción y excelente guía para todo lo que verá en su recorrido. En él se muestra la historia social y geológica del norte de la Patagonia a través de colecciones de objetos de indios y gauchos y exposiciones sobre la flora y la fauna autóctonas.
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