Combarro y los monasterios de Poio y Armenteira

Su presencia y constante trabajo es lo que hoy permite que sea posible contemplar dentro de la iglesia el retablo churrigueresco de Bernardo de Cabrera (siglo XVIII) y el sepulcro de una de las santas más populares de la comarca, Trahamunda, «que desde la Córdoba musulmana arribó milagrosamente a Tambo en una mañana de Pascua Florida, entre cantos y palmas», en palabras del geógrafo e intelectual gallego Ramón Otero Pedravo.

Nadie se marcha sin admirar el claustro de las Procesiones, que en realidad forma parte de un excelente conjunto que también integran una escalera y una fuente. Un poco más apartado queda uno de los hórreos más largos de Galicia. Pero Poio es mucho más. Cien mil volúmenes están clasificados en su sin par biblioteca, y aquellas paredes albergan también una escuela de canteros y un museo de mosaicos, además de los cursos de verano que se organizan cada año.