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Una escapada repleta de naturaleza e historia, protagonizada por destinos que hablan del pasado, palpan el presente y miran al futuro con el mejor de los propósitos es el mejor plan para practicar la vida slow esta primavera. En la foto, vistas desde el Parador de Cervera de Pisuerga.

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Atrévete a despedirte durante unos días de los emails, los semáforos, las aglomeraciones y del estrés para perderte en la naturaleza en su estado más puro. Imagen del Parador de Limpias.

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Sobre una colina que domina los Cañones del Sil nos encontramos con el Parador de Santo Estevo, cuya atmósfera sosegada, la espiritualidad que desprenden sus piedras y la exquisita calidad de sus servicios lo convierten en uno de los Paradores más valorados de nuestro país.

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Al final del día, el Parador de Cervera de Pisuerga te ofrece un refugio tranquilo a 1.134 metros de altitud y a tan solo dos kilómetros de la localidad que le da nombre. Un verdadero oasis para descansar y reponer fuerzas con increíbles vistas a la naturaleza.

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Hoy, convertido en el Parador de Limpias, encontramos en el margen derecho de la ría del municipio que lleva su nombre, junto a las aguas del río Asón, en Cantabria, el Palacio de Eguilior, en el que fijó su residencia de verano el rey Alfonso XIII.

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Cuenca es historia, es naturaleza y un ejemplo del slow life que necesitamos, y su Parador el refugio idóneo para descansar de las múltiples opciones que ofrece la zona.

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Considerado uno de los pueblos más bonitos de España, Puebla de Sanabria es una villa enclavada en un entorno natural excepcional con un montón de historias que contar.

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En el Parador de Teruel, un palacete en las afueras que imprime carácter a través de sus arcos ojivales, detalles arábigos, mármoles y azulejos, podrás pasear por sus jardines y disfrutar de sus instalaciones deportivas.

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