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ÁVILA, TAPEO INTRAMUROS

En Ávila saben de mucho, pero de lo que más, de tapeo. Un ritual que cada fin de semana atrae a numerosos visitantes que además de pasear por la muralla, o visitar iglesias y palacios, van en busca de sus bares, al olor de los pinchos. Aquí van incluidas en el precio y encima se eligen en la carta. Las 'patatas a la revolcona' son un básico que encontraréis en casi todas las barras, entre otras delicias en miniatura. Comenzamos la ruta por la Taberna de los Verdugo (tabernadelosverdugo.com), que recibió el premio a la mejor tapa de 2022. Seguimos en el centro histórico, para recorrer la calle San Vicente, hasta Casa de Postas (casadepostas.com), también con galardonadas tapas el pasado año, o en la plaza de Santa Teresa, Barbacana (restaurantebarbacana.es). El gastrobar del Palacio de los Sofraga (sofragapalacio.com), un antiguo palacio intramuros, sirve deliciosas tapas y si apetece más su restaurante, están especializados en cocina de mercado.

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EL HÚMEDO Y EL ROMÁNTICO DE LEÓN

Dos barrios se disputan el estómago de los leoneses: el Húmedo y el Romántico. La plaza de San Martín es el corazón del Húmedo, así llamado por el mucho líquido que se bebe. Allí está La Bicha, bar famoso por su morcilla y por el genio áspero del jefe, que fascina a la clientela. Dos clásicos del otro barrio son La Ribera (Fernando González Regueral, 8) y Camarote Madrid (Cervantes, 8). Muy ricos, en el primer bar, los mejillones en salsa y las patatas con alioli; en el segundo, la paella, el salmorejo y la sopa de ajo.

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BURGOS, LA EVOLUCIÓN DE LAS TAPAS

Una ciudad pequeña pero uno de los más grandes destinos gastronómicos de España, también por su tapeo, que nadie quiere perderse. En Burgos hay vida más allá de la morcilla y los asados y para comprobarlo no hay más que pasarse por los bares del centro. En la calle Sombrerería, la cervecería Morito es un lugar que siembre está lleno de gente en busca de sus raciones, los revueltos, las tempuras… en la misma calle, Rimbombín es todo un clásico. Otra zona popular para el tapeo la encontramos en la calle San Lorenzo, donde pasar por Casa Pancho, su barra es un referente gastronómico en la ciudad y también suele estar llena. Y en la calle Avellanos, La Boca del Lobo, con una extensa carta de tapas.

 

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SANTIAGO DE COMPOSTELA, MÁS ALLÁ DEL PULPO A FEIRA

Más allá del Camino de Santiago, la ciudad que recibe cada año a miles de peregrinos con los brazos abiertos cuenta con un buen número de locales que ofrecen interesantes propuestas gastronómicas y que han sabido evolucionar a su afamado pulpo a feira o sus carnes de ternera. Entre las clásicas de la zona vieja compostelana, La Tita (latitacompostela.com) elabora cada día su famosa tortilla de patatas, jugosa y cortada en pequeñas porciones que sirven en cazuela de barro, y en O Filandón (rúa da Acibechería, 6), generosas tapas de embutidos. Para picar acompañado de ricos vinos en Comovino (comovino.com), una vinoteca en el corazón de la ciudad con numerosas referencias. Más vanguardistas las propuestas de Boanerges (mercadoboanerges.com), un mercado gourmet ideal para ir a tomar algo y compartir, de modo informal.

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LA FAMOSA CALLE LAUREL DE LOGROÑO

La llaman la Senda de los Elefantes, porque todo el mundo sale trompa. Es la calle Laurel de Logroño, vía peatonal en la que se amontonan los numerosos bares, cada cual con su pincho estrella: champis, migas, embuchados, matrimonios, zapatillas de jamón, orejas, morros, bravas, zorropitos, cojonudos… Para los adictos a la tortilla, hay un sitio 10: El Tahití. Para no perderse hay una web: callelaurel.org. Y para una experiencia gourmet en la calle Laurel, el Bonopincho Premium, que incluye el pincho estrella de cada establecimiento y una selección de vinos. Hay adheridos 23 establecimientos, así que ¡ojo con el vino!

 

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'ARQUEOTAPAS’ EN MÉRIDA

La capital extremeña es el paraíso de los arqueólogos y de los «tapeólogos». Hay ruinas por doquier y bares de tapas para ponerse como el gastrónomo romano Apicio. Pagando, eso sí. Los expertos en ruinas y tapas picotean en Columnata (Romero Leal, 30), justo frente al Templo de Diana, sin duda el monumento más bello y curioso de Mérida, con nueva plaza alrededor del arquitecto José María Sánchez García. También se puede tapear con ruinas romanas a la vista en Sybarit Gastroshop (Trajano, 6) y en el bar del restaurante A de Arco (Trajano, 8), que están pegados al arco de Trajano. De hecho, sus piedras bimilenarias asoman en el interior del segundo.

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VITORIA, QUEDAMOS EN KUTXI​

En Vitoria hay tantos bares de pintxos que recomendar solo dos es hacerles un feo a 200. Las mayores concentraciones se dan en la calle Cuchillería, Kutxi para los amigos, en pleno casco medieval: Jango Taberna, Idoia, Gautxo Bistro-bar…

También en la calle Rioja, en el barrio de Desamparados: Jauja, La Viña, El Rincón de Luis Mari... En el renovado Mercado de Abastos (Jesús Guri-di, 1), además de las tiendas de producto fresco, hay un aula donde se hacen catas y cursos de cocina (con invernaderos propios) y gastrobares como Txiki, especializado en tortillas de patata.

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PALENCIA, TORREZNOS Y GIN TONICS

A Palencia la gente viene de lejos para saborear la tortilla de patatas de La Encina (Casañé, 2), varios años ganadora del campeonato de España del asunto. Y también viene para comerse un bocata de torreznos en El Trompicón (Mayor Antigua, 102), quizá el único bar de España que no subió los precios con la nueva moneda y donde por poco dinero se come bien. Tampoco están malas las tapas del Lemon (Paseo del Salón, 13), aunque aquí, más que a comer, se viene a beber gin-tonics. Hay 475 ginebras y 57 tónicas: ¡27.075 combinaciones!

 

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EL MEJOR PULPO DE PONTEVEDRA

Pontevedra tiene un casco antiguo muy «guapo», casi tanto como el de Santiago, con plazas de reminiscencias gremiales (de la Herrería, de la Leña, de la Verdura…) llenas de taperías tradicionales, pero también de modernas gastro-tabernas y vinotecas para los que buscan algo más que ribeiro a granel y empanada de maíz con berberechos.

Entre las tabernas de nuevo cuño, destaca Loaira Xantar, que ofrece un picoteo selecto en la encantadora plaza de la Leña. Entre las de toda la vida, lo hace Casa Fidel O’ Pulpeiro (San Nicolás, 7), que según sus incondicionales tiene o mellor polbo (pulpo) de Pontevedra.

 

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ALMERÍA: 150 AÑOS EN EL BAR

En Almería, el que no come de tapas es raro, porque son grandes, variadas, sabrosas y muy baratas, cuando no gratuitas. En la calle Jovellanos, están dos de las mejores barras: la taberna Nuestra Tierra (tabernanuestratierra.com), que todos los años gana concursos con sus tapas gourmet. Y Casa Puga (barcasapuga.es), el bar más antiguo de la ciudad: de 1870, nada menos. Los boquerones en adobo y las gambas en gabardina están deliciosas. Para echar las cuentas se usa un lapicerillo sobre la barra de mármol de Macael, como en el siglo XIX.

 

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CALAHORRA, LA CIUDAD DE LA VERDURA

La capital de la Rioja Baja es, y presume mucho de serlo, la Ciudad de la Verdura. Hay un museo de la Verdura. Y docenas de lugares para picotear verdura de sol a sol. En lo más alto del casco antiguo, a 40 metros del museo, está uno de los mejores, el restaurante El Albergue, donde tanto en la barra como en el comedor triunfan las alcachofas. Barras que gustan a todo el mundo, también a los carnívoros, son las de Las Vegas, en la calle Toriles; Sabor.es, en Santiago El Viejo, y Pintxos Bohemia, en Paletillas.

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DE PINTXOS POR GERNIKA, VIZCAYA

En la villa foral vasca apetece tirarse dos o tres horas sentado en la mesa de un restaurante comiendo pimientos y alubias de Gernika, estas últimas con sus sacramentos, chipirones de Elantxobe en su salsa, callos y morros a la vizcaína… Pero tampoco lo pasa mal quien decide comer sin estarse quieto, tomando un pintxo aquí y otro allá. Apunta: se deben probar los de langostinos en Taberna Auzokoa (Pablo Picasso, 9), los de bacalao, chipirón y jamón en Arrien Taberna (Eriabarrena, 2) y los de cocochas y revuelto de champiñón en la cafetería Etxarte (Barrenkale, 6).

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UN RÍO DE VINO EN TORO

Por la noble y antigua ciudad zamorana de Toro pasan dos ríos: uno de agua, el Duero, y otro de vino (vino de Toro, claro) que inunda a las horas de comer y de cenar los soportales de la Plaza Mayor y su prolongación, la calle de la Puerta del Mercado, donde el gentío lo toma alrededor de toneles-mesa, acompañándolo con tapas. En La Esquina de Colás, destaca el bacalao con reducción de champán. En el Mesón Zamora, los morros. Y en el bar Arco del Reloj, la cecina y las vistas al arco del Reloj, del siglo XVIII, que dicen que se construyó echando vino en la argamasa en vez de agua. Aquí, para llevar la contraria, todo el mundo bebe el vermú preparado.

 

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