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¿DÓNDE ESTÁ LA RIVIERA ALBANESA?

Se conoce como Riviera Albanesa (o Bregu) a toda la costa del mar Jónico en el mar Mediterráneo que abarca los distritos entre Sarandë y Vlora, en el sudoeste de Albania. Un tramo de litoral que cuenta con pueblos tradicionales mediterráneos, antiguos castillos (en la imagen el triangular de Butrint), iglesias ortodoxas, playas solitarias de color turquesa, puertos de montaña, cañones costeros, cuevas, campos de olivares...

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¿CÓMO LLEGAR A LA RIVIERA ALBANESA?

La puerta de entrada más usual al país es el aeropuerto Madre Teresa (la santa de Calcuta, que era albanesa) de Tirana. Aunque algunas compañías que operan charters ofrecen vuelos que aterrizan en Vlora, al sur del país, puerta grande de la llamada «riviera albanesa». Una zona mucho menos concurrida que su vecina Grecia, por lo que es una magnífica opción para los que buscan destinos nuevos y poco conocidos.

Si se llega a través de la capital, habrá que dedicar algún tiempo a esta ciudad trepidante que por días, casi por horas, cambia su perfil, sumando colosos de cristal y diseño vanguardista a los severos edificios que levantó el fascismo italiano (el cual llegó a incorporar Albania al propio reino de Italia).

 

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QUÉ VER EN LA COSTA DE ALBANIA

En dirección a la costa, enseguida se llegar a la ciudad de Durres, que conserva algunos restos romanos, como el circo, y playas kilométricas de arena negra con resorts donde alojarse. Pero es bajando hacia el sur donde el mar Adriático irá adoptando tintes mediterráneos. Será obligado hacer un alto en Apollonia (en la imagen), urbe de la antigüedad clásica declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Los vestigios son muchos (templos, odeón, teatro, hipódromo…), pero hay que destacar además un excelente museo de sitio que guarda los hallazgos obtenidos a lo largo de años de excavaciones.

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VLORA, TRAMPOLÍN A LAS PLAYAS

A hora y media en coche de esta ciudad queda Vlora, que es todo un mundo. Por la importancia estratégica que tuvo en el pasado, y porque ahora es un emporio turístico y puerta a las playas del sur. La ciudad respira un ambiente vacacional (aunque no carece de monumentos y museos), con un larguísimo paseo marítimo que bordea una bahía muy cerrada, merced a una península y algunas islas que la convierten en una especie de bolsa marina. Junto a Vlora se encuentran las ruinas de la antigua ciudad de Orikum, protegidas por cierto por decenas de búnkeres de cemento abandonados. En la imagen, la isla de Zvernec, en la laguna Narta de Vlora.

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PARQUE NATURAL DE LLOGARA

Continuando hacia el sur, se llega al llamado «balcón de Llogara», un amplio mirador sobre un soberbio acantilado desde el cual se divisa ya buena parte de las playas del sur. Llogara es además un parque natural de espesa vegetación, que muchas familias albanesas eligen para pasar sus vacaciones en complejos sumidos en pleno bosque. En el litoral, se suceden a partir de ahí las calas de agua turquesa, cuevas marinas, acantilados y pueblos que han mantenido su aspecto tradicional. Y la misma luz clásica de la vecina Grecia y la isla de Corfú, que preside el horizonte y casi podría alcanzarse a nado.

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KSAMIL Y OTRAS PLAYAS PARA ELEGIR

La capital de toda esa costa vacacional es la ciudad de Saranda, unida a Corfú a través de ferris. La ciudad dispone de una amplia oferta hotelera para todos los bolsillos y es uno de los destinos favoritos de parejas en luna de miel. Hay playas urbanas chicas pero muy apetecibles, como Central o Liman. Pero hacia el norte hay muchas otras como Bunec, Kakome o Krokey, despejadas y con aguas cristalinas. Más concurridas, sin embargo, son las orillas de la península de Ksamil (en la imagen), o de Porto Palermo.

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PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

A muy poca distancia hacia el sur están Butrint y las ruinas de la antigua Buthrotos, una especie de Troya albanesa amparada por la Unesco en su lista de Patrimonio. En la imagen los restos del antiguo baptisterio, del siglo VI.

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GJIROKASTRA

También es patrimonio universal la ciudad de Gjirokastra, a una hora hacia el interior, con callejas otomanas empedradas y tejados de lajas de piedra, cuna de dos paisanos muy distintos: el dictador Hoxha (que naturalmente mimó y protegió a su patria chica) y el escritor albano más célebre, Ismail Kandaré, que en 2009 recibió el premio Príncipe de Asturias de las Letras.

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PARA EL DESCANSO

Si buscamos alojamientos en nuestra ruta por la «riviera albanesa» hay magníficas opciones en Vlora como el Paradise Beach Hotel (paradise-beach.vlore.hotels-al.com) o en el hotel Liro (hotel-liro.com), frente al mar. Con todas las comodidades y buena relación calidad-precio, el Regina (reginacity.al). En Saranda, en el moderno cuatro estrellas Brilant (brilanthotel.com) y para familias, el hotel Bahamas (hotel-bahamas.sarande.hotels-al.com).

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LA GASTRONOMÍA ALBANESA

La mejor elección en Vlora para degustar pescados y mariscos frente al mar es el restaurante Joni Vlora (facebook.com/RestorantJoniVlore). Tradicional, mediterránea y marinera, la Taverna Te Lilo (taverna-te-lilo.business.site). En Saranda, comida sencilla con productos frescos en Haxhi (facebook.com/RestaurantHaxhi/) y variedad de pescados, en La Petite (facebook.com/people/La-Petite/100054323599614/).

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