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Las calles empedradas, las casas de pizarra, las fuentes, los lavaderos, los prados, las sendas…, en estas pequeñas localidades disfrutarás de la vida rural y de la naturaleza más extraordinaria de la región.

PATONES

Con sus callejuelas empedradas, sus vetustas casas de pizarra negra y la naturaleza rodeando su entorno, Patones es la escapada perfecta de un día, a solo una hora de la capital. Como es pequeño y recogido, habrá que dejar el coche en el aparcamiento de Patones de Abajo para subir andando, tras un pequeño esfuerzo, hasta el pueblo que está en lo alto. Caminando por sus calles, a cada paso se descubre un rincón más encantador, también se ven los antiguos lavaderos y la antigua iglesia de San José, reconvertida en una sala de exposiciones. Si los restos de tinados y otras construcciones en sus alrededores revelan la actividad pastoril del pasado, las montañas de los alrededores son ideales para practicar senderismo, espeleología o bicicleta de montaña. Imprescindible reservar para probar la gastronomía de la zona en alguno de sus restaurantes, como El Poleo (elpoleo.com) o el Rey de Patones (reydepatones.com), donde los asados triunfan en la mesa.

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LA HIRUELA

A este pueblo escondido en la sierra del Rincón, a una hora de la capital, hay que ir a propósito, porque no está de paso. Es minúsculo, tiene dos calles escoltadas por casas de piedra y, donde se juntan, se levanta su iglesia. Pero de entorno natural anda sobrado. Después de pasear por ellas y admirar su arquitectura bien conservada podemos hacer alguna de las rutas próximas, como la de la Dehesa Boyal y el recorrido de 5 kilómetros de los molinos harineros a orillas del río Jarama, un camino que tomaban tiempo atrás los vecinos de la Hiruela para llegar a El Cardoso de la Sierra. En el trayecto se ve un bonito colmenar y una antigua carbonera, además de un buen número de arces y robles centenarios.

En una casona de piedra rehabilitada está Casa Aldaba (casaaldaba.com), que es alojamiento rural y restaurante especializado en platos tradicionales con un toque personal. Para comer también podemos reservar en La Hiruela, en la plaza Huerta de los Pastores, con dos ambientes, el bar para raciones y el restaurante, donde ofrecen un menú de fin de semana. Si queremos alargar la estancia, el hotel rural El Papamoscas (hotelruralelpapamoscas.es), que acoge 4 apartamentos y ofrece a sus huéspedes desayunos caseros.

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MANZANARES EL REAL

A solo 45 minutos de Madrid, este pueblo presume del que, probablemente, sea el castillo más bonito de la provincia. Y lo es por su arquitectura militar, pero, sobre todo, por sus vistas sobre el embalse de Santillana y su ubicación en pleno Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. La fortaleza, rebosante de historia, se ve desde muy lejos, pero para disfrutarlo hay que hacer la visita que recorre su interior, se disfrutará entonces de su galería gótica, su patio porticado y hasta de alguna de las numerosas actividades que se organizan en él. Los que llegan hasta aquí también se animan a hacer una ruta por ese paisaje de granito que es la Pedriza y queda muy próximo.

Dos opciones a la hora de comer, Parra (tel. 91853 95 77), donde sentarse a disfrutar de su especialidad: la carne del Guadarrama. Y La Variable (la-variable.negocio.site), un moderno local que ofrece cocina elaborada con productos ecológicos de la zona.

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BRAOJOS

En la Sierra Norte madrileña, Braojos es un encantador pueblecito de pizarra que queda cerca de Buitrago, a solo 9 kilómetros, otro de los más bonitos del Lozoya. Lo que atrae de él es su ubicación, con vistas privilegiadas sobre el valle, aunque también tiene una iglesia interesante dedicada a San Vicente Mártir que guarda una obra de Gregorio Fernández y un retablo notable atribuido a Berruguete. Pero es la naturaleza lo que se llega buscando, para disfrutarla hay que seguir alguna de las rutas que parten de él, como la del molino, la de las fuentes, la que sube al puerto de Peña Quemada o se dirige a la Dehesa Boyal. Desde el mes de junio y durante el verano, también se puede hacer una visita guiada a un colmenar y para rematar el día está el restaurante Ánade Malgache (anademalgache.com), en cuyo menú las carnes son protagonistas, como también el cocido.

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HORCAJUELO DE LA SIERRA

Muchos de los que van en busca del famoso hayedo de Montejo, el más meridional de Europa y en una esquinita del noroeste de la provincia de Madrid, pasan por alto este pequeño pueblo próximo que tiene su encanto y no saben lo que se pierden. Tiene una iglesia dedicada a San Nicolás de Bari y un museo etnográfico interesante, pero lo mejor es el paseo por sus calles y callejas, en el que salta a la vista el esfuerzo que han hecho sus vecinos por mantener la uniformidad tradicional de sus viviendas construidas con piedras sin labrar, respetando la tipología y los materiales autóctonos. Una guía de su bien conservado patrimonio la podemos descargar en horcajuelodelasierra.es.

Los que no hayan reservado la visita al hayedo siempre pueden hacer una comida reposada en La Posada de Horcajuelo (tel. 652 57 78 73) o en El Rincón del Cárabo (tel. 625 07 48 31) y después pasear por sus prados, salpicados de robles y fresnos viendo como brillan desde lejos las piedras de su caserío a la hora del atardecer.

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