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Los tiempos cambian y con ellos también la manera de hacer turismo. Pero lo que permanece inmutable es el poderoso deseo humano de descubrir rincones insólitos. Estas son las nuevas formas de viajar en un año en el que volvemos los ojos a nuestro territorio para recuperar el tiempo perdido.

Destinos de naturaleza

Aire libre, espacios abiertos, ejercicio físico... Planes que tienen su razón de ser en el contacto con la naturaleza. Estos son los viajes más demandados, los que tienen lugar en el marco de un maravilloso entorno natural. En España tenemos donde elegir. Montañas escarpadas, playas solitarias, bosques frondosos, desiertos magnéticos, islas volcánicas… Paisajes diversos que siempre han estado ahí, pero que ahora cobran especial relevancia al hilo de perseguir aventuras con grandes horizontes y pocas aglomeraciones.

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Conciencia ecológica

La sostenibilidad ha llegado para quedarse. Según diversos informes, el cuidado del planeta se ha convertido en la máxima prioridad para el viajero actual, concienciado con practicar el tipo de turismo que origine el menor impacto medioambiental. Reducir la emisión de residuos, promover el reciclaje, proteger los espacios naturales y favorecer a las comunidades locales son los retos a los que se encaminan los destinos para proporcionar viajes que minimicen la huella y regeneren la naturaleza en lugar de destruirla, especialmente los parques nacionales y las reservas.

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Slow Tourism

Ya se venía hablando de la necesidad de echar el freno, pero ahora esta tendencia está más viva que nunca. Se trata de huir de la despersonalización de los viajes, de las grandes aglomeraciones sin alma, para fomentar el regreso a las pequeñas cosas, a lo local, al disfrute lento y consciente. Vacaciones tranquilas sin cumplir con horarios estrictos y que realmente conecten al viajero con el destino, con sus costumbres y tradiciones. Lugares donde aparcar el frenético ritmo de vida para entregarse a los placeres sencillos. Slow tourist, en definitiva.

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Auge tecnológico

Sistemas biométricos para identificar a los pasajeros por sus rasgos faciales, sus patrones oculares o su propia voz; aeropuertos que permiten facturar, pasar por el control de seguridad o incluso embarcar sin apenas establecer contacto con nadie; realidad aumentada con la que el viajero puede trasladarse en un instante a la época de los Reyes Católicos. El sector turístico vive una auténtica carrera tecnológica que está cambiando la manera de viajar. La inteligencia artificial, la robótica e incluso la neurociencia juegan un papel esencial no solo para garantizar la eficiencia sino también la salud y la seguridad.

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Nómadas digitales

Porque no hace falta estar de vacaciones para seguir descubriendo destinos. Para ello ha nacido un nuevo tipo de viajes en los que no se trabaja, sí, pero desde lugares que nada tienen que ver con la oficina. El teletrabajo es una de las lecciones que hemos aprendido en estos tiempos: la capacidad de cumplir nuestra jornada laboral incluso instalados en el paraíso. Solo hace falta wifi y una cámara web, el resto será compatibilizar el deber con el disfrute. Conscientes de esta tendencia, los hoteles apuestan por fórmulas de coworking y las distintas regiones buscan atraer a los nómadas digitales.

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Transporte privado

Debido a que la necesidad de mantener la distancia social se ha impuesto como condicionante, los viajeros optan ahora por otras formas de desplazamiento. Una nueva tendencia es evitar el transporte público y colectivo para elegir una manera privada de viajar, que va desde la bicicleta al coche. En este sentido, las autocaravanas son las estrellas porque no solo propician autonomía y libertad de movimiento sino también intimidad para vivir unas vacaciones en familia, alejadas del turismo de masas.

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Bienestar y mindfulness

En tiempos de trabajo estresante y conexión permanente a los dispositivos tecnológicos, se impone elegir viajes en los que el objetivo primordial sea cuidarnos a nosotros mismos. Descanso, relajación y détox son conceptos que priman en las vacaciones de hoy en día, que muchos diseñan para tratar de alcanzar el bienestar no solamente físico sino también psicológico y espiritual. Por esta razón, el turista escoge destinos en los que se ponga el acento en la alimentación saludable y se realicen actividades como yoga, meditación y retiros espirituales.

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Turismo rural

Hay un imparable regreso al campo. Por eso, como alternativa al turismo urbano convencional, al estrés de las visitas y a la yincana imposible de monumentos, resurge la tendencia a viajar a pequeñas poblaciones con otro ritmo de vida. Lo que se busca ahora es conocer el lugar, la gente, la cultura. Así, destacan los alojamientos que apuestan por pocas plazas, integrados en el paisaje y con un compromiso con la gastronomía y los vinos típicos del lugar. Casas rurales, albergues, eco-resort (en la imagen el LJs Ratxó Eco Luxury Hotel en Mallorca) … siempre gestionados por las gentes del lugar, que son los verdaderos conocedores del destino en cuestión.

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Escapadas gastronómicas

Ya lleva años ganando adeptos, pero lo que se vive en estos tiempos es un boom absoluto. Viajar para comer delicioso es una realidad tan patente como en otro tiempo lo fuera para disfrutar del sol. En este país, sabemos de lo que hablamos. Tal es la demanda que los destinos, a lo largo y ancho de nuestra geografía, compiten por diseñar nuevas rutas gastronómicas e idear festivales culinarios que se programan en distintas épocas del año en función de los productos de temporada. Estos eventos movilizan a cada vez más turistas, dispuestos no solo a agasajar a la vista, sino también al paladar.

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Enoturismo

Sí, también el vino puede ser el hilo conductor para recorrer un lugar, la percha idónea para descubrir la naturaleza, el patrimonio histórico y la riqueza cultural que atesoran las diferentes regiones. El enoturismo es otra de las grandes inclinaciones de los viajeros, quienes lo eligen, además, como el complemento perfecto a la actividad gastronómica. Más de 30 rutas del vino vertebran nuestro territorio con una jugosa oferta de actividades (paseos en globo, vinoterapia, juegos de scape room…) que completan la visita a las bodegas y los viñedos con sus correspondientes catas.

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