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SANT FRANCESC XAVIER

Las playas son la seña de identidad de FormenteraSes Illetes, Migjorn, Casa Saona... También los faros y los mercadillos. Pero cualquier viaje a la isla pasa también por su capital, que tiene en el conjunto que forma la plaza y la iglesia parroquial su epicentro. Un templo planteado como fortaleza defensiva, como prueba su puerta revestida de planchas de hierro. Para descubrir también durante un paseo, sus tiendas de artesanía, sus salas de exposiciones, el Fossar Vell y los molinos de sa Mirada, que ofrecen una amplia panorámica que abarca el estany des Peix y La Savina, la isla de Ibiza y el islote de Es Vedrà.

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ES PORT

Con apenas 6 kilómetros de largo y poco menos de 5 de este a oeste, la isla de La Cabrera es pequeña, y, aunque el archipiélago lo componen otras 17 islas más –bien es verdad que practicamente deshabitadas–, su único asentamiento es Es Port, que queda a 14 kilómetros de Mallorca. Aquí vemos los restos de una torre-fortaleza del siglo XIV que la protegía de los piratas, el faro de la punta de Anciola, la Cueva Azul y el Museo Es Celler, sobre la historia de la isla.

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PALMA DE MALLORCA

Tradicional y cosmopolita al mismo tiempo y valorada por su calidad de vida, su patrimonio monumental y su actividad cultural, la capital de la isla de Mallorca y del archipiélago tiene mucho por descubrir. Empezando por los callejones del barrio antiguo, sus patios señoriales, la catedral –reflejada sobre las aguas–, la Llotja –buena muestra del esplendor comercial pasado,– o el Museu de Mallorca. Y también su fachada marítima, la romántica alameda de El Borno o, dominando la bahía, el castillo de Bellver.

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MAHÓN

De espíritu marinero, la capital de Menorca es una buena puerta de entrada a una isla magníficamente conservada, además de su motor cultural. Tiene menos de 30.000 habitantes y el puerto y la villa forman un todo. Entre ambos, la Costa de ses Voltes, una avenida escolatada por los jardines del parque Rochina. Dos mercados dotan de vitalidad el centro histórico: La Pescadería, mitad mercado tradicional de pescado, mitad mercado gastronómico, y el del Claustro, de productos autóctonos (ensaimadas, sobrasada, quesos...). Su puerto es uno de los más grandes del mundo y a la entrada se levanta la fortaleza de la Mola, con las vistas más bellas de la bahía. La iglesia de Santa María se eleva entre la plaza de la Conquista y la de la Constitución, donde está el ayuntamiento. Por las calles colindantes fluye la vida del Mahón más natural, que permite descubrir huellas del pasado inglés en los balcones acristalados de algunos edificios, entre los que hay que prestar atención al Teatro Principal (el más antiguo de España, de 1829) y a la casa-museo Can‘ Oliver.

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IBIZA

La silueta de la ciudad la dibuja su recinto amurallado, el mejor conservado del Mediterráneo. En lo alto, Dalt Vila, el evocador casco antiguo de sabor medieval, Patrimonio de la Unesco, con calles empinadas que conducen a la catedral, caserones aristocráticos, capillas, miradores y baluartes. Y abajo, fuera de las murallas, las playas de Talamanca, Ses Figueretes y la más animada d’en Bossa, el exclusivo puerto deportivo Marina Ibiza, sus exquisitos hoteles, sus hoteles y restaurantes...

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ARRECIFE

De la intensa relación que la capital de Lanzarote ha tenido siempre con el mar ya queda claro en su propio nombre. Y es que su mismo origen está en un pequeño puerto natural –surgido al amparo de la barrera de arrecifes e islotes que emergen frente a la ciudad–, en el Charco de San Ginés, un pequeño lago que conserva todo su tipismo, con las pequeñas casas de pescadores a su alrededor y los barquitos fondeando en sus aguas. Para defenderse de las incursiones piratas que también llegaban a su costa se levantaron las dos fortalezas que hoy son su seña de identidad: las de San Gabriel, en el islote del Quemado, y el de San José, que preside el más moderno Puerto de Naos y tras ser restaurada por César Manrique, acoge el Museo Internacional de Arte Contemporáneo.

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SANTA CRUZ DE LA PALMA

La imagen más conocida de la capital de La Palma es la de las balconadas de la avenida Marítima, de intensos y variados colores que constrastan con los tonos de sus muros, componiendo uno de los paseos marítimos con más personalidad de Canarias. Pero esta población, situada a las espaldas de un volcán y sobre la estrecha franja costera que preside la bahía que los aborígenes benahoritas llamaban Timibucar, también posee numerosas muestras de arquitectura religiosa, con la iglesia del Salvador y el santuario de las Nieves como mejor ejemplo.

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LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

Es su clima, común denominador en todo el archipiélago, pero también el estilo colonial de Vegueta, su casco antiguo, donde se levanta la catedral, la historia que cuenta la Casa de Colón –cuyo recuerdo sigue vivo–, la playa de Las Canteras, la naturaleza de los jardines del barrio de Tafira y su oferta de museos, ocio, cultura, compras y deportes acuáticos lo que atrae de la capital de la isla de Gran Canaria.

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SAN SEBASTIÁN DE LA GOMERA

La Gomera fue la última escala de Cristóbal Colón antes de cruzar el Atlántico. Y siguiendo su huella se empieza a descubrir San Sebastián, la capital, en la punta oriental de esta isla casi circular. Fue en ella donde el descubridor se aprovisionó del agua con la que, meses después, bautizaría a América. Una villa (como la llaman los gomeros) con un cuidado casco histórico de sabor colonial en la que destaca la Torre del Conde (en la imagen), donde las malas lenguas cuentan que el conquistador tuvo un idilio con Beatriz de Bobadilla. Y después seguir por la Casa de la Aguada, de cuyo pozo abasteció a sus carabelas, y la iglesia de la Asunción, donde se detuvo a rezar antes de zarpar al Nuevo Mundo.

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SANTA CRUZ DE TENERIFE

En una gran bahía y al pie de las montañas de Anaga, la capital de la isla de Tenerife, más allá de una gran ciudad comercial, está llena de encantadores rincones. En el mismo borde del mar se encuentra el santuario de la Candelaria, el más venerado de Canarias. Dice la leyenda que fueron dos pescadores guanches quienes encontraron en la playa una imagen de la Virgen, un milagro que daría origen a una iglesia y después a la actual basílica, que preside una gran plaza. El castillo de San Juan, la playa de las Teresitas (en la imaegn), creada artificialmente con arena dorada traída del Sahara, y el parque García Sanabria, un auténtico jardín botánico con exóticos árboles tropicales y subtropicales, son otros de sus lugares imprescindibles.

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PUERTO DEL ROSARIO

Fuerteventura, la isla más oriental de las Canarias, la de las aguas azul turquesa, playas kilómetricas y paisajes de dunas y palmerales tiene su capital a solo 6 kilómetros del aeropuerto. Un municipio formado por diversos pueblos y pagos, con un rico patrimonio histórico y etnográfico: ermitas, molinos de viento, hornos de cal…, pero también una colección de arenales: Los Pozos, Puerto Lajas, Playa Blanca, Puertito de Los Molinos… El mercado dominical del pueblo de Tetir, las iglesias de Nuestra Señora del Rosario y Santa Ana y la Casa Museo Unamuno, en la que se alojó el escritor durante su destierro en la isla, son sus principales lugares de interés.

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LA VILLA DE SANTA MARÍA DE VALVERDE

La capital de El Hierro, la isla más pequeña, menos poblada y más occidental de Canarias no está en la costa, como el resto de las capitales isleñas, sino en la ladera de una antigua caldera volcánica, a 600 metros de altitud. Una tranquila población de empinadas callejuelas, casas encaladas y amplios jardines, fundada sobre un antiguo asentamiento bimbache (los primitivos pobladores de la isla), que presume de no tener semáforos y de su iglesia de la Concepción, cuyo campanario hace las veces de mirador.

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