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¡Ha llegado! Ya está aquí la estación más deseada, la de las cálidas temperaturas y los días soleados, la que nos altera la sangre y hace cambiar nuestro ánimo. En ella todo se ve con otros ojos, hay más ganas de disfrutar. La naturaleza también despierta y las flores explotan en mil colores en valles, jardines, bosques... El espectáculo lo podemos disfrutar en un montón de lugares de nuestra geografía, que ya comienza a brillar en todo su esplendor. Mira qué maravillas nos aguardan en todos estos lugares.

 

PARQUE NACIONAL DEL TEIDE

Subir a la cima del Teide, en Tenerife, es lo más cerca que podemos estar del cielo en nuestro país, pero a mediados de mayo, cuando se produce la explosión rojiza del tajinaste, que crece en los campos de lava que llevan hacia la cumbre del volcán, la experiencia resulta aún más mágica. La combinación de este endemismo de las Canarias de curiosa forma, que puede llegar a alcanzar los dos metros de altura, combinado con el amarillo eléctrico de la retama, pinta el paisaje volcánico de las Cañadas del Teide, un espectáculo cromático que se admira con perspectiva desde los miradores del Tabanal Negro, los Azulejos y del llano de Uanca.

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JARDINES DE LA COSTA BRAVA

El Mediterráneo siempre es un magnífico telón de fondo, pero en primavera, cuando los jardines más bellos de la Costa Brava que se asoman a él se pintan de mil colores, la imagen resulta sublime. Se puede empezar descubriendo los de Cap Roig, en Palafrugell, en la comarca del Baix Empordà, que se extienden a lo largo de 17 hectáreas y reúnen mil especies botánicas procedentes de los lugares más recónditos del planeta. Continuar en los de Santa Clotilde, sobre un acantilado de Lloret de Mar, escalonados en terrazas superpuestas y con senderos en los que el agua y las esculturas tienen gran protagonismo. Y rematar en el Jardín Botánico Marimurtra de Blanes, en el precioso marco de la cala Sa Forcanera.

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CÓRDOBA

Enamorarse de Córdoba es tan fácil que solo mirándola desde el puente sobre el Guadalquivir ya cae rendido a su orilla, luego ya visita la Mezquita-Catedral, pasea por los jardines y estanques del Alcázar de los Reyes Cristianos, pisa su plaza del Potro, entra en sus iglesias fernandinas y la atracción es irremediable. En mayo, el enamoramiento va a más, porque mayo es el mes de Córdoba, el de sus patios, que son la quintaesencia de la estética andaluza. Esta primavera las flores de sus jazmines, geranios y claveles volverán a colorear sus paredes encaladas y a perfumar el ambiente, pero además coincidirá con el centenario de su Festival de Patios, Rejas y Balcones, que tendrá lugar del 3 al 16 de mayo, y forma parte del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. En Córdoba el tiempo se debería detener en esta estación.

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VALLE DEL JERTE

Si hay un paisaje primaveral con fama en nuestro país es el que brinda este valle cacereño, en el norte de Extremadura que se extiende desde el puerto de Tornavacas hasta Navaconcejo, pasando por el pueblo de Jerte. Un paisaje que, durante tres semanas, tiene como protagonistas a los miles de cerezos que cubren las laderas de sus montañas, pues sus flores crean un gran manto blanco que convierte este valle cacereño en un lugar mágico. El momento se celebra con una fiesta, la del Cerezo en flor, de interés turístico nacional.

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SIERRA DE GREDOS

Los paisajes serranos de las montañas de Gredos aparecen en primavera teñidos de un brillante amarillo y perfumados por el aroma de la flor del piorno. Un arbusto –de hasta 23 variedades– cuya floración es menos conocida que otras, como las del Jerte o la lavanda de Brihuega, en Guadalajara, pero que resulta igual de fotogénica. Para celebrarlo, en los pueblos de la vertiente norte de Gredos se celebra el Festival del Piorno en Flor, en el que hay talleres de demostración de usos tradicionales del piorno, degustaciones, visitas a distintos puntos de observación, concursos de decoración, música, rutas en la naturaleza…

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