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PLAZA ROJA

En Rusia están más que acostumbrados a las temperaturas bajo cero y a las copiosas nevadas, aún así, siempre es una maravilla observar la Plaza Roja de Moscú y sus emblemáticos y coloridos edificios cubiertos de blanco.

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BIG BEN

No sabemos si Mary Poppins podría llegar volando con esta cantidad de nieve hasta Londres, pero lo cierto es que sería una estampa hermosa; hermosa como la que dibujan los copos blancos sobre el que es uno de los símbolos más famosos de la capital de Reino Unido. En invierno, cuando el frío aprieta podemos encontrarnos con las agujas cubiertas por ese manto blanco que tanto entusiasma a los niños. 

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COLISEO ROMANO

Ver el Coliseo romano totalmente cubierto de blanco es todo un espectáculo, ya que no suele ser habitual que nieve con mucha intensidad en la capital italiana. Por ello, esta imagen resulta tan bella y particular. En los últimos 25 años apenas ha nevado tres o cuatro veces con tanta intensidad, una de ellas el pasado febrero.

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PUENTE DE CARLOS DE PRAGA

Debido a sus bajas temperaturas, visitar la capital checa en pleno invierno es para valientes, pero la recompensa merece la pena. Es en esta época del año cuando la ciudad luce majestuosa, cubierta por un manto blanco y la vista del Puente de Carlos da fe de ello. Si te atreves a cruzarlo de noche las vistas son aún más hermosas.

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CATEDRAL DE SOFÍA

La capital búlgara es una de las ciudades más antiguas de Europa, y, sin embargo, no tiene un casco histórico como la mayoría de las capitales europeas. Cuando nieva durante sus inviernos fríos y secos, ver la catedral Alexander Nevski de color blanco resulta de lo más fotogénica.

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ACUEDUCTO DE SEGOVIA

No es raro que los segovianos vean varias veces a lo largo del invierno el Acueducto cubierto de nieve. Sus bajas temperaturas y su ubicación a los pies de la Sierra de Guadarrama la convierten casi en una ciudad blanca durante el invierno. Los hay quienes se toman con humor esta situación y aprovechan para sacar los esquís y trineos y convertir un día polar en una jornada de lo más divertida (y deportiva).

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CASTILLO DE NEUSCHWANSTEIN

Como si de un cuento de hadas de se tratase, el castillo de Neuschwanstein se encuentra en lo alto de una montaña, a 4 kilómetros de Füssen, en el eestado de Baviera. Visitarlo en invierno todo nevado es como entrar en esa excéntrica fantasía que imaginó Luis II, el monarca al que apodaban el Rey Loco. En esta época del año todo es mucho más mágico, ya que podrás llegar a él subido en coche de caballos o, en su defecto, andando mientras contemplar el hermoso paisaje de alrededor.

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TORRE EIFFEL

Hay que reconocer que, pese al frío, la nieve embellece, y mucho, las fotos. Y la estampa de la Torre Eiffel y los jardines que la rodean vestidos de blanco es un acontecimiento sin igual. Puede ser que un temporal te deje atrapado en la ciudad, por lo que si esto ocurre siempre puedes volver a la infancia haciendo muñecos de nieve o lanzando bolas a tus amigos.

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