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VALLE DE LAS BATUECAS (SALAMANCA)

No lejos de la salmantina Peña de Francia, entre frondosos bosques de robles y castaños se esconde este sorprendente valle encantado. Desde La Alberca y bajando el Portillo, son varios los miradores que a lo largo de 12 kilómetros invitan a detener el coche hasta llegar al monasterio de San José, encajado en lo más profundo del valle, para disfrutar del paisaje. / © shutterstock

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CASCADAS DE SOTILLO (ZAMORA)

La laguna de Sotillo, a 1.600 m de altitud, es la responsable de uno de los espectáculos naturales más hermosos que pueden disfrutarse en el interior del Parque Natural del Lago de Sanabria. Con el deshielo o en la temporada de lluvias se forman las colas de caballo que rebosan sobre el río truchas en un apartado rincón del bosque sanabrés. Hasta ellas se puede llegar en un corto paseo señalizado desde el pueblo de Sotillo. / © shutterstock

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CASTILLO DE AMPUDIA (PALENCIA)

Imponente y majestuosa, esta fortaleza medieval se eleva sobre la llana Tierra de Campos. Un impecable exponente de castillo señorial castellano, aunque con sus garitas, sus almenas y su torre del homenaje, más parece un castillo de cuento, tal vez habitado por lánguidas princesas y príncipes encantados. Tras su icónica fachada, acoge en su interior un museo con interesantes colecciones de arte y antigüedades. / © shutterstock

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CUEVA DE LOS ENEBRALEJOS (SEGOVIA)

Pasillos estrechos, cielos de agujas que gotean sin parar, formas caprichosas e imposibles y el lejano eco de unos hombres que hace 4.000 años enterraban aquí, dentro de tinajas de barro, a sus seres más queridos. Las entrañas de la cueva de los Enebralejos, junto al pueblo de Prádera de la Sierra, son un paraíso misterioso. La visita a la gruta, de unos 700 metros de longitud, y al parque arqueológico en el que se encuentra es como realizar un auténtico viaje a un pasado muy muy lejano.

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NUMANCIA (SORIA)

Los restos de la ciudad que humilló a Roma durante dos décadas de luchas por oponerse a la romanización –y la que el general Escipión puso fin tras acabar con los valientes numantinos en el año 133 a.C.– se descubren a 7 kilómetros de la capital, en un cerro del municipio de Garray que domina la confluencia del Duero y el Tera. La visita a su área excavada permite admirar aceras empedradas, murallas, termas, aljibes, casas y restos de dos ciudades: la celtíbera, que fue destruida, y la romana, que se levantó sobre la anterior. El mejor complemento a la visita, es el Museo Numantino de la capital soriana.

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ORBANEJA DEL CASTILLO (BURGOS)

Si hubiese que elegir un lugar en el que el paisaje burgalés ha conseguido superarse a sí mismo este sería el cañón del Ebro a su paso por Orbaneja del Castillo, un pueblo de de viejas y escalonadas rúas que ha conservado todo el sabor de su arquitectura popular y que pasa por ser el más armonioso conjunto rural de toda la región.

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SANTIAGO DE PEÑALBA (LEÓN)

Despuntando entre los tejados negros de una de las poblaciones más aisladas de El Bierzo, la iglesia de Santiago de Peñalba está considerada una auténtica joya del arte mozárabe leonés. Se encuentra al sur del Ponferrada, en el extremo final de un angosto valle abierto por el río Oza. El Valle del Silencio es un recóndito espacio natural en medio de montañas y tupido por monumentales castaños, oasis de espiritualidad por la presencia de dos templos mozárabes de factura impecable, este de Santiago de Peñalba y el de Santo Tomás de las Ollas.

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URUEÑA (VALLADOLID)

Un pueblo con encanto sobre una colina de Tierra de Campos, declarado conjunto histórico artístico y rodeado por una muralla. Así es la única Villa del Libro de España. A cada paso se descubre una librería ¡hasta una docena hay! y sus propietarios son artesanos de la caligrafía, la ilustración, los mapas y los grabados. Las hay especializadas en cuentos, en cine, en fotografía. El corazón de la villa es el centro e- LEA Miguel Delibes donde se suceden los eventos para los amantes de las letras. / © shutterstock

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VALLE DE IRUELAS (ÁVILA)

Iruelas es un valle que tiene de todo: una naturaleza desbordante, mucha agua y, además, muchos buitres negros. Bosques de pinos, cumbres suaves de granito, barrancos, gargantas, berrocales y aguas, las del río Alberche, remansadas en el pantano del Burguillo, brindan, en las estribaciones de Gredos, un espacio ecológico para todo tipo de aventuras: recorridos senderistas o de trekking, paseos a caballo por las riberas de los ríos, rutas en piragua… La senda Botánica y la del Cerro de la Lancha de las Víboras son algunas de las más cortas y fáciles, más tiempo lleva la subida al puerto de Casillas. En la zona de Las Cruceras se encuentra la oficina de información del valle. / © shutterstock

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