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Las maravillosas propiedades de la reina Isabel
Fue en su casa en el catillo Balmoral en donde la reina pasó sus últimos días
La reina Isabel tuvo varias casas, pero su hogar siempre estuvo en el castillo Balmoral, en Escocia, un lugar especial en donde pasó sus últimos días hasta su fallecimiento este 8 de septiembre a los 96 años.
Aunque su principal residencia era el castillo Windsor en Londres, fue en Balmoral en donde encontró el refugio familiar para pasar los veranos con la familia a pesar de tener otras cuatro propiedades además de las mencionadas. Lugares dignos de una reina como el famoso palacio Buckingham o su casa en Sandringham en donde reunía a la familia para celebrar la Navidad, y que ahora pasarán a manos de sus hijos y herederos.

Castillo Balmoral
Cuando la reina quería algo de privacidad y momentos en familia, este castillo en Escocia era la respuesta. Isabel II heredo la propiedad que en 1852 compró el entonces príncipe Alberto para la reina Victoria.
La reina ponía su casa a disposición de los turistas, quienes podían visitar el castillo en algunas temporadas al año. Durante ese tiempo, ella se mudaba a su casa en Craigowan Lodge.

Balmoral siempre tuvo un significado especial para ella, desde que en 1947 pasó su luna de miel con el príncipe Philip en ese lugar, con actividades que los unían más, como la caza. Los hijos, nietos y hasta bisnietos de la reina la visitaban aquí durante el verano, pasando momentos de calidad familiar lejos de los compromisos de la corona y la mirada de los fotógrafos.
“Creo que es el lugar más feliz para ella”, revelaba la princesa Eugenie. Un hogar en el que pasó sus últimos días en la mayor comodidad y tranquilidad posible.

Palacio de Buckingham
Quizá el más conocido cuando se habla de la realeza británica. El escenario de millones de fotos turísticas, incluida la propia Meghan Markle. Sin embargo, este no pertenece a la reina, sino al Estado. Si bien ha sido la residencia de los monarcas desde 1837, la reina Isabel no lo consideraba su hogar.

Cuenta con 775 habitaciones de las cuales la reina sólo utilizaba seis. También tiene jardines increíbles considerados los más grandes de Londres, además de una capilla, cine y piscina techada. A pesar de las comodidades, a la reina no le gustaba mucho la idea de vivir ahí, incluso el fallecido primer ministro, Sir Winston Churchill, la convenció para mudarse al palacio luego de ascender al trono.

Castillo de Windsor
Este hogar de la reina suele ser ocupado para fiestas religiosas importantes, como bodas, bautizos y algunas fiestas de cumpleaños. La propiedad no era exactamente de la Familia Real; sino del Estado, por lo que en épocas está abierto para el público.
En este castillo, la reina guardaba memorias de su infancia en medio de la Segunda Guerra Mundial. Aquí ella, de entonces 13 años, y su hermana, la princesa Margarita, se refugiaron ante los conflictos bélicos.

En 1992, el castillo se incendió a causa de un corto circuito destruyendo el fuego invaluables obras de arte. Algunas pinturas de Rembrandt, Rubens, Van Dyck y Canaletto, fueron descolgadas a toda prisa y puestas a salvo de las llamas. La reina no se encontraba ahí, pero sí su hijo el príncipe Andres.
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