La rutina diaria en la actualidad no puede pensarse sin al menos 30 minutos de movimiento. Gracias al boom que han tenido los temas de bienestar y de salud, se ha vuelto cada vez más popular el ejercicio físico. Disciplinas como el running, los pilates o el barré han encabezado la lista de popularidad entre los gurús del fitness pero, ¿cómo lograr potencializar al máximo este tiempo dedicado a tu bienestar físico?
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Y es que no importa si te consideras gym rat o más bien te encuentras en tu era pilates, todos necesitan del mismo secreto para tener un mejor rendimiento: una hidratación adecuada. Si pensamos en “hidratar nuestro cuerpo”, posiblemente pensemos en tomar agua pero ¿es ésta la única opción que existe? Y si sí, ¿cuánto debo consumir para asegurar un estado físico óptimo?
Lo primero que hay que entender es que el cuerpo humano está compuesto en su mayoría por agua por lo que este líquido es vital para completar las funciones diarias como dormir, comer, trabajar y, claro, ejercitarnos. Cuando nuestro cuerpo comienza a perder más agua de la que consume, entonces puede verse afectado por los síntomas de la deshidratación que incluyen: cansancio, mareos, dolor de cabeza o falta de coordinación. Cuando entrenamos, especialmente si realizamos ejercicio de alta intensidad, al exterior o en altas temperaturas, es probable que la sudoración aumente y que, por lo tanto comenzamos a perder agua y electrolitos consiguiendo que nuestro desempeño físico vaya decayendo poco a poco.
¿Cómo me puedo mantener hidratado?
Al pensar en la hidratación, es muy probable que lo primero que venga a nuestra mente sea consumir agua pues es la principal fuente de energía que podemos conseguir. Si bien se estima que el promedio de consumo para una persona debe rondar los 2-3 litros de agua al día, esta cantidad debe establecerse de la mano de expertos pues el peso corporal, el estado de salud o el estilo de vida pueden influir en este número. Para poder asegurar un buen potencial durante el entrenamiento, lo recomendable es consumir al menos 500 ml de agua dos horas antes de entrenar para llegar al gym o a la clase de yoga con la mayor hidratación posible. Uno de los mitos más grandes es que hay que tomar agua únicamente cuando sentimos sed pero, la realidad es que se debe consumir mucho antes de sentir la sed pues ésta ya es un síntoma inicial de deshidratación.
Uno de los mayores retos para conseguir este gran desempeño es que a muchas personas les cuesta trabajo tomar agua pero, la buena noticia es que existen algunas alternativas que pueden ayudar a mejorar la experiencia y establecer el hábito. En primer lugar, beber agua con hielos, con rodajas de cítricos o con pedazos de fruta en su interior puede ayudarte a disimular un poco la sensación de tomar agua pero, si estás buscando otras opciones para integrar en tu entrenamiento, te tenemos noticias: sí existen.
La más conocida y recomendada por médicos y especialistas -no sólo para el deporte sino también para condiciones específicas de salud- son los electrolitos. Se trata de un grupo de minerales presente en la sangre y que, tal como su nombre lo indica, tienen la misión de llevar carga eléctrica al organismo para conseguir diversas funciones en el mismo. Así que puedes optar por integrar electrolitos en polvo o bebidas deportivas que los incluyan en tu rutina. Ingerir este tipo de suplementos puede ayudarte a aumentar la resistencia y la recuperación muscular, previniendo calambres o dolores constantes al momento del ejercicio. Además se ha demostrado que podrías estar mejorando otras áreas de tu vida al incorporarlos. La mejora de la calidad del sueño, la reducción del estrés y el aumento de la energía a lo largo del día también se suman a la lista de efectos positivos de estos complementos.
Otras opciones hidratantes son el agua de coco -perfecta para consumir después del entrenamiento- o los tés. Sin embargo, si vamos a optar por infusiones, es importante elegir aquellos que sean de frutas y evitar a toda costa los que incluyen cafeína en su composición.
