Originaria de Marripón, en Lambayeque, Perú; y nacida el 18 de agosto de 1982, Irma Aracely Quispe Neira creció con un gran interés por el espacio exterior que inició cuando sólo tenía seis años y vio a través de la televisión la Misión Apolo 11, un hecho histórico que en 1969 marcó la vida de miles de personas al ver a Neil Armstrong caminar en la Luna; e Irma, al ver la repetición en 1988, no fue la excepción.
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Desde aquel momento, Irma Aracely no dejó de soñar con un día poder trabajar en misiones espaciales de la NASA en donde, literalmente, el cielo es el límite. Si bien durante sus años formativos tuvo otro tipo de intereses, como el karate con el que ganó cinturón negro, su mente seguía en el espacio, pero de la mejor manera. Aquellos triunfos deportivos la llevaron a recorrer Sudamérica y conocer Estados Unidos.
Gracias a su interés científico, se graduó de la Universidad César Vallejo en Informática e Ingeniería de Sistemas. Sus sueños estaban más vivos que nunca y se mudó a Estados Unidos a los 21 años, en busca de estudiar Ingeniería Tecnológica Espacial en la Prince George's Community College. Al ver su gran interés por la NASA, uno de sus profesores la orientó en el camino académico que debía tomar, especializándose en una universidad en Ingeniería Astronáutica o Aeroespacial. Fue así como ingresó a la Universidad Capitol Technology (CapTechU) en donde se especializó en la construcción, operación y supervisión de naves espaciales. Irma estaba cada vez más cerca de hacer su sueño realidad.
"Veo a esta niña que soñó, como muchas mujeres hoy en día en Latinoamérica… y le digo a la Araceli de niña que lo hizo muy bien. Si volviera en este camino, lo volvería a hacer todo igual".
Para 2011, Quispe había logrado entrar a las filas de la NASA, y no lo hacía con un papel menor, pues formó parte de la misión Orbitador de Reconocimiento Lunar, en el Goddard Space Flight Center. Su dedicación le valió un ascenso a team leader en 2014, así como líder de vuelos. Para 2016, su experiencia la llevó a sumarse al programa del Telescopio Espacial James Webb, un observatorio espacial que se desarrolló gracias a la participación de 14 países y que contó con un equipo de más de tres mil científicos.
Aquella niña que veía la televisión a finales de los años 80s estaría orgullosa de la mujer que Irma es hoy, una verdadera científica de la NASA que cumplió más allá de sus propias expectativas su sueño de trabajar en misiones espaciales. Y es que, en la actualidad, es también conferencista de la NASA y y del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
"La perseverancia y el deporte también me ha ayudado mucho en mi formación, en mantener un equilibrio físico y mental. Para poder ir hacia adelante, hay que vencer el miedo".
Su nombre es, además, sinónimo de orgullo, pues es la primera mujer latina en dirigir tres misiones exitosas de la NASA como líder de Vuelos y Operaciones Espaciales. Por si fuera poco, gracias a su perseverancia y ganas de aprender, cuenta con siete títulos académicos, un hito personal y profesional que la ha guiado por el camino ideal hacia sus metas.
Irma tiene diversos premios y reconocimientos que respaldan su carrera y su experiencia, entre ellos como "modelo a seguir de Perú en la NASA", otorgado por el Comité Superior de Ciencias de la NASA en 2015 y 2021. En 2023 se alzó con el Grado de Comendadora en Orden al Mérito por Servicios Distinguidos por parte del Estado Peruano, otorgado sólo a 90 mujeres en 72 años desde su creación en 1951. Y en 2023 obtuvo el Premio al Logro Sobresaliente por parte de la administración de la NASA.