La actriz ha confesado que pensó que se trataba de una broma cuando las autoridades llegaron a su residencia. “Llegaron a mi casa, despertaron a mis hijas a punta de pistola, una vez más, nada nuevo para la comunidad negra y café, luego pusieron mis manos en mi espalda y me esposaron. Pregunté si me podía vestir. Pensé que era una broma. Literalmente volteé hacia una de las personas del FBI en su chaleco antibalas y pistola, y dije: ‘¿Es esto una broma?’”.