Cuando hablamos de bodas, pocas figuras se convierten en una musa tan poderosa como Kate Middleton el día de su enlace con el príncipe William. Su look nupcial, de pies a cabeza, sigue encabezando tableros de inspiración alrededor del mundo para brides-to-be que buscan un estilo clásico, elegante y atemporal. Y es que, más de una década después, la imagen de la princesa de Gales en la Westminster continúa siendo un referente absoluto de estilo nupcial.
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En abril de 2011, millones de personas alrededor del planeta fueron testigos de la ceremonia real que unió a William y Kate. Las expectativas eran altas: desde el vestido con escote en V diseñado por Sarah Burton para Alexander McQueen, hasta el beauty look que, hasta hace poco, se creía que Kate había realizado con sus propias manos.
No, Kate no hizo su propio maquillaje
Durante años, se pensó que la entonces duquesa había decidido maquillarse sola para su gran día, lo que reforzaba su imagen cercana, natural y sin excesos. Sin embargo, recientemente se reveló que no fue exactamente así. En una entrevista en el podcast Breaking Beauty, la icónica Bobbi Brown confesó que en realidad fue Hannah Martin, una maquillista de su equipo, quien tuvo la misión de preparar el rostro de Kate para la boda del siglo.
Si bien Kate sí confió en productos de Bobbi Brown, la casa se aseguró de enviar a Londres a una experta de confianza para garantizar un resultado impecable frente a las cámaras y millones de espectadores. Un gesto que confirma lo importante que fue cuidar cada detalle de la ceremonia.
El maquillaje de Kate Middleton para su boda
El maquillaje nupcial de Kate es un ejemplo perfecto de cómo un beauty look bien ejecutado puede definir el tono completo de un estilismo. En lugar de optar por tendencias arriesgadas, la princesa se inclinó por un acabado sofisticado pero natural, que reflejaba su estilo personal y la solemnidad del evento.
La piel de Kate lucía fresca y luminosa, con un ligero blush en tonos rosados que resaltaba sus pómulos de manera sutil. Este detalle aportaba un aire romántico y femenino, ideal para el contexto. Pero el verdadero protagonista fueron sus ojos: con un delineado negro marcado tanto en la línea de agua como en el exterior, un estilo muy característico de la década de 2010. Este detalle daba fuerza y dramatismo a la mirada, equilibrando la suavidad del resto del look.
Aunque algunos expertos hoy consideran ese tipo de delineado como parte del pasado, lo cierto es que el maquillaje de Kate sigue siendo fuente de inspiración. Su look nupcial resume la idea de que un maquillaje atemporal, bien ejecutado y cargado de significado puede trascender tendencias y convertirse en un referente eterno para futuras novias.