Desde el balcón del Palacio Hermitage, el pabellón de caza construido en el siglo XVIII, hemos podido ver los gestos de cariño y complicidad de Mary de Dinamarca con sus hijos, en especial con el pequeño Vincent al que colocaba las manos sobre sus hombros. Los tres se han vestido con ropa de abrigo para la ocasión, incluso la princesa ha optado por gorro y guantes de lana que le impidieran sentir cualquier atisbo de frío. Como suele ser habitual en esta jornada de campo, los niños disfrutaban más que nadie del espectáculo y se divertían n de lo lindo, con sonrisas en sus rostros que así lo reflejaban
Federico y Mary de Dinamarca convierten los jardines de palacio en su gimnasio entrenando para la Royal Run