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Nuestra protagonista María le dio el 'sí' más importante de su vida a su pareja, Carlos, el pasado 8 de diciembre en la Real Basílica Nuestra Señora de Atocha, en Madrid. Casarse siempre entró en sus planes de vida, según explica, "a los seis meses de empezar, Carlos siempre cuenta que lo vió super claro, pero que obviamente ese no era el momento. Dos años después empezó a pensar en pedirme matrimonio. Yo tenía muchas ganas, pero, para darme una sorpresa, cada vez que le sacaba el tema, lo cambiaba completamente como quitándome la idea de la cabeza. Solo lo sabían él y Borja, el sacerdote que nos casó. Así que cuando me lo pidió, ¡no me lo esperaba para nada en ese momento". 

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"Desde siempre me ha gustado mucho ver vestidos de novia, pero todos me gustaban tanto que quería todo a la vez. Quería llevar volantes, plumas, un vestido liso, escote, cuello alto… ¡me lo habría puesto todo! Pero tenía aún más claro que no podía llevarlo todo" nos cuenta sobre su experiencia hasta dar con el diseño de sus sueños que creó Navascués. Una novia de invierno diferente, elegante y atemporal que hoy se postula como una de las más inspiradoras de la temporada, y lo más inesperado es la inspiración que tuvo en cuenta. "Si te digo la verdad, me inspiré en la Virgen. Me iba a casar el día de la Inmaculada, una de las fiestas más importantes de la Virgen, así que quería imitarla" dice. 

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Un diseño victoriano

Nos confiesa que no sabía por qué tipo de traje se decantaría, pero sí que tenía muy claro que sería elegante y sobre todo muy de su estilo. "Siempre me ha gustado el cuello alto, y diciembre era el mes perfecto para llevarlo. Las mangas las quería tipo manga francesa, porque el vestido de mi madre es así y siempre me ha encantado. Pero el resto no lo tenía claro, quizá buscaba algo tipo época victoriana. Lo bueno es que tenía a mi madre que a veces, cuando me patino en mis gustos, me redirige" reflexiona sobre la importancia de contar con quienes más nos quieren y nos conocen a la hora de crear desde cero el vestido blanco más importante de tu vida.

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Esta madrileña, tras ponerse manos a la obra y visitar varios talleres, cumplió el deseo de su madre y, gracias a sus consejos, se convirtió en una novia Navascués. "Me insistió mucho en que fuese, siempre le han parecido vestidos muy elegantes, además de que te asegurabas que 'el vestido te va a encajar' como dice ella. Cuando llegué  me atendió Guille. Primero, me hizo una muestra de lo que yo le iba pidiendo, pero, después de escucharme dijo que creía que tenía lo que yo estaba buscando. Se fue y me sacó un tejido antiguo precioso de encaje y me propuso un vestido entero con él. Efectivamente, ¡eso era lo que quería!" relata emocionada. 

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La creación del vestido de novia

"Hacerse un vestido en Navascués es un gusto. Lo que más me gustó al principio es que van al grano. Imagino que tendrán cientos novias locas todos los días con mil ideas, pero en cada prueba se centran en coser, ajustarte el vestido e ir detalle a detalle, guiándote y sin dejar que te resbales mucho o te vuelvas loca en mil detalles. Tienen claro que el look es algo muy importante y que te hace mucha ilusión (mi madre siempre dice que lo siguiente que más ilusión le hacía de su boda después de casarse con mi padre, era el vestido, ¡yo creo que a mí me pasaba lo mismo!). Pero lo más importante es que te casas".

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La última prueba que vivió antes del gran día fue una de las más especiales para ella, "mientras me enseñaban a sentarme y le enseñaban a mi prima a colocarme la cola, Ángeles le dijo a mi prima: tienes que colocarle la cola al entrar en la iglesia y cuando se siente la primera vez, luego lo dejas tal cual esté, que lo importante es la misa" recuerda con nostalgia. "Iban sin prisa pero sin pausa, poco a poco, un detalle cada semana. Me gustó mucho que, aunque siempre me atendían Ángeles y Cristina, todo el mundo ayudaba y opinaba, implicándose y haciéndome sentir que iba a ser la novia más guapa del mundo. Estoy muy agradecida a Navascués y lo volvería a elegir sin duda".

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María no llevó un segundo look porque quería exprimir el máximo tiempo posible esta obra de arte creada especialmente para ella. "Ya me daba pena usar ese vestido solo para un día como para encima usarlo solo para unas horas. Se encargaron de que el vestido fuese bonito pero cómodo para la fiesta. También me hicieron una cola que se podía quitar de una forma muy disimulada. Creo que es de los mejores detalles, cómo la integraron siendo tan fácil de quitar después" explica sobre la importancia de sentirte cómoda y segura este momento tan esencial. 

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En cuanto a las joyas, se decantó por unos pendientes que llevó su madre el día de su boda, pero que antes los había llevado su abuela, así que nos afirma que le hizo mucha ilusión y una pulsera que le regaló Rosa, la madre de su marido. Por debajo del vestido, ¡sorpresa! Se escondía un detalle muy especial. "No es una joya como tal, pero llevaba colgado un rosario que me había hecho a mano mi hermana. Yo quería llevar uno encima el día mi boda, pero al tener el cuello alto lo lucí por dentro" explica sobre este accesorio tan importante. 

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La historia del anillo de pedida

En cuanto a los anillos, lució la alianza y el de la pedida obra de El Taller de San José situado en Toledo, que guarda una historia muy especial. "No sé por qué siempre me había preocupado un poco lo del anillo de pedida. Imagínate que en el momento más emocionante de tu vida en el que te piden matrimonio te dan uno que no te gusta. Decidí dejarlo en manos de San José, le tengo mucha devoción y sabía que no iba a fallar. A la hora de elegirlo, Carlos cuenta que estaba más perdido que un pulpo en un garaje. Así que decidió llamar a Davidel joyero que hace los anillos a mano, ¡cada uno es único para cada persona! Finalmente se decidió y habló con mi prima Lucía, le pidió un anillo de mi casa para la medida y no eligió el mejor porque me lo tuvieron que hacer pequeño tres veces... Carlos le dio el encargo definitivo a David un martes, y ese mismo sábado me pidió matrimonio con un diseño personalizado y exprés. Yo en ese momento no sabía el nombre del taller de David, y cuando me lo dio y me lo contó me hizo muchísima ilusión ver el guiño de San José, ¡efectivamente se había encargado y el anillo era precioso!" relata esta anécdota tan especial. 

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Aunque el tema del maquillaje y la peluquería fue uno de los que dejó para el último momento, consiguió dar con María Serrano. "100% volvería a pedirle que me peinase y me maquillase el día de mi boda. Había maquillado a mi amiga Blanca y decidí llamarla. Con menos de un mes de antelación me dio fecha para la prueba y me dijo que si quería que fuese ella quien lo hiciese, tenía libre el 8 de diciembre. ¡Reconozco que tuve la suerte de mi vida! En el primer momento entendió perfectamente lo que quería, algo sencillo porque no suelo ir muy maquillada todos los días, y efectivamente consiguió que estuviese natural a la vez de especial".

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Nos cuenta que quería lucir un recogido en todo momento, tanto para la celebración como para la fiesta, una de las modas atemporales con las que no hay margen a error. "Al llevar cuello alto, habíamos pensado en un moño. Me propuso dos diferentes tipo bailarina, y me encantaron. Al final decidimos el que llevaba una trenza. Aparte de maquillar y peinar increíblemente bien, María me pareció súper agradable y simpática. Estuvo hablando con toda mi familia ese día, retocó el peinado a mi prima Lucía y estuvo hasta el momento antes de que yo saliera de casa colocándome el velo y ayudándome a moverme por mi salón para las fotos. También maquilló y peinó a mi madre, e igualmente lo hizo genial, mi madre estaba guapísima". 

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Los detalles del ramo

El ramo de María fue una combinación de flores de primavera y verano, una original opción para completar su vestido victoriano. "Quería que llevase azul, que es el color de la Virgen. Mi madre habló con Inma, de Chiripa y Bambú, que fue quien se encargó de las flores, y le pidió un ramo con todos estos detalles. La primera vez que lo vi fue la mañana de la boda y creo que clavó lo que quería. Además, llevé dos medallas, una que me había regalado mi amiga Rochi y su madre, con la Virgen de mi colegio, y otra con la Sagrada Familia y la fecha de nuestra boda, que nos habían regalado nuestros amigos Blanca y Emilio el día de su boda". 

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Para nuestra protagonista no fue esencial seguir las tendencias punteras, ni en términos de vestuario ni a la hora de organizar el evento. "Claramente hay modas y las bodas cambian. Eso es un hecho y mi boda no tiene nada que ver con la de mis padres. Pero lo que sí que me parece importante es no hacer las cosas porque las hacen todos. Habrá cosas que a ti también te hagan ilusión, pero habrá otras cosas que no. En eso reconozco que me puso la cabeza sobre los hombros Carlos muchas veces, recordándome que lo más importante es que fuese una boda organizada por nosotros, no 'por lo que hace todo el mundo'. Así es como más la disfrutamos" reconoce. 

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"Carlos y yo nos conocimos en un retiro espiritual que se llama Effetá. Realmente, él primero conoció a mi hermana y, a raíz de ir a las reuniones que surgen después, nos hicimos amigos su hermano mayor, mi hermana, él y yo. Empezamos a coincidir mucho gracias a la formación que nos da una comunidad que se llama Hijas y Hermanos del Amor Misericordioso (HAM) a la que mi hermana y su hermano pertenecen como religiosos. Después de ser amigos durante dos años, ¡empezamos a salir!" dice. 

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La pareja profesó su amor en la Real Basílica Nuestra Señora de Atocha en 8 de diciembre de 2023 y luego se trasladaron para celebrar el banquete en la Real Fábrica de Tapices. "No somos 'muy prisas' así que decidimos ir poco a poco en la organización. Según la opinión de algunos tal vez con demasiada calma en ciertos temas... No contamos con una wedding planner pero sí con muchísima ayuda de nuestras familias y amigos. Queríamos que fuese una boda en la que las personas más cercanas hubiesen participado". 

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Una anécdota con el vestido que terminó en un susto

Son muchos los momentos imprevisto que pueden surgir y  el vestido de novia de María se salvó de milagro! "Durante el cocktail se me ocurrió coger una copa de vino tinto. Según estaba cogiéndola pensé: 'Imagínate que se me cae encima del vestido, está lleno de gente y podría chocarme con cualquier persona'. Aun así, la cogí porque me apetecía mucho. El vino de la boda era de las bodegas del hermano de Carlos (Alberto Orte, Compañía de Vinos del Atlántico), y unos 5 minutos más tarde pasó lo que me temía. La copa de vino tinto se me cayó encima de todo el vestido blanco, ¡y ni si quiera me había sacado las fotos con mi familia! Hay que decir que me dio un microinfarto en ese momento, pero estaba tan contenta por haberme casado que pensé: 'Pues ya está, me he casado que es lo importante, una anécdota que contar'. Afortunadamente, en ese momento apareció una camarera a la que estoy infinitamente agradecida, me miró y me dijo: 'Ven corriendo, agua con gas caliente'. Así que la seguí a la cocina de la Fábrica de Tapices acompañada por mi amiga Pato. Se pusieron a frotar con muchísima fuerza en las manchas (que no eran pequeñas) mientras yo rezaba todo lo que me sabía. ¡Y desapareció! Hubo invitados que ni se enteraron del episodio porque efectivamente no se notaba nada de nada, así que gracias, gracias y gracias a esa camarera y que ninguna novia vuelva a coger una copa de vino tinto en el cóctel". 

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Le preguntamos qué fue lo más especial de este día que ya han marcado en los calendarios de su vida y nos cuentan, "fue casarme con Carlos acompañada de muchísima gente que queremos un montón. Toda nuestra familia, amigos y los HAM se volcaron muchísimo. El día fue de 10 desde el minuto uno hasta el final. Hay veces que dicen que los novios acaban muy cansados y la verdad es que nosotros no nos preocupamos por nada y salió todo redondo. Lo habíamos dejado en manos de la Virgen, así que no podía ser de otra manera". 

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María quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda:

  • Vestido de novia: Navascués
  • Maquillaje y peinado: María Serrano
  • Flores: Chiripa y Bambú 
  • Alianzas y anillo de pedida: El Taller de San José
  • Vestidos y trajes de los niños: Teresa y Leticia
  • Fotografía y vídeo: Bea Goiri Basaldua
  • Vino: Compañía de Vinos del Atlántico 
  • DJ: Bolare Producciones 
  • Meseros: Blatt Papiro 
  • Celebración: Real Fábrica de Tapices
  • Catering: El Puchero de Plata
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