Por qué las joyas de cerámica se han convertido en la súper tendencia de las novias más románticas
Hay vida más allá de las esmeraldas, los rubíes o las piezas de anticuario, ahora la bisutería de barro se cuela en las listas de deseos de las prometidas
Lola Verona es una de las firmas que diseña sus joyas, divertidas y vibrantes, con cerámica. Con sede en el madrileño barrio de La Latina desde 2015, sus propuestas, especialmente sus pendientes, son ideales para salir de lo clásico el día de la boda y poner un punto de color al look nupcial.
Sus diseños se enmarcan dentro de la tendencia slow fashion o moda lenta, que apuesta por una fabricación meticulosa y respetuosa con el medio ambiente y, tanto en su web, como en todo su proceso artesanal, se nota.
No todo son colores para la firma madrileña, también sus potentes pendientes blancos pueden favorecer a las novias más clásicas, pero poco conformistas. Estas ideas son perfectas para un cóctel o un cambio de vestido, para acompañar un diseño más desenfadado.
El estudio Dsnú, capitaneado por Ana Martínez y David Felipe, destaca por dar vida a colecciones minimalistas, en las que no existen los excesos y las piezas son un juego entre arquitectura y escultura.
Al buscar la pureza de los materiales, en sus diseños, "se originan así piezas atemporales, que pretenden sorprender y despertar emoción en quien las contempla", explica este dúo creativo en su web.
Julieta Alvárez es sinónimo de una carrera brillante. Veterana en el universo del diseño cerámico, lleva en sus espaldas más de siete años de experiencia en el gremio y logros como el de haber expuesto en grandes pinacotecas, como el Museo Pompidou de París o el Reina Sofía de Madrid.
Su trabajo lo protagonizan pendientes, pulseras y collares en los que no faltan colores pasteles y formas geométricas e irregulares, su sello de identidad hasta la fecha.