1/9 © Adobe Stock

Un gesto vale más que mil palabras

Aunque los perros no saben hablar, tal vez sea eso lo único que les falta, porque puede que sean los animales que mayor grado de comunicación tienen con los seres humanos, por eso se han ganado a pulso el título de mejores amigos del ser humano. Sin embargo, no solo es importante entender en qué se traducen sus gestos cuando tratan de decirnos algo, sino que la magia consiste en comprender fielmente qué significan para ellos las necesidades que tratan de trasladarnos, porque cuanto mejor comprendamos por qué nos ‘hablan’, mejor podremos ayudarles.

Leer más: Abrazar a tu perro te produce calma y bienestar (y existe un motivo científico)

2/9 © Adobe Stock

Cuando quieren salir de casa

Si tu perro quiere salir de casa tendrá distintos modos de decírtelo en función del motivo principal por el que necesite ir al exterior. Ten en cuenta que los perros no toman decisiones caprichosas o de su libre elección. Generalmente hay una serie de acciones que siempre están dispuestos a hacer de buen grado, cómo jugar, salir a la calle o comer. Pero salir no es una necesidad imperiosa salvo que se den dos circunstancias: si tiene que hacer sus necesidades o si lleva tanto tiempo sin estirar las piernas y correr que su organismo le pide que ejercite el cuerpo para bajar su sensación de estrés. Para la primera de estas situaciones el perro probablemente emita un quejido, similar a un llanto. Y para la segunda lo que hará será seguirte por la casa como impulsado por una enorme energía, precisamente de la que se quiere deshacer en la calle.

Leer más: ¿Tienes un 'perrhijo'? Una nueva forma de relacionarnos con nuestras mascotas

3/9 © Adobe Stock

Cuando no quiere ir a un sitio

Tirarse al suelo como si tuvieran un imán en su pecho es la forma que tienen los perros de “plantarse” y decir que por ese camino no van a querer seguir. Muchas veces simplemente es porque en la zona en la que estáis paseando está dando el sol y desean sentir el calor en su tripa, pero otras veces se frenan en seco porque saben que por este camino llegaréis a casa en breve o al veterinario, y quieren evitar lo inevitable. Plantarse y dejar de caminar tirándose al suelo es, por tanto, la forma más habitual (y más inteligente) de decir a su dueño que no va a continuar andando.

Leer más: Pistas que dicen que no has educado bien a tu perro (y cómo solucionarlo)

4/9 © Adobe Stock

Cuando quieren mimos

Los perros también quieren mimos y expresan este deseo con lametones, pero aunque nos chupen puede que se genere un equívoco, pues también nos pueden chupar porque les gusta el sabor de nuestra piel: a poco que sudemos desprendemos sal que casi les sirve de snack. Además, los perros valoran especialmente el sabor de los humanos que consideran de su manada, pues lamiéndoles se sienten en confianza. Por eso, aunque es cierto que al lamer están pidiendo mimos, lo importante es comprender que para ellos el cariño no es una muestra de afecto y de placer físico reconfortante, sino que todo está relacionado con el sentimiento de pertenencia. Disfrutar de tu olor, que tú le acaricies y que se genere una situación de intimidad y de caricias, es como decirle: “estás tan a salvo, puedes relajarte mientras que yo te acaricio, desconecta tus miedos porque estás en casa”.

Leer más: ¿Sabrías reaccionar si un perro ataca al tuyo?

5/9 © Adobe Stock

Quiere que le rasques

Si tu perro pudiera pedir un deseo y apropiarse de alguno de los privilegios que tú tienes probablemente elegiría tener manos en lugar de pezuñas. Cuando hacemos cosas con las manos estamos haciendo algo que a él le es completamente imposible, a menos que atrape cosas con la boca. Sin embargo, hay un placer que solo nos pertenece a nosotros: poder rascar. Cuando rascamos al perro le estamos produciendo una sensación insólita para él, pues sería incapaz de poner su cuerpo en relación a esta necesidad y, como habrás visto, es muy común que él necesite ser rascado. Por un lado, cuando se camina hay muchos estímulos del tacto que se activan: roces con ramas, el suelo, otros animales, insectos o incluso parásitos. Cuando un perro quiere que le rasquen puede usar su hocico, poniendo su cabeza bajo nuestro brazo y dándonos golpes con el hocico en la mano tratando de expresar “usa esta parte de tu cuerpo, sé que la mano sirve para rascar”.

Leer más: Los 9 errores fatales que cometemos con nuestros perros

6/9 © Adobe Stock

Hambre o sed

Resulta casi mágico, pero todos (o casi todos) los perros desarrollan la misma forma de avisarnos de que no tienen suficiente comida o agua, y es acercarse a sus cuencos y darles golpes, produciendo así una llamada sonora de que algo debería de ser distinto. Lo que algunas personas llaman cariñosamente como “una cacerolada”. Aunque parezca que nos están recriminando que no les cuidamos lo suficiente o que no hemos tenido la agilidad necesaria para tener su comida dispuesta en el plato, lo que realmente están haciendo es ganarse el sustento. Su mente no asocia que una petición formal (dar un tintineo de aviso) tenga como consecuencia un resultado amable (darle comida), sino que su instinto le dice que para saciar su necesidad debe ganárselo, cazando, persiguiendo o esquivando peligros. Cuando el perro da golpes al cuenco es porque tiene hambre, y quiere interactuar con el propio cuenco para que éste se transforme en comida, pues para él cazar se ha reducido a “acercarse” al cuenco e interactuar con él.

Leer más: Trucos para mitigar la soledad de tu mascota frente a tu vuelta al trabajo

7/9 © Adobe Stock

Busca su juguete

Todos los perros tienen un juguete que consideran especial y querido. Cuando no lo encuentran o sí saben donde está pero queda muy fuera de su alcance, lo que hacen es llamar la atención para que sepamos que lo necesitan para jugar. Señalar con el hocico hacia la zona en la que sospechan que está el juguete suele ser el gesto más habitual, pero también ponerse a cuatro patas, siempre en una actitud un tanto ansiosa, porque cuando sienten la necesidad de tener el juguete esta se convierte en una cuestión urgente y muy relevante. ¿Por qué? Porque estos elementos de juego para ellos simbolizan una presa de caza, que requiere ser custodiada. De ahí que generalmente los juguetes que hacen que los perros les amen son juguetes de trapo o hilo grueso, que imitan el peso y la textura de una presa indefinida.

Leer más: Pasos a seguir si el perro de tu vecino no para de ladrar

8/9 © Adobe Stock

Que le abras la puerta

El gesto para que le abramos una puerta es bastante claro, es más, tiene dos. Uno de ellos es aporrear la puerta con sus patas, con el objetivo proyectado de “derribarla”, aunque más bien lo que te está diciendo es: “ayúdame a derribarla, haz aquello que haces cuando la abres”. Los perros más grandes, que tienen un punto de vista más elevado y pueden ver más de cerca cómo accionamos los picaportes, son capaces de aprender este hecho y tratar ellos mismos de abrir la puerta. Por ese motivo, si el perro comprende que existe un gesto que siempre se repite al abrir, que es girar esa “manilla”, intentarán hacerlo y se pondrán a dos patas apoyados sobre la puerta, este sería por tanto el segundo gesto que los perros son capaces de hacer para pedir que una puerta se abra.

Leer más: Razones por las que tu perro esconde comida en los lugares más insospechados

9/9 © Adobe Stock

Tiene mucho miedo y no sabe de qué

El miedo más visceral de los perros se ve claramente cuando escuchan el sonido de una tormenta o de unos fuegos artificiales, pero la reacción que pueden tener se asemeja al instinto que les remueve al escuchar una sirena o las campanas de una iglesia. Por un lado pueden sentir la necesidad de liberarse completamente: si les abrazas tratarán de escabullirse entre tus brazos y escapar. No les cojas como harías con un ser humano o específicamente con un bebé, en un perro este recogimiento le produce el efecto contrario. Si tiras de tu perro y éste siente terror, tratará de detener tu paso, tumbándose en el suelo, para acto seguido querrá salir de la estampida. Habrás visto que ante este tipo de motivadores de pánico, si el perro está en casa tratará de abrir la puerta que él considera principal, el de la habitación en la que estáis o la de la casa, y ante la imposibilidad de que se abra, escarbará en el suelo, sin importarle si sus esfuerzos surten efectos o no.

Leer más: 9 razones por las que no deberías dormir con tu perro

Más sobre: