Cuatro errores (muy frecuentes) por los que sientes que no tienes nada que ponerte

Algo estás haciendo mal y estás a punto de averiguarlo ¡y remediarlo!

Por Carmen Santaella

¿Cuántas veces has estado delante de tu armario, mirando de arriba abajo y de izquierda a derecha, sin tener ni la menor idea de qué ponerte? Seguro que te faltan dedos en las manos para contarlas, pero eso ya es historia. Lo cierto es que no importa cuántas tendencias de temporada cuelguen de tus perchas, porque hay cuatro errores de lo más frecuentes que, sin que te des cuenta, dificultan la tarea de elegir look cada mañana. Identíficalos, toma nota de estos consejos de experto y pon en práctica su respectiva solución. Notarás el cambio ipso facto

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1. Faltan básicos en tu fondo de armario

Cuando los estilistas y expertos insisten en invertir en básicos de fondo de armario no es para que, de repente, cambies tu estilo hacia uno más clásico. El objetivo es que cuentes con recursos suficientes como para poder vestirte fácilmente cuando no sabes qué ponerte, e incluso como para tener posibilidades de combinación con respecto a otras prendas más especiales. Hablamos de piezas como un abrigo negro o camel, un jersey de punto azul marino, una americana gris o una camisa blanca (entre otros). Identíficalos fácilmente haciéndote la siguiente pregunta: "¿Es algo que pasará de moda pronto o sigue llevándose año tras año? Si la respuesta apunta a la segunda opción, estás ante un básico infalible

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2. No es tu talla

Hay muchas razones por las que puedes tener prendas en tu armario que no sean tu talla: te la compraste hace mucho tiempo y tu cuerpo ha cambiado, pensaste que te estaba bien pero realmente no, o quizá tenías previsto llevarla a arreglar y lo has ido dejando. Esto solo hace que caigan en el olvido de un momento a otro y que abandonen la reducida lista de "prensas susceptibles de ser usadas". Es por ello, y aunque pueda sonar muy obvio, que necesitas comprar únicamente tu talla exacta. Esto ampliará tus recursos a la hora de elegir look porque, entre otras cosas, te sentirás mucho más favorecida automáticamente (y eso siempre ayuda). 

3. Compras de manera impulsiva

Compras que, normalmente, están asociadas a lo que es pura tendencia en ese momento o a que solo adquiriste para una ocasión concreta. De hecho, y si te paras a pensarlo en ese momento, es muy posible que ya en la tienda te dieras cuenta de que, mucho uso, no ibas a darle en realidad. Evita este tipo de adquisiciones a toda cosa e invierte, únicamente, en piezas atemporales o en aquellas tendencias que de verdad te gusten y sepas que no vas a querer quitarte en un largo periodo de tiempo.

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4. No tienes tu armario organizado como es debido 

No hay que ser Marie Kondo para saber que tener el armario correctamente organizado supone una ventaja en muchos (muchísimos) sentidos. Una de ellas reside, precisamente, en un aumento de tu capacidad para dar con todo cuanto necesites en cuestión de segundos. Organiza tu ropa por colores y categorías, de forma que puedas identificar rápidamente dónde se encuentra el color que mejor combina con tu look o los pantalones que sabes que te sientan bien. Parece una tontería pero es totalmente efectivo pues, entre otras cosas, al ordenarlo podrás deshacerte de todo aquello que ya no uses e, incluso, de dar con prendas que habías olvidado y que, realmente, son útiles, te sientan bien y son tendencia. 

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