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Vuelve la magia del cine con el vestidazo de Blanca Suárez en el Festival de San Sebastián
La actriz triunfa en la alfombra roja de la premier de 'El verano que vivimos' con un diseño de novia
¡Los festivales de cine han vuelto con toda su magia! Unas semanas después de clausurar el de Venecia (donde Ester Expósito, vestida de novia, arrasó), San Sebastián abría sus puertas el pasado viernes, y solo han hecho falta tres días para confirmar que las actrices tienen tantas ganas como cualquiera de volver a llevar sus looks más especiales. En la premier de El verano que vivimos, que tuvo lugar anoche, Blanca Suárez -que en su último evento llevó un little black dress multitendencia- se transformó en una princesa con uno de los vestidos más espectaculares que ha llevado nunca y que, como el de Ester, parecía de novia porque, de hecho, pertenece a una firma nupcial.
Aunque en su día a día Blanca Suárez suele vestir de forma sencilla, cuando se trata de un evento, cambia por completo de estilo y se atreve a arriesgar con piezas, maquillajes o peinados más llamativos. Anoche volvió a convertirse en la estrella que es con un vestidazo de tul con escote en forma de abanico, grandes volantes y falda asimétrica con cola. Se trata de un diseño de la firma Valenzuela Atelier, especializada en novias, y aunque el de Blanca era grisáceo y no níveo, perfectamente podríamos imaginarlo en una boda. Además, lo acompañó con unas delicadas sandalias en blanco satinado que igualmente podrían encajar en un look de novia, y con unas preciosas joyas de Rabat.
Para completar el estilismo y el aura de bailarina, Blanca se decantó por un moño sencillo que decoró con cristales, consiguiendo que, a pesar de lo espectacular de su vestido, el peinado no pasara desapercibido. Ya el año pasado, precisamente en el Festival de San Sebastián, la actriz había explorado el universo de las aplicaciones glitter con un precioso maquillaje-joya, pero ahora lo ha llevado a otro nivel en este peinado. Además, los mismos cristales de su cabello resbalaban por el cuello, la espalda y el rostro como si de verdadera purpurina se tratara, con lo que no necesitó demasiado maquillaje -solo la mirada ahumada y los pómulos marcados con highlighter- para, literalmente, brillar.
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