El pasado fin de semana me enfrenté al fin al incómodo momento que llevaba postergando desde hacía semanas: el cambio de armario. Las inusuales temperaturas que nos han acompañado en octubre, me habían servido como justificación para retrasarlo. Pero el domingo decidí ponerme manos a la obra, y tras finalizar, llegué a dos conclusiones: un armario ordenador es sinónimo de paz mental y esta temporada necesito ser más responsable con lo que compro.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Después llenar tres bolsas con ropa para donar, quiero que este otoño mis compras sean prácticas, priorizando la calidad frente a la cantidad y pensando bien el uso que voy a dar a cada una de ellas. Con esta filosofía en mente, me fui a Zara para echar un vistazo a la nueva colección de fiesta que ha aterrizado en tiendas. Y fiché un vestido que se ha convertido ya en una de las inversiones más inteligentes de mi armario: por 39,95 euros, he dado con este diseño ideal que pienso adaptar a, como mínimo, tres planes diferentes.
Se trata de un vestido de escote en cascada y asimétrico, con la espalda al descubierto, que me recuerda a aquellos looks que popularizó Kate Moss a mediados de los noventa, haciendo de esta pieza su mejor aliada cuando acudía a eventos. Me encanta este color gris antracita tan elegante y fácil de combinar, similar al del carbón, que esta temporada estamos viendo bastante en conjuntos de invitadas a boda. También me parece muy especial el detalle de uno de los tirantes, con brillantes abalorios.
Pero a la vez, me conquista por las líneas sencillas de su silueta, lo que precisamente me va a permitir adaptarlo a distintas situaciones. Y es que planeo llevarlo tanto en la cena navideña con amigas que ya tengo agendada en mi calendario, como en Nochevieja (sí, este año me he adelantado), así como también a la oficina.
¿Mi truco para adaptarlo al ambiente laboral? Llevarlo junto a un jersey oversize por encima, de manera que parezca una sencilla falda midi satinada, y acompañarlo con unas botas de caña alta y tacón cómodo.
