A caballo entre el mar y la ciudad, encuentra su lugar para crear; de hecho, es el caos del verano lo que le hace volver a la rutina con mayor claridad. Aún conserva la curiosidad de su niñez, cuando retenía todos los consejos de una madre que no solo la enseñó a apreciar cada prenda más allá de la estética, sino que le transmitió la importancia de la seguridad en sí misma. En lo alto del verano, Nina Urgell posa más sugerente que nunca, y disfrutamos de una íntima conversación.
-Psicóloga, amante de la moda, DJ, emprendedora… ¿Cómo se combinan todas esas facetas en tu día a día?
-Soy una persona muy curiosa y eso me ha llevado a explorar distintos lenguajes para expresarme. La psicología me dio una base para entender el comportamiento y la emoción; la música me conecta con el cuerpo y lo instintivo, y la moda me permite construir una narrativa visual. Emprender, para mí, es el punto de encuentro donde todas esas pasiones toman forma real.
-¿Qué significa la moda para ti?
-Una forma de expresión y también de memoria. A través de cómo nos vestimos, comunicamos identidad, intenciones, referencias culturales… La moda es política, historia y arte al mismo tiempo, pero sin dejar de ser un agujero de curiosidad y creatividad de uno mismo.
-En tu armario, ¿eres de las que les gusta arriesgar o prefieres apostar por prendas atemporales?
-Ambas. Me gusta mezclar lo clásico con lo inesperado. Puedo llevar una prenda muy minimalista con una pieza vintage que tenga mucha carga visual o emocional.
-Hablando de moda vintage, es una de tus grandes pasiones. ¿Por qué te atrae tanto?
-Porque conserva las huellas del pasado. Cada prenda tiene una historia que se siente en el tejido, en los cortes, en los detalles. En un mundo tan saturado de información, lo vintage tiene una autenticidad y una potencia creativa que es difícil encontrar hoy. Me reconduce a una nostalgia bonita, a un tiempo en el que todo parecía más especial y más tranquilo.
-¿Cuáles son tus piezas más preciadas?
-Las prendas que heredé de mi madre tienen un valor incalculable. Fue una precursora en traer a una pequeña ciudad marcas como Fiorucci, Armani o Marithé + François Girbaud, cuando aún eran desconocidas aquí. Conservo piezas suyas de piel y seda de antiguas casas textiles españolas que ya no existen, con patrones únicos y una calidad excepcional.
-Tu madre no solo fue pionera en llevar grandes marcas a Cataluña, también es tu gran referente. ¿En qué aspectos te ha influido?
-Me enseñó el valor del detalle y la intuición para identificar lo especial antes de que sea tendencia. Y, sobre todo, me inculcó el amor por la estética con sentido. Aunque, mucho más allá de lo estético o material, mi madre me ha influenciado en lo esencial: en tener seguridad, en cómo llevar lo que una se pone desde la actitud y en usar la moda como una herramienta para construir identidad. Me mostró que el estilo nace de dentro, que no se trata solo de lo que llevas, sino de cómo lo habitas. Su manera de vestir y de estar siempre fue una declaración de personalidad, y eso me marcó profundamente.
-¿Qué consejo darías a los jóvenes que buscan su estilo?
-Que no se obsesionen con definirse. El estilo no es algo fijo, es algo que evoluciona con tus experiencias. Explora, equivócate, mezcla, observa… Lo auténtico siempre termina emergiendo.
-¿Qué es lo que no puede faltar en tu fondo de armario?
-Unos vaqueros con corte limpio y un perfume que deje rastro.
-Has creado tu propia marca capilar. ¿En qué momento decides dar el salto a la belleza?
-Fue una evolución natural. Siempre he sentido una conexión profunda con el autocuidado como forma de bienestar cotidiano. Con mid/night 00.00, quise traducir esa visión en una marca honesta, efectiva y consciente. Actualmente, en la empresa vivimos un momento único, donde ciencia y naturaleza avanzan más que nunca de la mano, ofreciéndonos fórmulas que antes eran impensables y un conocimiento vanguardista del cabello y la piel. Y fabricamos en España con ingredientes naturales y biotecnología de última generación.
-También eres una gran amante de los perfumes. Tienes ¡más de 100!
-Son pequeñas cápsulas de memoria. Cada fragancia me transporta a un lugar, una persona o un momento. Los perfumes son pura psicología emocional.
-En este editorial posas con piezas espectaculares, fruto del estilismo de Marc Forné. ¿Cómo ha sido trabajar con él?
-Marc y yo compartimos una amistad de más de diez años, somos como familia. Trabajar juntos siempre es especial porque hay una complicidad profunda, una confianza que permite que todo fluya. Más allá del vínculo personal, admiro su mirada: es contemporánea, afinada y con un equilibrio muy natural entre estética, actitud y narrativa visual. Nos entendemos casi sin palabras y eso se nota en el resultado.
-De cara al próximo otoño-invierno, ¿tienes ya una tendencia favorita? ¿Y alguna que pienses abandonar?
-Más que abandonar tendencias, me interesa cómo evolucionan con el tiempo. Creo que las firmas más relevantes hoy son las que saben reinterpretar códigos sin aferrarse a lo obvio. Prada, por ejemplo, bajo la mirada de Miuccia, es un gran ejemplo de contemporaneidad: sabe jugar con la inteligencia del vestir, cuestionando lo normativo sin perder elegancia.
-¿Qué te parece el juego de las sillas en las grandes firmas de moda? ¿Volveremos a ver la revolución que llevó a algunas casas al éxito?
-Vivimos un momento en el que la moda está buscando nuevas narrativas y referentes. A veces los cambios son puramente estratégicos, pero creo que hay espacio para revoluciones si se da libertad creativa real y se conecta con lo cultural más que con lo comercial.
“Me encanta la moda vintage, porque conserva las huellas del pasado. Cada prenda tiene una historia que se siente en el tejido, en los cortes, en los detalles”
-¿Cómo te ves de aquí a 10 años?
-Con más calma, pero igual de curiosa. Me imagino rodeada de proyectos que me ilusionen y me reten y con una vida más conectada con la naturaleza y la música.
-Por último, ¿cómo entra la psicología en tu ecuación profesional? ¿De algún modo te ayuda a expresarte?
-Totalmente. La psicología está presente en cómo observo, comunico y creo. Entender los procesos internos me ha ayudado a escuchar más, a generar marcas más humanas, y a explorar el arte con una mirada más profunda.