1/11 © Nacho Uribesalazar / Casa Decor 2024

Sonia Hernández-Montaño es fundadora del estudio Arquitectura Sana (arquitecturasana.com), arquitecta asesora de arquitectura saludable, docente, speaker y researcher. Con ella vamos a tratar la cuestión de si las viviendas diseñadas y construidas según los parámetros de la neuroarquitectura son obligatoriamente sostenibles.

En palabras de Sonia, la neuroarquitectura es un campo que explora la relación multidisciplinar entre la percepción del entorno (natural o construido) y la respuesta cognitiva del cerebro humano. Su objetivo es entender cómo los estímulos del entorno provocan efectos en nuestro cerebro. Los resultados de esa investigación se pueden introducir en el diseño arquitectónico para crear entornos construidos que mejoren la cognición, el estado de ánimo, el bienestar y la salud de las personas que interactúan con esos espacios. Este enfoque implica la integración de conocimientos de arquitectura, urbanismo, psicología, neurociencias y otras disciplinas. Con ella trataremos acerca de si una premisa de diseño es la sostenibilidad.

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2/11 © Antolini

Casas que ganan en salud

Comencemos por descubrir qué beneficios aportan las neurociencias aplicadas a la arquitectura en los habitantes de la vivienda. La experta resalta que “se trata de una disciplina relativamente nueva que aplica el método científico para refutar hipótesis, pero a día de hoy la mayoría de las conclusiones son parciales y no pueden ser extrapolables. Así que podemos tener indicios de cómo se pueden aplicar las neurociencias de manera directa en las viviendas, pero realmente la evidencia es insuficiente”.

Por eso particularmente la fundadora de Arquitectura Sana considera que no se debe invalidar la experiencia. Es decir, la tradición arquitectónica ya incorpora premisas de diseño empíricas que mejoran la experiencia del usuario. No hay evidencia científica, y por lo tanto no es neuroarquitectura, pero es igualmente válido.

En conclusión, Sonia afirma que “el diseño que incorpora bienestar en todas sus variables (no solo cognitiva) mejora la salud, y por lo tanto la calidad de vida de las personas”.

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3/11 © Pol Viladoms para Papik Cases Passives

Aclaremos conceptos…

“Me gustaría apuntar que la arquitectura saludable integra múltiples aspectos relativos a la respuesta que el entorno genera en nuestra fisiología y biología. Las neurociencias investigan la relación cognitiva, pero hay más impactos: físicos, biológicos, fisiológicos, químicos… Por lo tanto, las neurociencias aplicadas a la arquitectura son una herramienta para determinar la relación cognitiva de las personas con su entorno, pero la arquitectura saludable (o bioconstrucción, o bioarquitectura) incluye además otras áreas de conocimiento. De ahí que la neuroarquitectura no necesariamente mire la sostenibilidad”, detalla Sonia.

La experta recalca que la investigación en neurociencias se basa en la respuesta cognitiva, y por lo tanto la sostenibilidad está en otro plano. En cambio, la arquitectura saludable o la bioconstrucción sí lo hace, porque integra tanto la parte sensorial como la material.

Vemos una passivhaus, concretamente la cocina, diseñada por Energihaus y construida por Papik Cases Passives.

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4/11 © Juan Luis Campoy

Bases de la bioarquitectura

La bioarquitectura se basa en los siguientes aspectos, que resume Sonia:

  • Diseño constructivo bioclimático, higrotérmico, eficiente, sostenible y saludable.

  • Óptima calidad del aire interior, basada en la elección de materiales y en una correcta ventilación.

  • Iluminación circadiana, que sigue los ritmos biológicos, y contempla una acústica agradable.

  • Instalaciones biocompatibles basadas en dar respuesta a las necesidades fisiológicas de las personas: ventilación, climatización, electricidad, telecomunicaciones, agua y saneamiento.

  • Aspectos psicosociales y cognitivos: aquí entran las neurociencias, pero también la biofilia, el género, la accesibilidad y la inclusión.

En la propuesta, una vivienda con jardín de bioconstrucción en Calafell (Tarragona), de la que vemos el salón comedor. Se trata de un proyecto de Arquitectura Sana con interiorismo de A-típic.

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5/11 © 100×100biopasiva

La relación entre neuroarquitectura y bioconstrucción

La bioconstrucción es un enfoque de diseño y construcción con una mirada totalmente holística, que busca crear edificaciones y espacios que estén en armonía con la biodiversidad y con las necesidades de las personas. Incluye campos de conocimiento que aparentemente están sectorizados, como la eficiencia energética, la bioclimática, los sistemas constructivos naturales, los sistemas de climatización o calefacción, las neurociencias… Lo que hace la bioconstrucción o arquitectura saludable es unificar todas estas variables a través de un diseño constructivo que englobe y resuelva todas esas miradas y necesidades, dando respuesta a requerimientos tanto de ámbito de cambio climático como de sensibilidad cognitiva. “Yo diría que la bioconstrucción abraza la neuroarquitectura como un ingrediente más”, concluye Sonia.

El diseño de la casa de la imagen, en Boadilla del Monte (Madrid), ha sido de BioArk Estudio y se trata de una vivienda industrializada construida en madera por 100×100biopasiva.

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6/11 © Biderbost Photo para Módulo

El diseño biofílico

El diseño biofílico tiene muchas ventajas y aplicarlo es clave tanto para la neuroarquitectura como para la bioarquitectura. Por ejemplo, entre las muchas ventajas que tiene la introducción de plantas naturales en los interiores de casa y en exterior se encuentran: la mejora la acústica por reflexión y absorción y corta la reverberación (es un elemento de aislamiento y absorción acústica); la mejora de la calidad del aire; la absorción de contaminantes o ser fuente de biodiversidad. En la imagen, una casa en Vitoria-Gasteiz reformada por Módulo que cuenta con unos verdes exteriores.

Sonia considera, de este modo, que “la biofilia no es únicamente una estrategia de mejora de la percepción cognitiva, sino que también aporta grandes ventajas en sostenibilidad y salud; –y advierte– eso sí, tiene que estar bien integrada y diseñada para optimizar sus beneficios y garantizar su durabilidad y funcionamiento”.

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7/11 © Brina Blum / Unsplash

Con unas plantas… ¿¡salvados!?

Se piensa que las plantas naturales aportan grandes beneficios y, como hemos señalado, es así, no obstante, para que introducir vegetación de los hogares sirva, primero se tiene que pensar bien el diseño de la vivienda.

Sonia lo justifica así: “por mucho que algunas plantas tengan la capacidad de absorber tóxicos y contaminantes, ello no significa que podamos contaminar el interior porque hemos incorporado en la decoración una selección botánica acertada. Lo principal es reducir contaminantes, tener una buena ventilación y, además, si podemos integrar la biofilia mejor que mejor”. Eso sí, la responsabilidad de que una vivienda sea saludable no puede recaer única y exclusivamente en las plantas.

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8/11 © Stefano C. Ascione / Arquima

El impacto de la vivienda en todos sus ciclos de vida

¿La neuroarquitectura reclama el empleo de materiales naturales, para nuestro confort y salud? La respuesta es que “esta ciencia mira cuál es la respuesta cognitiva del cerebro, y por lo tanto no necesariamente evalúa el impacto de productos químicos. De hecho, una de las investigaciones de neurociencias concluye que la visualización de ‘verde’ es la misma si se trata de plantas naturales, artificiales o incluso imágenes de vegetación: desde el punto de vista perceptivo parece lo mismo, pero evidentemente desde el punto de vista de la salud y la sostenibilidad, no lo es”, aclara la experta.

Así, la neuroarquitectura mide la respuesta cognitiva, pero, por ejemplo, desconoce y no tiene datos acerca de la repercusión química de ese elemento en nuestro cuerpo, por lo tanto, su visión es parcial. Dado que la neuroarquitectura no evalúa la presencia de contaminantes químicos, físicos o biológico, Sonia defiende que se debe integrar dentro de un contexto más amplio, para no dar visiones sesgadas.

Evidentemente, los materiales naturales tienen respuesta cognitiva (textura, olor, sensación dérmica y acústica…) pero también tienen mejores propiedades higrotérmicas: conductividad térmica, higroscopicidad… aportando positivamente a la eficiencia energética, descarbonización y sostenibilidad del edificio. En la imagen, el pasillo de una casa construida en madera por Arquima.

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9/11 © Vruyr Martirosyan / Unsplash

Fuentes de polución en el hogar

Básicamente hay fuentes de polución de tres orígenes, Sonia nos indica cuáles son y cómo evitarlas:

  • 1. Fuentes de polución químicas: determinados ingredientes y aditivos de los materiales de construcción pueden emitir gases o sustancias que entran en contacto con las personas a través de la respiración, el tacto… muchas de estas sustancias son reconocidos tóxicos que, si bien diversas estrategias europeas están intentando reducir o eliminar, todavía están muy presentes en los espacios interiores. Elegir materiales que reducen estas emisiones es clave para garantizar un espacio interior saludable. El diseño de una buena ventilación es básico para poder eliminar y disipar estos contaminantes, de los cuales también forma parte el CO2.

  • 2. Biológicas: moho, levaduras, bacterias, ácaros… se necesita evitar la humedad a través de un buen diseño constructivo, buenas pautas de ventilación e higiene.

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10/11 © Curtis Adams / Pexels
  • 3. Físicas: hay muchas naturalezas. Muchas tienen que ver con nuestra relación con el espectro electromagnético y cómo nos relacionamos con la radioactividad (podemos estar expuesta a ella en nuestras casas y de ahí que hay surgido un nuevo DB en el CTE para regular parte de estas inmisiones, además de que también puedan provenir de determinados materiales). Asimismo existen fuentes de polución en el hogar en relación con el espectro visible, que determina nuestro reloj biológico, y de ahí la importancia a implementar una iluminación circadiana. Por otro lado, la relación con las bajas y altas frecuencias, y de ahí la necesidad de realizar instalaciones eléctricas y de telecomunicaciones biocompatibles que reduzcan la exposición de las personas a campos electromagnéticos (esto no significa negar la tecnología o vivir en una cueva; simplemente implementar criterios de diseño que siguen diversas recomendaciones para reducir la exposición).

La recomendación, en cualquier caso, consiste en elegir un diseño holístico que reduce la presencia de todos estos contaminantes, tomando decisiones tanto de los materiales de la envolvente y de los acabados superficiales como de todas las instalaciones: ventilación, climatización, iluminación, electricidad, agua, fontanería, telecomunicaciones…

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11/11 © Grupo Ayuso

Adiós al ruido

Por último, cabe señalar que la exposición al ruido nos enferma, por lo que abogar por un correcto aislamiento acústico respecto del exterior u otras estancias mejora la concentración y en general el bienestar que se percibe en un espacio interior. Sonia explica que “uno de los valores que se deben priorizar en un espacio que quiere ser cognitivamente agradable es el control acústico”.

No obstante, la sostenibilidad es otra capa. Un hogar que tenga un buen confort acústico no necesariamente significa que sea sostenible. Para que unifique estos campos, el diseño debe integrar las neurociencias, con la mirada de la acústica, y además un diseño sostenible. “Hasta ahora los expertos en un campo no lo son en el de otro, de ahí la necesidad de trabajar en grupos multidisciplinares”, agrega la experta. 

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