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Las tareas de limpieza y mantenimiento de la piscina en verano no son complicadas pero eso no significa que no puedan aparecer problemas. De hecho, lo normal es que tarde o temprano estos se produzcan. Vamos a hacer un pequeño repaso de todos los desaguisados que pueden acontecer en tu piscina, y de paso te ofrecemos también las soluciones para ponerles remedio.

 

Mantener los niveles bajo control

Si hay un aspecto que debes tener en cuenta para que tu piscina está perfecta es mantener los niveles de pH y cloro en los parámetros adecuados. Es, seguramente, la tarea más importante en lo que a la limpieza y mantenimiento del agua se refiere.

El pH debe estar siempre entre 7,2 y 7,6, y tendrás que medirlo y regularlo para que esté siempre dentro de ese rango, ya que de lo contrario aparecerán, sin duda, alguno de los problemas que vamos a explicar a continuación.

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1. El agua de la piscina está blanquecina

¿El agua de tu piscina no está transparente sino que se ha vuelto blanquecina? Esto ocurre cuando hay una importante cantidad de materia orgánica disuelta en ella, desde restos de crema solar hasta sudor, aceites corporales, etc.

Suele ocurrir cuando el sistema de limpieza no funciona correctamente, si la piscina ha acogido a más bañistas de los habituales o cuando el pH se descompensa y los desinfectantes no actúan correctamente.

La solución pasa por hacer al agua un tratamiento de choque que le devuelva la calidad que debe tener para garantizar un baño saludable. Dicho tratamiento consiste en añadir más cantidad de cloro de lo normal para conseguir una desinfección rápida.

Un consejo: añade el cloro después de la caída del sol, para que los rayos no afecten a los productos químicos y el cloro no se evapore antes de tiempo.

Una vez el agua esté limpia y los niveles de pH y cloro ajustados, tendrás que añadir floculante, un producto que agrupa las partículas de materia orgánica y hace que se depositen en el suelo de la piscina, para que puedas aspirarlas con el limpiafondos.

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2. Tienes los ojos y la piel irritados después del baño

Esto tiene una explicación sencilla: el pH del agua está alto o bajo, en cualquier caso fuera del rango adecuado (es entre 7,2 y 7,6).

Otra posible causa para que al bañarnos se nos irriten los ojos y la piel es que la concentración de cloro residual libre esté fuera de los parámetros que se consideran adecuados: esto es, 0,5 y 2 ppm (partes por millón).

Para resolver el problema debes ajustar el pH del agua y también asegurarte de que la concentración de cloro no supera los 2 ppm. Haz las mediciones oportunas y añade el producto necesario para ajustar los niveles.

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3. El agua está de color verde

El verde es un bonito color… pero no para el agua de la piscina. Ese matiz verdoso indica la presencia de algas, que proliferan con facilidad si no lo evitamos.

Para dejar el agua limpia de nuevo tendrás que aplicar el tratamiento de choque que explicábamos en el primer apartado y filtrar el agua hasta que esté de nuevo transparente.

El siguiente paso consiste en aplicar un alguicida para evitar que las algas vuelvan a aparecer. No es que sean perjudiciales para la salud de los bañistas, pero resultan desagradables y nos arruinan el baño.

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4. El fondo la de piscina está resbaladizo

Si cuando entras en la piscina notas el fondo viscoso y resbaladizo, lo más probable es que hayan aparecido algas y que estas se hayan depositado en el suelo.

Además de hacerlas desaparecer es importante tratar de averiguar el motivo por el que han surgido para erradicarlas por completo. Hay muchísimos tipos de algas, aunque los que afectan a las piscinas suelen ser siempre los mismos, y todos desaparecen con un tratamiento a base de alguicidas.

Las algas verdes enturbian el agua y se adhieren a los revestimientos. Las algas marrones, por otra parte, no suelen ensuciar el agua pero sí se pegan a las paredes y al fondo.

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5. Hay un intenso olor a cloro

Aunque las piscinas tratadas con cloro químico siempre desprenden un olor característico, cuando es muy intenso puede ser la consecuencia de un problema. Por regla general se trata de un desajuste en el nivel de cloro del agua o, más bien, por un exceso de este desinfectante.

Para acabar con el problema es necesario medir y ajustar los niveles de pH y de cloro. El cloro combinado o cloraminas no debe superar los 0,3 ppm. En caso de que sea mayor puede ser el responsable del olor fuerte a cloro.

También es importante medir el nivel de cloro total y, si es demasiado alto, utilizar un neutralizador específico para eliminar el exceso.

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6. El agua está amarilla, marrón o pardusca

El objetivo de los tratamientos de limpieza y mantenimiento de la piscina es lograr un agua cristalina y pura, totalmente transparente. Por eso, si empieza a adquirir un matiz coloreado eso significa que algo no marcha bien.

Ya hemos visto que tener el agua blanquecina o verde es señal de problemas. Pero, ¿qué ocurre si está marrón, amarilla, muy oscura o azulada?

- Cuando notes que el agua de la psicina adopta un matiz amarillento o marrón, eso quiere decir que tiene un exceso de hierro.

- Si se pone oscura, casi negra, el exceso es de manganeso.

- Si está azulada quiere decir que tiene un exceso de cobre.

Todos estos problemas precisan la misma solución: una limpieza profunda de las paredes y el fondo de la piscina. Puedes emplear un limpiafondos adecuado.

Después has de realizar el tratamiento de choque, aplicar floculante y volver a pasar el limpiafondos. Ajusta los niveles de pH y filtra el agua durante al mentos 24 horas hasta que vuelva a estar totalmente transparente.

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7. Hay manchas de óxido en las paredes

Aunque las causas de estas antiestéticas manchas marrones puedes ser varias, lo más probable es que aparezcan por la presencia de iones metálicos en el agua.

Elimina los restos frotando con un cepillo y un producto específico, siempre teniendo en cuenta en material del que está revestida tu piscina para no estropearlo. Si después de esta limpieza las manchas no desaparecen, será necesario vaciar la piscina y utilizar un desincrustante.

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8. Se han formado depósitos de cal

No hay nada más antiestético que los depósitos de cal que se forman en las paredes y en los accesorios como escalerillas, duchas de exterior, etc. Dan una imagen de descuido y suciedad de lo más desagradable.

Por eso, especialmente si vives en zonas de agua muy dura, lo mejor es emplear un tratamiento preventivo: consiste en utilizar un producto antical en dosis menores que logre evitar estos depósitos de cal. Cuando estos ya se han producido, trata de eliminarlos con un tratamiento de choque basado en un antical.

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