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Recuperar muebles viejos para decorar es una gran idea. No solo le damos una segunda oportunidad a piezas que todavía merecen la pena, sino que podemos convertirlos en elementos espectaculares y muy originales que todos querríamos tener en casa.

Sin embargo, ya lo hayas heredado de tu abuela o rescatado de un mercadillo de antigüedades, hay ciertas cosas que debemos vigilar en estos muebles. Como la carcoma, un mal que es necesario atajar cuanto antes en caso de que encontremos muestras de su presencia.

 

¿Qué es la carcoma?

Con este nombre se designa la acción que las larvas de algunos insectos coleópteros ejercen sobre la madera, de la que se alimentan (son xilófagos).

Estos pequeños y desagradables visitantes se introducen en el interior de los muebles, colonizándolos por completo y creando túneles hasta ocasionar daños realmente graves.

Si detectamos carcoma en un mueble de nuestra casa, debemos aislarlo lo antes posible y atajar el problema para que no se extienda a otros elementos.

 

Un consejo

Si vives en una casa rústica con vigas de madera y crees que estas pueden estar afectadas por este problema, no pierdas tiempo y ponte en manos profesionales. Contacta con una empresa especializada que te ayude a resolverlo, ya que si la carcoma avanza puede poner en peligro la estructura de la cubierta.

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Las pruebas delatoras

Pero, ¿cómo saber si un mueble está afectado por la carcoma? ¿Qué signos debemos buscar? Al principio es difícil detectar el problema, ya que las larvas trabajan en el interior de forma oculta. Sin embargo, llega un momento en que comienzan a aparecer en la superficie de la madera unos pequeños agujeros muy característicos.

Además, seguramente encontrarás serrín en el suelo, prueba de que la pieza está siendo devorada.

Como precaución a tomar es importante que vigiles los muebles antiguos que lleguen a tu casa. Ponlos en cuarentena y busca las señales de los xilófagos antes de restaurarlos o de limpiarlos.

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Sus maderas favoritas

Los insectos xilófagos sienten especial predilección por unas maderas concretas: pino, haya, castaño, cedro, etc. Se trata de variedades blandas incapaces de resistir su ataque voraz.

Por otro lado, las maderas más duras y nobles como la caoba, el nogal, la acacia o el roble son mucho más resistentes a la carcoma. Esta puede ser también una señal que nos ayude a detectar el problema.

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Combatir los xilófagos: ¿por dónde empezar?

Has descubierto que ese mueble tan especial que encontraste en una tienda de segunda mano está plagado de carcoma, ¿sabes qué tienes que hacer?

Lo primero, olvídate de tirarlo a la basura porque el problema tiene solución. Simplemente tendrás que aplicar un tratamiento insecticida que acabe con esos indeseables insectos.

Comienza por buscar el lugar adecuado para trabajar. Como los productos a utilizar tienen un olor fuerte, lo mejor es buscar un rincón en el exterior o en una habitación que esté bien ventilada. Protege el suelo con plástico y ponte guantes, mascarilla y ropa de trabajo.

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La preparación de la pieza

Para que el insecticida pueda penetrar en el interior de la madera y hacer efecto es necesario limpiar muy bien el mueble, eliminando las capas de suciedad, pintura vieja o barniz que pueda tener.

Tendrás que decaparlo, bien utilizando una pistola de calor, o bien con un decapante adecuado. Después, líjalo a fondo para eliminar restos y límpialo con un paño húmedo.

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Cómo aplicar el insecticida

Una vez esté preparado el mueble llega la hora de aplicar el tratamiento. Para ello debes inyectar el producto en cada uno de los pequeños orificios que ha dejado la carcoma, con ayuda de una jeringuilla.

Hay insecticidas específicos que ya vienen provistos de jeringuilla, y si no es así puedes comprar una en la farmacia (no elijas un tamaño muy pequeño o te pasarás el rato cargándola de producto).

- Carga la jeringuilla con el líquido sanador, coloca la aguja e inyéctalo en los pequeños agujeros. Una buena idea es trazar con un lápiz unas líneas sobre la madera, formando una cuadrícula. Esto te ayudará a la hora de trabajar por zonas, de forma que no te dejes ni un agujero sin rellenar.

- Una vez hayas inyectado el producto en los orificios tendrás que aplicar una capa del mismo por toda la superficie, utilizando una brocha plana. Insiste en los huecos y recovecos de la madera.

- Después tapa el mueble con un plástico y deja reposar al menos 24 horas.

- Transcurrido este tiempo repite la operación, tapa de nuevo y espera otros tres o cuatro días.

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Libre de carcoma

Cuando hayas finalizado el tratamiento anterior, puedes considerar que tu mueble está a salvo de la carcoma, aunque no es mala idea seguir vigilando durante algún tiempo que las muestras de la presencia de los xilófagos ha desaparecido totalmente.

Es el momento de restaurar la pieza a tu gusto. Si prefieres que muestre un aspecto envejecido, puedes dejar los agujeros de la carcoma. O puedes taparlos con masilla para madera si te resultan antiestéticos.

Ahora barniza tu mueble, o píntalo, decóralo con papel pintado o con vinilos, etc. ¡La imaginación al poder!

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Remedios caseros que… ¿funcionan?

Al margen de los insecticidas comerciales, que son una opción práctica y totalmente efectiva para tratar la carcoma de los muebles, existen otros remedios caseros.

- Uno de ellos consiste en impregnar la madera con gasoil, insistiendo en las zonas dañadas y cubriendo la pieza con plásticos. Este procedimiento resulta efectivo a corto plazo, aunque es necesario repetirlo con cierta frecuencia para evitar que vuelva a aparecer. Como inconvenientes, además del fuerte y persistente olor a gasoil que impregnará el mueble, se trata de un producto inflamable por lo que hay que extremar las medidas de seguridad.

- Otro truco casero para tratar la carcoma consiste en mezclar aceite del árbol del te con aguarrás y inyectar el líquido resultante en los agujeros. Es conveniente repetir la operación a los siete u ocho días.

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Aprovecha las temperaturas extremas

A los insectos xilófagos no les gusta el calor intenso ni el frío extremo, por lo que nos servirán para acabar con la carcoma.

Puedes, por ejemplo, aplicar calor sobre los agujeros con un secador de pelo, lo que podría hacer que las larvas muriesen.

Y si vives en una zona en la que hace bastante frío en invierno, solo tendrás que dejar la pieza a la intemperie durante dos o tres noches. Bastará con el que esté expuesto a una temperatura de unos 5º durante 48 horas.

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